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Concepción en la línea de fuego: La complicada situación de la capital del Biobío frente al riesgo de incendios forestales

La provincia encabeza el listado de zonas con mayor vulnerabilidad a las llamas de la Conaf y esta semana ya enfrentó cuatro incendios de manera simultánea.

18 de Febrero de 2019 | 08:25 | Por Consuelo Ferrer, Emol
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Aton
SANTIAGO.- Durante la mañana del martes pasado, un video de 34 segundos empezó a circular en redes sociales. En él se veía a un adolescente con una polera a rayas prendiendo fuego a unos pastizales y usando un desodorante en aerosol para acelerar su avance. El registro muestra al joven y a otros dos, además del que graba, escapando del lugar por las vías del tren en la comuna de Coronel.

El video causó indignación. Y es que desde la noche de ese lunes, cuatro incendios forestales que comenzaron simultáneamente cerca de las 10 de la noche en Penco, Coronel y San Pedro de la Paz afectaban al Gran Concepción. Las llamas provocaron que se declarara Alerta Amarilla en la provincia y terminaron afectando casi 100 hectáreas en total.

Más tarde, el Juzgado de Garantía de Coronel determinó que el adolescente, que fue detenido por la PDI, inició el fuego en un episodio anterior, ocurrido el 26 de enero pasado en el sector de El Pueblito. Todas las circunstancias alrededor del hecho aún se investigan, así como también se indaga la forma en que se inició el fuego la noche del lunes.

Fueron cuatro focos simultáneos —y, se presume, pudieron ser intencionales— que, aunque no terminaron con ninguna vida, causaron alarma en Concepción. El jueves, el tránsito en la Ruta del Itata, que une Concepción y Chillán, se debió suspender por otro siniestro. Las llamas han dejado al descubierto un alto nivel de riesgo ante emergencias de este tipo.

Se trata de una característica que ya había sido revelada por un informe de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) a fines de 2017, cuando fue situada en el primer lugar del mapa de riesgos de incendios forestales. Luego, en octubre de 2018, el Comité de Protección Civil y de Emergencias identificó 61 puntos de riesgo para la provincia, siendo 20 de ellos de primera prioridad.

"Concepción es una ciudad de mucho riesgo, que siempre se ha beneficiado de la lluvia y porque, en comparación a Valparaíso, tiene menos viento", dice a Emol el urbanista y director de Espacio Público, Iván Poduje. "Pero con menos lluvia y más viento, se puede transformar en un polvorín. Indudablemente hay que poner mucha más atención".

La vulnerabilidad de Concepción


El alto nivel de riesgo de la provincia a las emergencias incendiarias se funda en diferentes factores, según el análisis de Poduje. "El primero es la enorme presencia de bosques: plantaciones forestales de eucaliptus y pino, y bosques nativos. Y también el hecho de que algunas localidades han avanzado hacia allá. Además los caminos de conexión no son muchos, ni tampoco buenos. Cuesta poder llegar a esas zonas para apagar incendios", explica.

Pero los números del Gran Concepción —compuesto por diez comunas, entre ellas Lota, Chiguayante y Tomé— en materia de incendios son bastante menores a los que tiene Valparaíso. Según el informe de Conaf, en 2017 hubo 23 incendios forestales en Valparaíso y solamente cinco en el Gran Concepción, aunque todos afectaron un alto número de viviendas: 243 en el primer caso y 130 en el segundo.

"Sería ideal tener uno que conectara las rutas del Itata y Concepción-Cabrero, porque entre medio hay mucho bosque. Si llega a salirse de control un incendio puede entrar a la ciudad por ahí. Tienes que tener un camino que opere como La Pólvora en Valparaíso"

Iván Poduje
Las diferencias, para Poduje, son fundamentalmente tres: la cantidad de lluvia y viento, y el hecho de que en Concepción los campamentos, salvo excepciones, no se han instalado en los bosques. "Sin embargo en 2017 estuvieron muy cerca en hectáreas quemadas", comenta.

Pero para Claudio Arce, presidente del Colegio de Arquitectos en Concepción, el problema no es exclusivo ni de Concepción ni de Valparaíso, sino que se trata de un desafío que ni siquiera países con más recursos y mejor equipamiento, como Estados Unidos, han podido resolver.

Según su diagnóstico, el nivel de riesgo se ve alterado en parte por el cambio climático, que en la zona se ha ido traduciendo paulatinamente en una reducción en las lluvias y aumento de la temperatura. En cuanto a los vientos, Arce agrega un detalle de la zona.

