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Colegio municipal sugirió a mamá de niño con autismo no enviarlo a ceremonia de fin de año

El hecho ocurrió en el Colegio Antártica Chilena, de Vitacura, que cuenta con un programa de integración escolar. El mensaje fue enviado por correo electrónico a los padres de un alumno de kínder y desde la municipalidad reconocen que "no fue la mejor forma" de comunicarlo.

19 de Diciembre de 2018 | 08:06 | Por Natacha Ramírez, Emol
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El Colegio Antártica Chilena, de la Municipalidad de Vitacura, cuenta con un programa de inclusión.

El Mercurio
SANTIAGO.- A través de un correo electrónico, la profesora del Kínder B del Colegio Antártica Chilena, de la comuna de Vitacura, le sugirió a Karina Martini, mamá de un niño de 5 años, no enviar a su hijo a la ceremonia de fin de año en que debía recibir la insignia que simboliza ser promovido a primero básico.

La razón es que el menor padece un trastorno del espectro autista y el equipo consideró que el evento "podría provocar una desregulación en él".

Cuando leyó el correo, Karina sintió "una profunda decepción y tristeza", ya que su hijo "cerraba un ciclo muy importante y no podría compartirlo con sus compañeros, que siempre lo integraron y lo quisieron". Además los padres hubiesen esperado "buscar en conjunto una solución" para incorporar al niño a la ceremonia, "en la modalidad que ellos sugirieran". También les preocupaba que la explicación que el colegio diera a sus compañeros sobre la ausencia del niño "estaría muy alejada de los valores de una sociedad inclusiva".

El menor había ingresado hace dos años a ese colegio municipal de Vitacura, luego de que sus padres peregrinaran sin éxito en busca de un cupo en numerosos colegios particulares de Chicureo, donde residen. "Ninguno tenía programa de inclusión o recibían al hermano del niño que ya estaba, y optar a un cupo era casi imposible", cuenta Karina a Emol.

Por eso, dice que estaba "tan agradecida" del colegio Antártica Chilena, que pudo recibirlo ya que cuenta con un Programa de Integración Escolar (PIE) y en cada curso destina cupos para niños con necesidades educativas especiales, que conviven con niños que no tienen ese requerimiento.

Karina incluso contrató a una tutora para que lo acompañara en la sala y aceptó –por sugerencia del colegio– que él asistiera en un horario más corto que sus compañeros. "Yo trataba de molestar lo menos posible y a todo decía ok", comenta.

No obstante, cuenta que en el segundo año comenzaron los problemas. Dice que su hijo tiene dificultades de comunicación, pero no problemas cognitivos y su nivel de aprendizaje es muy bueno. Entonces, "como algunas cosas las aprendía más rápido, empezaba a deambular por la sala o quería salir, porque estaba aburrido, y no lo dejaban –y él tiene tutora, no iba a estar solo afuera–, entonces se frustraba" y hacía "pataletas". "Yo no las desconozco, eran comportamientos disruptivos en la sala de clases", reconoce la mamá.

Finalmente, a mediados de este año, y después de una de estas "pataletas", dice que le enviaron una carta informándole que le cancelaban la matrícula para 2019. Apeló a la decisión, ya que afirma que "nunca tuve una citación por conducta; al contrario, todos los informes que me entregaban decían que 'está súper bien, está súper adaptado'". La apelación no tuvo éxito y el colegio confirmó que el menor no seguirá el próximo año.

Karina piensa que "este colegio no entiende realmente lo que es tener autismo, teniendo un programa con todos los recursos del mundo, que se lo quisiera cualquier colegio particular (...) pero aunque (desde la municipalidad) estén poniendo todos los esfuerzos y los recursos, si no hay un cambio de mentalidad, de entender que todos los niños tienen el derecho de educarse en un ambiente diverso... (no se logra el objetivo)".

Igual fue a la ceremonia a despedirse de sus compañeros


Pese al golpe que significó para ellos, Karina afirma que decidieron "dar vuelta la página" y buscar otras opciones de colegio para su hijo. En eso estaban cuando recibieron el correo del colegio en que les sugerían no asistir a la ceremonia de término de ciclo.

El acto fue el jueves pasado. Karina y su marido igualmente decidieron asistir, con la intención de que el niño se pudiera despedir de sus compañeros. Pero al llegar al colegio vivieron otra decepción: "¿Tú crees que alguien se acercó a nosotros? Nadie... Lo que yo hubiera esperado es que se acercaran y nos dijeran 'veamos si funciona, si se adapta (a la ceremonia), si se pone nervioso lo sacamos para atrás, ustedes se quedan con él...' una actitud más empática con nosotros, con el niño y con sus compañeros, porque es su compañero de dos años, lo querían mucho. Pero nada, todo el mundo nos miraba...".

