SANTIAGO.- En veinte días más, la ex Presidenta Michelle Bachelet asumirá un nuevo desafío en la Organización de Naciones Unidas (ONU). El 1 de septiembre asumirá como Alta Comisionada para los DD.HH., luego de que su nominación fuera aprobada por unanimidad por la Asamblea General del organismo.
Su llegada al cargo no fue casualidad, debido al amplio reconocimiento mundial con el que cuenta la ex Mandataria y su extensa labor en defensa de los DD.HH. Su propia experiencia como víctima de torturas durante la dictadura y su paso por ONU Mujeres, fueron solo algunos de los atributos que a juicio de distintas organizaciones pesaron para su elección.
Sin embargo, el camino de Bachelet hacia Ginebra, ciudad en la que se encuentra la sede de la entidad que liderará, se comenzó a pavimentar mucho antes. De hecho, el 29 de marzo de 2017, a meses de dejar La Moneda, la ex jefa de Estado visitó los cuarteles de la ONU en Suiza, ocasión en la que participó de una sesión especial del Consejo de DD.HH.
En dicha instancia, que se encarga de fortalecer la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo y trabaja mano a mano precisamente con la oficina del Alto Comisionado, la ex gobernante aprovechó de trazar sus prioridades en la materia, lineamientos que hoy cobran relevancia ad portas de que asuma sus nuevas labores.
Al iniciar su discurso, sostuvo que "ésta es una ocasión apropiada para examinar las transformaciones que afectan, y en ocasiones amenazan, a esos derechos que consideramos universales e inalienables. Debemos, también, promover nuevas respuestas a los desafíos que nos presenta la situación actual".
En esa línea, adelantó que "mis comentarios reflejan las experiencias de mi país, al resistir a la dictadura; reconstruir las instituciones de una sociedad fracturada; procurar una nación que da iguales oportunidades a todos; de acceso a la justicia para todos e institucionalizar la solidaridad para los que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad".
"Por cierto, nos queda un largo camino por recorrer, y enfrentamos los crecientes desafíos de los DD.HH. de segunda y tercera generación, pero a la hora del balance, nos hemos hecho cargo de la pesada herencia de brutales violaciones a los DD.HH., siempre con el apoyo y la guía de las instituciones multilaterales”, añadió.
Dicho eso, Bachelet destacó que "los DD.HH. constituyen el pilar que justifica la esencia de Naciones Unidas. La paz, la seguridad y el desarrollo sostenible de nuestras sociedades, deben poner a las personas, con su dignidad y sus derechos, en el centro de nuestras políticas y decisiones".
"Conocemos bien las dificultades que existen para afianzar estos compromisos universales, tan fundamentales para el proyecto colectivo de Naciones Unidas. Persisten las violaciones a los DD.HH. y al Derecho Humanitario Internacional en muchas regiones del mundo, e importantes retrocesos en áreas críticas de preocupación del Consejo”, dijo.
En ese punto, detalló las que discriminaciones por nacionalidad, religión, sexo, raza o etnia, las desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, el aumento de tortura, la igualdad de género y la protección de las mujeres, niñas y jóvenes contra la violencia machista y los efectos del cambio climático son los principales desafíos en materia de DD.HH.
Asimismo, advirtió que "se percibe un aumento de la incertidumbre frente a las reglas que la comunidad internacional ha venido construyendo desde 1945, así como una creciente y peligrosa crispación de la tensión mundial. Y a ello no podemos sino responder con un apoyo irrestricto al multilateralismo y al sistema internacional de protección de los DD.HH.".
Sus planteamientos sobre DD.HH.
La ex Presidenta recalcó en la ocasión que para enfrentar los desafíos en la materia "debemos adoptar un enfoque que nos permita dar cuenta de las causas de las amenazas que se ciernen sobre ellos. Debemos saber escuchar el malestar de nuestros ciudadanos. Esto no es expresión sino de una desilusión; de la promesa de desarrollo frustrado".
