SANTIAGO.- "Daña la democracia". Ese fue el concepto que utilizó el diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, para respaldar su decisión de no participar en la recepción que La Moneda le dará al Presidente brasileño, Jair Bolsonaro, este sábado.
"La democracia es el gobierno de la mayoría, pero con respeto irrestricto a las minorías. Una democracia no puede pasar, por muy mayoritaria y electa que sea, por encima de los derechos fundamentales de ciertas minorías", argumentó después en Emol.
Como él, el presidente del Senado, Jaime Quintana (PPD), también anunció que se restará del evento. Aunque informó que estará fuera de Santiago ese día, aclaró que hay además "una decisión política".
A pesar de que en La Moneda señalaron que se trata de una postura "legítima", defendieron la invitación al Mandatario brasileño y negaron que el hecho afecte la democracia chilena, añadiendo además que con Bolsonaro "no compartían aproximaciones" en temas de "discriminación sexual y tratos en la mujer".
"Creemos que cuando un presidente es electo democráticamente por su pueblo, como es el caso de Brasil, ahí no puede haber un daño a la democracia. Fueron elecciones legítimas, democráticas y vinculantes, donde participó la ciudadanía", afirmó la vocera, ministra Cecilia Pérez.
A días de que Jair Bolsonaro aterrice en Santiago, el debate parece estar abierto: ¿Es correcto que autoridades como el presidente del Senado se resten de estas instancias oficiales? ¿Afecta la democracia la visita de un presidente elegido a través mayoría electoral en su país, pero cuyas posturas han sido calificadas como discriminadoras y sexistas?
¿Democracia es ganar una elección?
Lo primero para los analistas es definir lo que entendemos por democracia. Lo que plantea el doctor el Filosofía Política, Cristóbal Bellolio, es que se trata de un concepto en torno al que siempre habrá opiniones distintas.
"Es elástico y está en disputa, nadie puede decir 'esto es democracia y esto no'", señala, pero afirma que los politólogos han llegado a un consenso con respecto a cómo debería funcionar lo que se llama una "democracia liberal representativa".
"Si bien existen razones para que muchas personas tengan reticencia respecto de sus compromisos democráticos (...) el hecho es que, durante su gobierno y por lo menos hasta ahora, no ha habido ningún atropello a la democracia en Brasil"
Cristian Bofill
"Desde ese punto de vista, no basta solamente con ganar una elección. Los candidatos que propone el Partido Comunista en Cuba también ganan elecciones, a pesar de que no compiten contra nadie y que la oposición no puede hacer campaña. Entonces, ganar elecciones parece ser un requerimiento demasiado mínimo", explica.
Introduce un concepto de Robert Dahl: la poliaquía o el gobierno de muchos. "Incorpora una serie de requisitos donde figura ganar elecciones, pero también que la oposición pueda participar en igualdad de condiciones, que tenga derecho a promover sus ideas, que exista libertad de expresión, que los órganos del Estado no estén cooptados por los gobiernos de turno", comenta.
"Ganar elecciones es una condición básica y mínima, y me parece que no es correcto decir que solamente por hacerlo un gobierno es democrático, al menos si tenemos una visión de la democracia que exija más que la que exige el régimen cubano. Yo no creo que la vocera piense que en Cuba hay democracia", agrega.
¿Bolsonaro es un riesgo para la democracia brasileña?
"Mirosevic tiene derecho a no ir. Si bien existen razones para que muchas personas tengan reticencia respecto de sus compromisos democráticos, ya que es verdad que ha hecho declaraciones muy hostiles a minorías y valores democráticos, el hecho es que, durante su gobierno y por lo menos hasta ahora, no ha habido ningún atropello a la democracia en Brasil", afirma el periodista y analista político, Cristián Bofill.
"Bolsonaro puede gustar o no, pero es un presidente electo democráticamente", agrega, y en eso coincide Bellolio. "Bolsonaro acaba de ser elegido, por lo tanto no sabemos si va a ser o no un riesgo para la democracia de Brasil, pero el hecho de que haya sido electo legítimamente no garantiza que no lo vaya a ser", menciona.
"Puede transformarse perfectamente en un riesgo, como ocurrió con Chávez y Maduro en Venezuela, que ganaron elecciones pero una vez en el poder desvirtuaron la democracia. Lo mismo en Turquía, Hungría y Polonia", señala Bellolio.
Basado en sus declaraciones públicas, Bellolio se atreve a afirmar que "Bolsonaro tiene una cierta debilidad por el mundo militar y por el uso de la fuerza, una debilidad autoritaria".
"Yo creo que eso sí es un riesgo para la democracia. Él puede tener esa debilidad y nunca ponerla en práctica, pero hasta el momento lo que hemos visto es que los líderes con debilidades autoritarias sí las ponen en práctica", dice.
¿Y para la democracia chilena?
"Ahora, que chilenos se junten con él no necesariamente significa que se nos contagie a nosotros ese riesgo", plantea Bellolio. "Por lo menos en el papel, es válido que parlamentarios y políticos chilenos se reúnan con Bolsonaro, en tanto todavía es un presidente que mantiene un régimen democrático, que fue electo y que acaba de asumir. Si en tres años más se convierte en un Maduro, probablemente la discusión será distinta".
"En el sistema internacional tienes que juntarte también con aquellos con quienes no compartes signo ideológico. Lo hacemos con personas que tienen desvaríos de derecha y de izquierda. El caso de Maduro es distinto, porque no le reconocimos legitimidad en la última elección, pero en el caso de Brasil, nadie ha puesto en duda la legitimidad de Bolsonaro", dice.
"Bolsonaro acaba de ser elegido, por lo tanto no sabemos si va a ser o no un riesgo para la democracia de Brasil, pero el hecho de que haya sido electo legítimamente no garantiza que no lo vaya a ser. Puede transformarse perfectamente en uno"
Cristóbal Bellolio
Para Bofill, también existe la libertad de reunirse o no con el Mandatario. "Brasil es un país clave en la región y Chile necesita una buena relación con él, por tanto que el Presidente lo reciba, y lo reciba bien, es un deber de Estado de él", plantea.
"Y Mirosevic, como cualquier parlamentario, es libre de ir o no a un almuerzo con un presidente. No cuestiono su derecho de ir adonde quiera. Lo que echaría de menos sería que el análisis sobre el gobierno de Bolsonaro fuera un poco más allá de lo que todos sabemos y fuera más profundo", agrega.
Bellolio resume la discusión con dos preguntas: "¿Es el legítimo Presidente de Brasil? Sí ¿Nos gusta que sea él? A mucha gente no, pero lo es. Por lo tanto, el Gobierno está completamente legitimado para llevar estas actividades, y si alguien quiere restarse, está en su derecho también", concluye.