El Presidente socialista Salvador Allende es informado en la madrugada que tropas militares se trasladan desde el norte a Santiago. Consultada la Comandancia General de la Guarnición del Ejército, se le explica que son refuerzos ante posibles disturbios por el desafuero de dos parlamentarios.
A oscuras, las fuerzas golpistas dan inicio a la "Operación Silencio" que acallaría a los medios afines al Gobierno en Valparaíso y con la cual prepararían su propia cadena de transmisión a través de radio Agricultura. Junto a ello se inutilizarían los teléfonos y autos del usurpado jefe de la Armada, el almirante Raúl Montero.
Comienza el "Plan A" en la Escuela Militar, estableciendo un estado de alerta ante posibles desórdenes. Treinta minutos más tarde, mientras en Concepción se terminaba de alistar una docena de aviones de combate, gran parte del Alto Mando comenzaría a instalarse en el Ministerio de Defensa.
Archivo El MercurioGracias al director de investigaciones Alfredo Joignant, Allende está al tanto del despliegue uniformado en Valparaíso. Orlando Letelier, quien sería depuesto de su cargo como ministro de Defensa, intenta comunicarse con los comandantes en jefe — Ricardo Montero, Augusto Pinochet y Gustavo Leigh — pero no lo logra, y decide partir hacia sus dependencias.
Biblioteca Congreso NacionalAcompañado de sus asesores y guardia personal, Salvador Allende se retira de su casa de Tomás Moro en Las Condes. Apenas 35 minutos después, el Mandatario se estaría dirigiendo a la nación desde La Moneda: "Tenemos que ver la respuesta, espero que sea positiva, de los soldados de la patria que han jurado defender el régimen establecido". En el intertanto, Orlando Letelier -su secretario de Defensa- se había convertido en el primer detenido entre los altos funcionarios del gobierno.
"Esto no es un golpe de Estado (...) sólo se persigue el restablecimiento de un Estado de derecho acorde con las aspiraciones de todos los chilenos", proclamaba el almirante José Toribio Merino, quien se había autodenominado comandante en jefe de la Armada menos de doce horas antes. Mientras tanto, el general César Benavides comunicaba a sus oficiales del Ejército que se harían cargo del país y que las sedes estatales estaban siendo tomadas. Sólo uno se retiró: el coronel José Domingo Ramos.
El teniente coronel Roberto Guillard proclama por primera vez el golpe, afirmando que por la "gravísima crisis social y moral por la que atraviesa el país" y la "incapacidad del gobierno para controlar el caos", las FF.AA. y el Cuerpo de Carabineros restaurarían el orden y la institucionalidad, llamando al Presidente de la República a entregar su cargo. Así también, amenazaron a los medios oficialistas y llamaron al "pueblo de Santiago" a permanecer en sus casas "a fin de evitar víctimas inocentes".
NYT"No lo haré", respondió tajante Allende a través de las radios Magallanes y Corporación, que lograban salir por frecuencia modulada (FM). Y agregó: "Hago presente mi decisión irrevocable de seguir defendiendo a Chile en su prestigio, en su tradición, en su norma jurídica, en su Constitución".
A 120 kilómetros de La Moneda, la ciudad de San Antonio es tomada por el Ejército. Se le ofrece al Mandatario huir del país en un avión con su familia, pero Allende lo rechaza: "¡El Presidente no se rinde!", exclamó. Entonces, comenzaría el ataque por tierra hacia el palacio presidencial.
Tras un ultimátum realizado por el cuerpo golpista, en el que sostuvieron que bombardearían La Moneda a las 11:00 si el gabinete no se rendía, el Jefe de Estado transmitió su último mensaje: "Mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡viva el pueblo!, ¡vivan los trabajadores!".
A instancias del Presidente, tras acordar una tregua de 10 minutos para desalojar La Moneda, familiares de Allende y algunos funcionarios de Gobierno abandonan el Palacio.
Las tropas militares abren un orificio en la pared de la casa de gobierno, producto de su ataque frontal.
