"Hoy día, al terminar mi servicio, con la conciencia muy tranquila y muy serena, les puedo decir que he sido fiel a esa promesa". Fueron las palabras que emitió este sábado el ahora obispo emérito Ricardo Ezzati, al comunicar que se sentía "agradecido" por la decisión del Papa Francisco de aceptar su renuncia, presentada junto a la de toda la Conferencia Episcopal hace ya diez meses.
Un día antes, la 8° Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago rechazó el cierre de una de las investigaciones por encubrimiento que lleva la justicia en contra del cardenal, confirmando la resolución dictada por el 13° Juzgado de Garantía a fines de enero.
La petición de su defensa buscaba alejarlo de la investigación que el Ministerio Público está haciendo al ex canciller de la arquidiócesis capitalina, Óscar Muñoz, formalizado por violación y abusos. La decisión del tribunal fue que la fiscalía tiene la facultad de indagar hechos que podrían ser constitutivos de delitos y que, en el fondo, todos los hechos que se investigan se deben considerar como un todo.
Pero además de la de Muñoz, el Ministerio Público indaga la participación de Ezzati en otras dos causas: las de los sacerdotes Jorge Laplagne y Tito Rivera.
Óscar Muñoz
"Después de un largo estudio de los antecedentes a los que tuvo acceso la defensa del cardenal Ezzati y confrontados con las normas penales que regulan el encubrimiento, se llegó al total y absoluto convencimiento de que en esta causa no concurre ninguno de los requisitos establecidos por la ley para que se dé por configurada esta forma de actuación punible".
Así fue como el abogado de Ezzati, Hugo Rivera, pidió en septiembre pasado que quien también se desempeñaba como Gran Canciller de la Universidad Católica fuera sobreseído de la causa contra el religioso Óscar Muñoz, en la cual el fiscal Emiliano Arias lo citó a declarar como imputado por posible encubrimiento, misma solicitud que fue denegada definitivamente este viernes.
El sacerdote y ex canciller del Arzobispado de Santiago se autodenunció por abuso sexual a un familiar suyo ante la Oficina Pastoral de Denuncias (Opade) del Arzobispado de Santiago en enero de 2018, después de hacerlo verbalmente ante Ezzati. Entonces fue relevado de sus cargos como canciller y párroco en Jesús de Nazareth, y se le prohibió el ejercicio del ministerio sacerdotal, pero los hechos no se denunciaron a la justicia penal.
Luego aparecieron más denuncias. Una de ellas, de un joven que hoy tiene 18 años, señaló que los abusos comenzaron cuando tenía 15 años. "Me dijo que me acostara y me comenzó a dar besos en la boca. Me preguntaba si yo estaba excitado, yo le decía que no", dijo a través de una querella presentada en el Juzgado de Garantía de Rancagua.
Jorge Laplagne
Estaba a cargo de las parroquias San Crescente de Providencia y Nuestra Señora de Luján de Ñuñoa, y además prestaba servicios en el Instituto Alonso de Ercilla, de los hermanos maristas. El sacerdote Jorge Laplagne fue denunciado a fines de junio del 2018 por una persona que declaró haber sido víctima de sus abusos hace 13 años, cuando era menor de edad.
Así lo informó el Arzobispado de Santiago en julio pasado, y también aseguró que en 2010 se abrió una investigación en su contra, cuando el entonces canciller Hans Kast recibió una denuncia. El proceso no pudo establecer la verosimilitud de los hechos.
En ese momento, el obispo auxiliar de Santiago, Cristián Roncagliolo, señaló que la Iglesia no estaba obligada a usar la justicia regular. Desde la fundación Voces Católicas, el abogado Alejandro Álvarez desmintió esa información a Cooperativa. "Sí tiene la obligación de ocupar todos los medios jurídicos que están a su alcance en la sociedad en la que está inserta para casos que afecten a niños", dijo.
El punto es que a través de la investigación en torno a Muñoz, el fiscal Arias logró acceder a una serie de documentos que muestran eventuales omisiones de Ezzati y de su antecesor en la arquidiócesis de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, en este caso.
La Tercera PM tuvo acceso a una serie de documentos de la Iglesia que revelaron que Kast realizó una serie de advertencias a sus superiores respecto de Laplagne, y que esas alertas fueron ignoradas, sugiriendo incluso adoptar medidas cautelares.
Tito Rivera
El caso más reciente fue quizás el que causó mayor revuelo mediático, debido a que su protagonista, el sacerdote Tito Rivera, ex rector de la iglesia Las Agustinas, dio una polémica entrevista al programa Mentiras Verdaderas de La Red.
En ella dijo que el sacerdocio "es como el matrimonio: uno promete y al andar, en el camino, cae" y admitió que ha tenido "algunas conductas homosexuales, sí, pero no me reconozco como homosexual", agregando también que dentro de la iglesia existe un "ambiente favorable" para este tipo de prácticas.
El sacerdote había sido condenado por la justicia canónica en 2018 por "delitos en contra del Sexto Mandamiento del Decálogo continuados en el tiempo con escándalo, con personas mayores de edad", según informó la propia Iglesia de Santiago. Entonces se suspendió su ministerio por diez años y se le prohibió reunirse y mantener contacto con jóvenes.
Pero la Iglesia admitió que la primera denuncia que recibieron contra el sacerdote fue en agosto de 2011 a través de su página web. "Consta en el expediente que, hechas las averiguaciones del caso, no fue posible contactar a la denunciante".
El religioso será formalizado en el 13° Juzgado de Garantía para la imputación de cargos el próximo 29 de marzo. La presunta víctima del caso se querelló contra Rivera el 9 de marzo, acusando como encubridor a Ezzati.