SANTIAGO.- Sophia, Ámbar y Almendra son los nombres de las tres niñas que fallecieron este año a manos de quien debía cuidarlas, y cuyos casos han reabierto el debate sobre el tipo de protección que tienen los menores de edad en Chile.
El primero de ellos ocurrió este verano en Puerto Montt, y se detuvo al padre de la bebé de un año y 11 meses como presunto autor de los hechos. Ya en abril, las circunstancias se repitieron en Los Ángeles, pero esta vez la fiscalía apuntó a la pareja de la tía de la menor. El último, ocurrió la semana pasada en La Florida y se arrestó a la pareja de la madre.
Según cifras entregadas a Emol por la Fiscalía Nacional a través de la Ley de Transparencia, 28.481 menores fueron víctima de algún delito entre enero y 5 de mayo del presente año , lo que se traduce en 226 registros al día.
En tanto, detallan las cifras, el promedio anual se ha mantenido en los últimos años, bordeando los 89 mil casos: 89.278 en 2015, 88.610 en 2016 y 89.064 en 2017.
Lesiones y delitos sexuales
Los peritajes tras las muertes de Ámbar, Sophia y Almendra lograron acreditar que hubo abuso sexual o violación, lo que grafica la realidad que arrojan las cifras.
Según la información enviada a este medio, los ilícitos que abarcan casi la mitad de los casos son los de lesiones y sexuales. Entre 2015 y mayo de este año, 67.747 fueron víctima del primero, mientras que 56.852 del segundo.
Ante esto, la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, señaló que las agresiones sexuales tienen mayor prevalencia de manera estable, debido a "la propia fenomenología de este delito, de suyo complejo, y por el accionar silencioso y abusivo del agresor que logra generar dinámicas de acción que favorecen su impunidad o la dificultad de detener las agresiones".
Y agregó: "Obviamente se debe profundizar el trabajo orientado a la prevención de las vulneraciones de derechos de los niños, niñas y adolescentes", fortaleciendo el conocimiento que estos tengan sobre sus derechos "y sobre qué acciones implican vulneración a los mismos, de manera que puedan visualizar las acciones de los adultos con claridad".
¿Quién falla?
Las circunstancias en las que fallecieron las tres menores no dejaron indiferentes a quienes las conocieron. Las formalizaciones de los casos de Puerto Montt y Los Ángeles estuvieron marcadas por los disturbios e intentos de agresiones hacia los detenidos, e incluso se reabrió el debate de la pena de muerte.
Para Muñoz, son múltiples los aspectos que no están funcionando de la manera adecuada.
"Lo que falla es la falta de comprensión del mundo adulto de que niños, niñas y adolescentes son sujetos de derechos, que merecen un trato conforme dicha calidad. Falla también la estructura sobre la que la sociedad ha construido los modelos de crianza, que muchas veces no solo propician entornos violentos, sino que, además, cuando observan acciones delictuales en su contra las ocultan o naturalizan".
En esa línea, apuntó también como un error "la liviandad con la que muchas veces se enfrenta esta temática comunicacionalmente, poniendo en tela de juicio a las víctimas", así también como "la integración y responsabilidad que deben asumir los hombres en este cambio cultural que debe considerarlos como ejes claves de la erradicación de la violencia sexual que, generalmente, los tiene como agresores y a las niñas, mayoritariamente, como víctimas".
Por último, la ex fiscal y gerente de la División de Atención a Víctimas y Testigos del Ministerio Público, concluyó: "Fallamos en no tener un Estado que sea capaz de prevenir efectivamente estos delitos y que, además, no tenga los énfasis suficientes para satisfacer las necesidades de estas víctimas en los procesos que deberán enfrentar si es que su caso es investigado, donde no existe cobertura suficiente para brindar atención psicológica oportuna y de calidad (...) Hay muchos espacios donde se puede mejorar para impactar favorablemente".