APBombarderos de la FACh inician el ataque contra La Moneda, la cual comenzaría a incendiarse desde el ala norte. Junto con reforzar la ofensiva con ataques de bala y lacrimógenas durante 16 minutos, otros aviones se desplegarían hacia Tomás Moro para atacar la casa del Presidente. A su vez, enfrentamientos en la Universidad Técnica, industrias y poblaciones arrojarían decenas de muertos y cientos de detenidos.
"Con esta acción se persigue evitar el derramamiento de sangre", transmitía el teniente Guillard, poniendo al tanto a la ciudadanía del bombardeo y de la negativa de Salvador Allende para rendirse. La infantería ya atacaba el palacio presidencial con artillerías y armas pesadas.
La Moneda está en llamas y tres hombres cercanos a Allende, Osvaldo Puccio, Fernando Flores y Daniel Vergara, salen del palacio de gobierno rumbo al Ministerio de Defensa para conversar condiciones de rendición: que se acaben los bombardeos, que se forme un gobierno con civiles y se respeten las conquistas sociales. Sin embargo, los tres son apresados sin aceptar sus condiciones.
Tras el envío de tres de sus secretarios de Estado al Ministerio de Defensa, donde buscarían conversar algunas condiciones de sometimiento, el Presidente Salvador Allende acepta la rendición. Se despide uno a uno, dejando para el final a su secretaria privada, Miria Payita Contreras, a quien le entregaría el Acta de Independencia.
AP"¡Allende no se rinde, mierda!", exclamó el Presidente antes de dispararse con un fusil AK-47 en la barbilla, una metralleta que le había regalado Fidel Castro. Su cuerpo sería encontrado 20 minutos después por el general Javier Palacios, el cual había entrado con tropas de ocupación al Palacio.
Posterior a un nuevo mensaje, en el que informaban que las FF.AA. habían decidido asumir el poder, "apoyados en la evidencia del sentir de la gran mayoría nacional", se anuncia la primera nómina de personas conminadas a presentarse en el edificio de Defensa.
Cuerpo de Bomberos entra a La Moneda a apagar el fuego que la consumía, antes de que iniciara la evacuación de prisioneros. Entonces, dos buses de la Armada emprendieron rumbo hacia el Regimiento de Artillería n°1 "Tacna", ubicado a doce cuadras del palacio presidencial.
APUna vez que el cuerpo de Salvador Allende es retirado desde el Palacio de La Moneda y trasladado al Hospital Militar, para certificar la causa de su muerte, un grupo de dirigentes de la Democracia Cristiana se reúne y hace una declaración condenando el golpe de Estado, que no es difundida sino hasta dos días después. Otros militantes del mismo partido respaldarían el golpe.
Desde la Justicia, el presidente de la Corte Suprema, Enrique Urrutia Manzamo, apoya el golpe proclamando "su más íntima complacencia con los propósitos del nuevo gobierno". En 48 horas, todos los jueces ratificarían el Decreto Ley N°1 de la Junta Militar.
Archivo El MercurioLos jefes de la nueva Junta Militar —Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Carabineros— llevan a cabo su primera reunión, considerando que su misión suprema "es la de asegurar por sobre toda otra consideración, la supervivencia de dichas realidades y valores, que son los superiores y permanentes de la nacionalidad chilena".
Se establece a esta hora el informe de autopsia del ex Presidente Salvador Allende, el cual no sería liberado hasta 1990, y que anuncia que la causa de su muerte fue el disparo "de corta distancia" que pudo ser hecho por la propia persona.
Con un alto despliegue de tropas y bandos en la capital, se habilita el Estadio Chile y Estadio Nacional como campos de prisioneros. Ese mismo día se detienen a cerca de 5.600 personas, de los que más de 600 eran estudiantes.
Biblioteca Congreso NacionalHan pasado unas diez horas desde el bombardeo inicial a La Moneda y casi ocho de la muerte de Salvador Allende. La resistencia aún continúa en la Universidad Técnica del Estado, donde un grupo de estudiantes, profesores y empleados se mantienen rodeados de militares, sospechosos de resistirse al nuevo régimen. En ese contexto, Augusto Pinochet toma juramento como presidente de la Junta Militar frente a las cámaras de Canal 13, donde se da lectura al decreto que implanta el estado de sitio en el país.