Dice que "ésa fue como la guinda, yo pensé 'no puede ser'". Cuenta que llevaron al niño a la sala, para que se despidiera de sus compañeros, y luego se fueron.

La madre reconoce que "él tiene un trastorno, pero el fondo de esto es que el colegio no tiene integrado el programa PIE a su proyecto educativo, ni tampoco la visión de lo que realmente es la integración en la educación. Yo entiendo que es un proceso, que de un día para otro un colegio no se transforma en inclusivo, pero tampoco veo como la actitud".

Municipalidad de Vitacura: Fue para "no exponerlo"


La directora de Educación de la Municipalidad de Vitacura, María José Domínguez, admite que "éste es un tema sensible y que, posiblemente, el correo no fue la mejor forma" de hacer la sugerencia a los padres. "Yo creo que debiéramos haber mejorado la forma y, quizás, haberse acercado personalmente a los papás". Afirma que, tras esto, tomarán los resguardos "respecto a los protocolos formales para hacer una comunicación como ésa".

De todas formas, destaca que el Colegio Antártica Chilena "es un referente en la comuna de lo que significa la integración" y asegura que el "tono" del correo que se envió a los padres del menor fue "súper sutil" y apuntando a "no exponerlo" a una situación que "podía ser perjudicial" para él.

"Estos niños en el colegio siempre están en ambientes súper protegidos (...) Pero en la ceremonia era súper difícil, iba a haber mucho ruido y los niños iban a estar mucho rato sentados. Y la sugerencia de la parvularia fue en esa línea, como diciéndole 'va a haber mucho ruido, él se puede descontrolar'"

María José Domínguez, directora de Educación de Vitacura
"Estos niños en el colegio siempre están en ambientes protegidos, porque tienen conductas que a veces escapan de los contextos más habituales. Pero en la ceremonia era difícil, iba a haber mucho ruido y los niños iban a estar mucho rato sentados. Y la sugerencia de la parvularia fue en esa línea, como diciéndole 'va a haber mucho ruido, él se puede descontrolar' y le hacían la sugerencia de no exponerlo", señala.

También asegura que la intención nunca fue "excluirlo". "El colegio y el ánimo del alcalde siempre ha sido integrarlos, pero hay contextos que son más favorables para la integración, y en la ceremonia, por la lógica que tiene, la probabilidad de que a él le pasara (que se desregulara), por su condición, era alta", señala. Afirma que eso ya le había ocurrido en los ensayos y que "el colegio lo que hizo fue pensar en él, en no someterlo a una presión que le va a generar un descontrol".

Incluso comenta que hace dos semanas el mismo colegio realizó la graduación de cuarto medio y participó un alumno con autismo, lo que, a su juicio, "demuestra que no es que el colegio no quiera integrar". "Él estuvo toda la ceremonia, le entregaron su diploma, y cuando la música estaba más fuerte él se tapaba los oídos y la compañera de al lado le tomaba la mano y se pudo controlar. Pero porque él tiene 18 años, pero eso no se lo puedes pedir a un niñito de 5 años", apunta.

Domínguez afirma que el día de la ceremonia de kínder "se hizo todo para que él se pudiera sentar con sus compañeros", pero no reaccionó bien. "Todos sus compañeros vieron que se puso a gritar, a manotear, y se lo tuvieron que llevar. ¿Había que someterlo a eso? Porque al final el que salió más afectado fue él. Y lo que la parvularia sabía que iba a pasar, pasó", asegura la funcionaria, quien no estuvo presente en el acto, pero dice que "a mí me contaron lo que pasó, y es triste".

La mamá de Gustavo niega ese episodio y afirma que su hijo "no hizo ninguna pataleta, no se puso a llorar" y que "a lo mejor estaba como nervioso porque es una situación diferente".

Al ser consultada por que se le haya cancelado la matrícula al menor, la encargada de Educación de Vitacura responde: "(En este caso) se han hecho esfuerzos gigantes, pero a veces son cosas que escapan del ámbito educacional y en el fondo los colegios también llegan a cierto límite en que no pueden seguir trabajando".

Agrega que "hemos tenido niños que, si no tienen bien sus terapias o no son acompañados por terapias externas, el colegio tampoco puede estar obligado a lo imposible. Porque el colegio tiene que velar por todos los niños, porque hay algunos que son integrados y otros que no".

Sin embargo, la mamá de Gustavo aclara que el menor se encuentra con tratamiento de fonoaudiología y terapia ocupacional –que inició antes de cumplir los dos años–, y que además es atendido por un equipo compuesto por un neurólogo y un psicólogo.
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