Juan Pablo Beca Infante (80), yerno del ex Presidente Eduardo Frei Montalva.
El Mercurio
SANTIAGO.- El 18 de diciembre declaró por primera vez en la investigación del presunto homicidio del ex Presidente Eduardo Frei Montalva uno de los testigos claves que estuvieron en las dos intervenciones médica que tuvo en 1982.
Según lo reportado por El Mercurio, esta indagatoria ocurre previamente a que se lleve a cabo la sentencia en el caso y se defina el futuro de los seis acusados por homicidio producto de la deficiente y "tardía atención médica en su reingreso a la Clínica Santa María" y por "la introducción paulatina de sustancias tóxicas no convencionales, por la aplicación de un producto farmacológico no autorizados" o "negligencias que paulatinamente deterioraron su sistema inmunológico".
Juan Pablo Beca Infante (80), no solo entró a la sala de operaciones como médico ya que estaba casado con Isabel Frei, hija del Mandatario.
Sobre la condición de salud de su suegro, Beca detalla que su muerte no fue premeditada y así se lo explicó a la familia, "me gustaría expresar mi extrañeza de que nunca me citaron antes, pero desde el momento en que se planteó la duda de muerte, y que fue alrededor del año 2000, yo le expresé a la hermana de mi señora que estaban equivocados, que no tenía ningún sentido y, a la pregunta que mi hicieron, señalé que no podía descartar nada y se produjo una diferencia. Luego, fui invitado a comer a casa de Carmen Frei, donde estaba el abogado Varela (Álvaro, que representó por muchos años a la familia), quien habló de antecedentes que estaban investigando en otras causas, pero me mantuve en el hecho de que pensaba que no lo habían matado".
Y agrega: "Yo no lo creo, mi señora y mis hijos tampoco lo creen y esto se lo puse por escrito a Eduardo Frei hijo en una carta, en que le expliqué lo que yo sabía, y que médicamente no tenía ninguna duda respecto del tema de la muerte de don Eduardo Frei, pues tengo la absoluta convicción de que su muerte se debió solo a una complicación médica".
Respecto a la segunda operación señala que "hubo por lo menos 24 horas de espera imperdonables; quiénes participaron de esa decisión, no lo sé. Sí sé que, reingresado a la Clínica Santa María, se tomó una radiografía y había una evidente perforación intestinal, y allí se llamó al doctor (Patricio) Silva, por su prestigio; estuve en esa cirugía y vi el intestino necrótico, y se hizo una resección de un trozo largo de intestino de alrededor de 80 centímetros. Me senté al lado de don Ramón Valdivieso (doctor), quien recuerdo me dijo: 'Se nos muere don Eduardo'".
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