SANTIAGO.- Once miembros del Ejército en retiro fueron condenados por el ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos, Mario Carroza, a penas de entre tres y diez años de presidio por su participación en el llamado caso Quemados.
De esta forma, el magistrado estableció la responsabilidad de los ex uniformados en los delitos de homicidio calificado en grado de consumado y frustrado respecto de Rodrigo Rojas de Negri y Carmen Quintana Arancibia, respectivamente.
De acuerdo al fallo de 546 páginas, Julio Castañer González, Iván Figueroa Canobra y Nelson Medina Gálvez fueron sentenciados como autores de dichos ilícitos a la pena de 10 años y un día de presidio.
En tanto, los otros ocho indagados -Luis Zúñiga González, Jorge Astorga Espinoza, Francisco Vásquez Vergara, Leonardo Riquelme Alarcón, Walter Lara Gutiérrez, Juan González Carrasco, Pedro Franco Rivas y a Sergio Hernández Ávila-, condenados a 3 años y un día de presidio con el beneficio de la libertad vigilada por su participación como cómplices.
Así también, Carroza absolvió a René Muñoz Bruce "por falta de participación", y a Pedro Fernández Dittus "por aplicación de la excepción de la cosa juzgada"; es decir, que ya se había hecho un juicio sobre el mismo asunto.
En el aspecto civil, en tanto, se acogieron las demandas de indemnización de perjuicios, condenándose al Estado a pagar $450.000.000 a la víctima sobreviviente, Carmen Quintana, y familiares de ambas.
El caso
Los hechos remontan al 2 de julio de 1986, en la comuna de Estación Central, cuando, de acuerdo a lo establecido por el magistrado, ambas víctimas fueron aprehendidas tras ser sindicadas por los uniformados como "participes de disturbios y autores de barricadas instaladas en la vía pública".
"Para lograr su aprehensión fueron golpeados y amenazados con armas de fuego (…) y se colige sin duda alguna que las víctimas jamás representaron un peligro para sus aprehensores, tampoco hubo la menor posibilidad de que asumieran alguna reacción defensiva que implicara evadir su custodia", indicó Carroza.
Y agregó: "Pese a no existir la eventualidad de acciones de peligro de parte de los jóvenes como tampoco nada que justificase las acciones criminales que emprendieron, éstos agentes del Estado toman la decisión de rociar sus cuerpos y vestimentas con combustible y luego, mediante el empleo de un elemento adicional, en este caso una bomba molotov de contacto directo, provocaron un fuego que se irradia rápidamente hacia las víctimas".
Tras el ataque, ambos fueron abandonados en un sitio eriazo. Solo Quintana sobrevivió.