"Ellos nos están mostrando que, en sus vidas cotidianas siguen presentes los efectos negativos del desarrollo inequitativo (…) Si bien la apertura de los mercados ha producido un aumento de los ingresos, muchas personas no alcanzan a beneficiarse de ello. La percepción de que unos pocos se benefician y muchos sufren, se agudiza", añadió.
"Es indispensable que busquemos la manera de aumentar el 3% del presupuesto regular que la ONU destina a la agenda de DD.HH."
Michelle Bachelet, ex Presidenta
Según la ex Mandataria, esa desigualdad se traduce en una "creciente desconfianza en las instituciones multilaterales. Todos nuestros países tienen una responsabilidad común. Necesitamos reforzar nuestra capacidad de diálogo, en lo regional y en lo global, asumiendo compromisos realistas, consensuados, pero exigentes", en referencia a la Agenda 2030.
"Fuera de este Palacio de las Naciones, y en los más disímiles rincones del mundo, nuestros ciudadanos esperan por respuestas creativas y concretas a los problemas actuales. Y sus exigencias son cada vez más fuertes. Ya hemos advertido que el descrédito será creciente, si las respuestas que damos son únicamente discursivas. Es la hora de la acción", subrayó.
A su juicio, "este Consejo de DD.HH. tiene un imperativo moral, pero también un mandato para contribuir a la promoción de estos ideales. Dadas las actuales condiciones, debemos consagrar renovados esfuerzos a lograr el diálogo y el consenso en su trabajo. Se puede avanzar hacia el logro pleno de los derechos humanos".
"Los DD.HH. son universales, indivisibles e interdependientes. Pero sabemos que los recursos —en tiempo y en dinero— son limitados. ¿Cómo evitar la decepción que pueden provocar las enormes expectativas, en contraste con la situación real de los derechos humanos en nuestras sociedades?", se preguntó.
Ante ello, sostuvo que lo primero es establecer "el imperativo de no retroceder. El lenguaje de DD.HH. es el lenguaje de la política y del diálogo. Pero también, es el lenguaje de la voluntad y de la responsabilidad, y el de los ciudadanos más vulnerables. La Agenda 2030 nos brinda una valiosa oportunidad para renovar una mirada sobre el respeto a los DD.HH.".
"Este Consejo tiene la responsabilidad de pronunciarse cada vez que una situación de vulneración lo amerite, sin distinción de sexo, identidad o expresión de género, orientación sexual, origen étnico, cultura o religión; sin relación al régimen político de los países. Este Consejo tiene el mandato y las herramientas para orientar este trabajo”, enfatizó.
Asimismo, recordó que "las acciones preventivas son importantes herramientas a disposición de la diplomacia multilateral. Este Consejo debe profundizar en sus mecanismos de respuesta a las alertas tempranas de crisis del Estado de Derecho y de las instituciones. La justicia y rendición de cuentas son tan importantes como las acciones preventivas".
"Solos o aislados no podemos alcanzar los mismos resultados que cuando actuamos como comunidad. Para alcanzar resultados sostenibles se requiere el consenso y la cooperación internacional. Levanto mi voz a favor de la eficacia de la gestión de Naciones Unidas y de este Consejo de Derechos Humanos”, recalcó.
En ese punto, Bachelet propuso que "para conseguir los altos propósitos de que hemos hablado, es indispensable que busquemos, entre todos, la manera de aumentar el 3% del presupuesto regular que la Organización de Naciones Unidas destina en la actualidad a la agenda de derechos humanos".
"Necesitamos más multilateralismo, más cooperación, más diálogo, más consenso y más acción coordinada. Sobre todo, necesitamos que esa acción sea visible a los ojos de la gente. Me parece importante preservar la esencia de este Consejo e impedir que sea instrumentalizado para propósitos subalternos de algún Estado", concluyó.
