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Polémica intervención en el San Ignacio: El análisis a la "acción de arte" que puso fotos de ministros en urinarios

Desde el área educativa, señalan que estos fenómenos se generan por una carencia en la formación ciudadana, mientras que desde la vereda del arte valoran que se instale un debate sobre el "estado de descomposición de la política".

10 de Septiembre de 2018 | 14:59 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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La Segunda
SANTIAGO.- Cada año, los estudiantes de IV medio del Colegio San Ignacio El Bosque organizan y ejecutan una intervención de arte con el objetivo de "conocer el sentido social del arte contemporáneo". La tradición se repite desde hace una década, pero por primera vez el establecimiento tuvo que salir a ofrecer disculpas.

"Lamentamos profundamente lo ocurrido, asumiendo no haber sido más explícitos como formadores en los límites éticos de una acción de arte, especialmente en el contexto de un espacio educativo como el nuestro", aseguró el colegio a través de un comunicado.

Y es que la intervención, de forma inaudita, excedió las paredes del establecimiento: por algunas horas, los estudiantes instalaron fotografías de ministros como Isabel Plá, Felipe Larraín y Emilio Santelices en las paredes de los urinarios, junto al logo de cada cartera.

Encima de la intervención se leía la frase del filósofo Jacques Rancière: "La política comienza precisamente allí donde dejan de equilibrarse pérdidas y ganancias, donde la tarea consiste en repartir las partes de lo común".

"No avalamos conductas que dañen la dignidad y honra de las personas. Muy por el contrario, buscamos formar estudiantes conscientes de la realidad, pero capaces de discernir frente a ella el mejor bien, respetuosos de la dignidad de todos y todas", expresó el establecimiento.

En conversación con Emol, la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, una de las aludidas en la intervención, aseguró que "nunca la libertad de expresión puede ser un pretexto para agredir a las personas". "Nosotros tenemos una dignidad, no es lo mismo un árbol que una persona (...) Le dejo al colegio, a los profesores y también a las familias la responsabilidad de que evalúen de qué manera están formando ciudadanos respetuosos de la democracia y, sobre todo, de la dignidad de la persona".

A raíz de esto, dos expertos de las áreas de la educación y el arte desmenuzan para Emol esta nueva forma de expresarse de los alumnos.

Un déficit de formación ciudadana


"Estando a favor del derecho de todos los estudiantes y las personas a manifestarse, creo que ese derecho tiene que ejercerse en condiciones democráticas, con el acuerdo de la comunidad educativa y sin dañar la integridad de las personas".

Así comienza su análisis Nicole Cisternas, directora de Política Educativa de Educación 2020. Para ella, la razón detrás de estas instancias es una carencia de formación ciudadana en el sistema educativo chileno. "Es un nudo crítico del sistema y si bien se ha avanzado, porque se creó una asignatura, pensamos que la ciudadanía se vive, sobre todo, en la escuela. En los distintos espacios", asegura.

"De las manifestaciones también se pueden obtener cosas positivas, pero para eso tiene que haber un diálogo que se dé en confianza y autonomía. Eso es un proceso que no ocurre de un día para otro y requiere mucha voluntad"

Nicole Cisternas
Para eso habla de generar metodologías de enseñanza diferentes, de fomentar los espacios de representación de los propios alumnos y cuidar la manera en que dialogan los distintos estamentos en cada establecimiento.

"Si analizamos las clases: ¿En qué medida los estudiantes participan? ¿Cuánto se les pide su opinión? ¿O se les generan metodologías para que puedan participar?", se pregunta Cisternas. "En la mayoría de las clases las metodologías son frontales, con discusiones donde las respuestas suelen ser 'sí' o 'no', sin poder de explayarse".

"De las manifestaciones también se pueden obtener cosas positivas, pero para eso tiene que haber un diálogo que se dé en confianza y autonomía. Eso es un proceso que no ocurre de un día para otro y requiere mucha voluntad", concluye.

Un "síntoma" del diagnóstico político


"Esto quiere llamar la atención con respecto a algo, pero no simplemente llamar por llamar: hay un acto que es polémico y que quiere instalar un debate, y eso es muy propio del arte, desde las vanguardias históricas hasta el arte contemporáneo".

Se trata de la visión de Diego Parra, crítico de Arte y académico de la Universidad de Chile, quien defiende que lo ocurrido en los baños del colegio sí constituye una expresión artística.

"Para medirla no hay criterios objetivos y verificables, pero por el espacio en el cual se desarrolló podríamos decir que es una intervención artística, que no está hecha por artistas de formación ni por personas que se dediquen tradicionalmente al arte, pero sí cuenta con un profesor que quiso generar una experiencia de formación de pensamiento crítico a partir de una operación estética que tradicionalmente se ha llamado arte contemporáneo", agrega.

"Si los jóvenes deciden hacerlo es porque algo quieren decir, algo que puede no estar muy claro en el discurso, pero que quieren dejar marcado y que tiene que ver con el estado de descomposición de la política, con una crítica a los representantes, al sistema democrático en su conjunto o puntualmente a este Gobierno"

Diego Parra
"Si lo analizamos de esa manera, podríamos quitarle de encima la mochila de 'estos jóvenes son faltos de respeto' o de 'esto es un atropello a la dignidad de las personas'. Simplemente hay que analizar: ¿Qué está pasando?, ¿Qué síntoma es el que están demostrando?", afirma.

A su juicio, "si los jóvenes deciden hacerlo es porque algo quieren decir, algo que puede no estar muy claro en el discurso, pero que quieren dejar marcado y que tiene que ver con el estado de descomposición de la política, con una crítica a los representantes, al sistema democrático en su conjunto o puntualmente a este Gobierno".

La intervención, a Parra, le pareció "puntuda". "Quizás es demasiado polémica", opina. Sin embargo, asegura que medir a la obra "a través de la moral" es "contraproducente". "Cuando uno juzga a partir de la moral una cuestión como esta, lo que hace es anular la discusión a la que quiere llevar", señala.

"Yo entiendo por qué lo quieren hacer. Son jóvenes y adolescentes, están en ese momento. Por eso es importante que se les conduzca a través de ciertos procesos pedagógicos serios y que haya siempre un adulto responsable que esté mediando esa relación", sugiere.
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