"Los periodos de viento cálido provenientes del Este, conocido como 'puelche', hacen que Concepción sea susceptible a que, si se inicia un incendio en ese momento, sea mucho más destructivo y difícil de controlar". Quienes provocan incendios intencionalmente, asegura, lo tienen claro.

¿Cómo disminuir el riesgo?


Con respecto a los incendios que recién ocurrieron, Poduje aclara que pudieron haber tenido consecuencias mucho más trágicas. "Si el de Coronel se hubiera expandido hacia El Venado, que es el terreno forestal que está entre el mar y el río Biobío, hubiera sido muy peligroso. Ahí llega viento cruzado y si eso se quema puedes tener un incendio de características californianas: que avance fuerte sobre viviendas enclavadas ahí, que son de muy alta renta", señala.

Por eso defiende la idea de buscar la forma de abrir caminos. "Sería ideal tener uno que conectara las rutas del Itata y Concepción-Cabrero, que son los dos accesos que tiene la ciudad, porque entre medio hay mucho bosque. Si llega a salirse de control un incendio en Florida puede entrar a la ciudad por ahí. Tienes que tener un camino que opere como La Pólvora en Valparaíso: que genere cortafuegos y tenga llegada rápida", explica.

Hasta octubre del año pasado, en la provincia había 16 kilómetros de cortafuegos —con diagnóstico de requerir mantención— y había proyectados otros 14. Arce recalca la importancia de mantenerlos en buen estado, y suma la necesidad de limpiar las zonas de pastizales y eliminar los microbasurales en la ciudad.

Adicionalmente, Arce participó —junto al Nodo de Sustentabilidad de la U. del Bío-Bío y a expertos de Australia— en la creación de un manual de diseño arquitectónico para incendios forestales que proponía fijar la vista en detalles prácticos al momento de la construcción. Por ejemplo, estudios han comprobado que cuando una casa se quema en un incendio forestal se debe a que ingresan a ella partículas que vienen encendidas. El manual propone maneras de construir viviendas que las protejan de este riesgo.

"Pero si alguien incendia pastizales, por muy cortos que estén, el fuego se va a iniciar igual. Tenemos que trabajar en educación y en generar conciencia respecto al desafío y valor que tienen nuestros bosques, y nuestra flora y fauna", comenta.

"Si conseguimos que se ocupara el cinturón de seguridad, que disminuyera el tabaquismo y el consumo de grasas saturadas, ¿cómo no vamos a poder generar conciencia a nivel país con respecto al cuidado de los bosques y áreas verdes?", se pregunta.

La ciudad que queremos


Para resolver las falencias, Poduje señala que la responsabilidad recae a nivel regional y de gobierno central, porque se trata de áreas que abarcan más de una comuna. "La zona más peligrosa es común a Concepción, Florida, Penco y probablemente Hualqui. Es algo que se debe planificar a nivel regional y, por el costo y la magnitud de las obras, tiene que llegar a nivel central", afirma.

"Tampoco puedes empezar a hacer caminos únicamente para prevenir incendios, pero considerando que la conectividad no es óptima, puedes hacer ambas cosas: mejorar la conectividad y hacerlo hacia zonas que además tienen riesgos de incendio", añade.

"Si somos un país sin microbasurales, vamos a ser uno con menos carga combustible alrededor de los bosques, pero también uno con la tranquilidad de que existe valor en nuestro espacio natural y que lo estamos cuidando"

Claudio Arce
En eso concuerda Arce, quien asegura que en este debate reside también el ideal de ciudad que se quiere construir. "Es algo que ni siquiera tiene que ver únicamente con el riesgo de incendios forestales, sino con el país que queremos. Si somos un país sin microbasurales, vamos a ser uno con menos carga combustible alrededor de los bosques, pero también uno con la tranquilidad de que existe valor en nuestro espacio natural y que lo estamos cuidando", dice.

"Mi casa está rodeada de árboles y no querría cortarlos por temor a que se incendien. No podemos vivir en base al temor, o vamos a vivir todos con rejas, enjaulados, y eso es la no ciudad. La ciudad es aquella que te permite que ingrese la vegetación, los árboles, los bosques, la calidad de vida, el ruido de los pájaros", añade.

Por eso, además de abogar por que se enfrenten con herramientas prácticas las vulnerabilidades de la zona, vuelve a poner el acento en la educación. "Es más importante generar conciencia para prevenir, o vamos a terminar siendo una sociedad reactiva, de hormigón, encerrada y protegida. Eso no puede ser. Tenemos que aprender a convivir en paz con la naturaleza", concluye.
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