SANTIAGO.- Los chilenos
Jorge Tovar y
Rosario Madueño intentaron todos los métodos de fertilización posibles para ser padres, pero ninguno funcionó. Su última alternativa era un vientre subrogado, que finalmente consiguieron en Perú, país donde permanecen desde fines de agosto
con firma mensual por el supuesto delito de trata de personas.
El matrimonio llegó a Lima el 29 de julio, 12 horas de después de que nacieran los mellizos Maximiliano y Rafaela. Quien los dio a luz fue una enfermera peruana, Isabel -quien no reveló su apellido-, que trabajó en la Clínica Concebir, lugar donde realizaron el tratamiento. Casi un mes después, el 25 de agosto, quisieron regresar a Chile, pero a un oficial de Migraciones del Aeropuerto Jorge Chávez le llamó la atención el hecho de que la pareja había ingresado a Perú sin hijos y abandonaba el país con dos recién nacidos.
"Un supervisor nos dijo que lo acompañáramos a su oficina. Me preguntó si tenía los controles prenatales. Le dije que sí. Me preguntó si tenía fotos donde se viera mi embarazo. Le dije que no. Después le preguntó lo mismo a Jorge, que tampoco tenía", detalló a revista
"El Sábado" Rosario Madueño, desde la casa donde se aloja en Lima.
"Yo le dije que Rosario no había estado embarazada. Que habíamos tenido a nuestros hijos a través de un tratamiento de reproducción asistida, con un vientre subrogado. Le explicamos el problema de las fechas, que el parto de la madre subrogada se adelantó y por eso no alcanzamos a llegar", agrega su marido.
Rosario y Jorge fueron retenidos y trasladados al cuartel policial del aeropuerto. Contactaron a un abogado para su defensa y pidieron que se realizara un test de ADN para demostrar que eran los padres de los menores. Sin embargo, en una audiencia realizada el 2 de septiembre y antes de tener los resultados de las pruebas, la jueza Elizabeth Castillo
decidió darles 12 meses de prisión preventiva. Él fue transferido a la cárcel del Callao y ella a Ancón 2.
Sus días en la cárcel
"Me esposaron de pies y manos y me subieron a un bus de Gendarmería, con un peto que decía 'Detenido'. Recuerdo que el bus iba recogiendo presos de distintas partes y distribuyéndolos a varios penales. Llegué a Callao en la noche y me mandaron a la enfermería", explicó Tovar.
Luego, le pidieron desnudarse y lo revisaron por tatuajes, marcas y cicatrices. Dice que uno de los médicos lo reconoció: el caso ya había llegado a la televisión, porque los doctores a cargo del procedimiento habían hablado en los medios contando la historia del matrimonio chileno. Por eso, aseguró Tovar, el médico de la enfermería se compadeció y le permitió dormir en una de las camillas.
"Inventó que tenía una infección urinaria. Dormí ahí tres noches. Me sirvió, porque yo ya venía resfriado y solo me daban un paracetamol diario. Había pasado mucho frío durmiendo en el piso los primeros días en la Dirección de Investigación Criminal", dijo.
A Rosario Madueño también la subieron a un bus, en el que -aseguró- solo había reos hombres. "Le dije al gendarme que no me iba a ir sola con los presos y dejaron que me fuera en la parte donde están los guardias. Cuando llegamos a Ancón fue lo mismo de los primeros días: sáquese la ropa, camine. Una enfermera había escuchado de mi caso y me ofreció una taza de té caliente. Era la primera cosa caliente que tomaba en días", recordó.
Madueño fue destinada a un ala de aislamiento porque, según le explicaron, era lo más seguro, ya que sería la única celda donde estaría sola. La mujer relató que se trataba de un espacio de 3x2, con un baño que era un hoyo, del que emanaba olor en las noches. La cama era un bloque de concreto adherido a la pared. Lo único que traía con ella era un cobertor viejo y sucio, que una interna le había dado en la celda de la Dirección de Investigación Criminal.
"Me senté en una celda sucia a esperar que se hiciera de día. No dormí nada la primera noche. Lloraba y lloraba, y sentía el olor tóxico que salía del hoyo que era el baño", detalló.
En total, el matrimonio pasó
cinco días y cuatro noches en la cárcel. Rosario y Jorge fueron liberados tras una audiencia realizada el sábado 8 de septiembre, después de que el examen de ADN arrojara que había un 99,9% de probabilidades de que él fuera el padre de los mellizos.
Los medios peruanos en la audiencia informaron entonces que la fiscal Rosario Elena Carpio expresó que
"no ha sido posible determinar hasta el momento que exista delito de trata de personas". Sin embargo, eso no anulaba la acusación y el matrimonio seguiría siendo investigado por el presunto delito de "filiación indebida, debido a que la esposa no es la que dio el óvulo, sino que una tercera persona que se desconoce", según señaló la fiscal.
Al día siguiente, el canciller chileno, Roberto Ampuero, confirmó que Rosario y Jorge se habían reunido con sus hijos. Según el abogado de la pareja, el impedimento práctico que se mantienen es que no pueden llevarse a los niños mientras no se defina su situación de filiación, lo que "podría durar años".