Todos los colegios deben contar con protocolos claros para actuar frente a este tipo de hechos.
El Mercurio
SANTIAGO.- Esta semana el Colegio San Ignacio de Alonso Ovalle, en la comuna de Santiago, fue remecido por una denuncia de abuso sexual cometida por un alumno hacia sus compañeras, al interior del recinto.
Según los antecedentes, se trata de un estudiante de un curso mayor quien habría "tocado las nalgas" a cuatro menores de 3° básico, en un pasillo durante un recreo. El hecho hoy está siendo investigado por la Fiscalía Metropolitana Centro Norte.
Pero ese caso está lejos de ser aislado. La Superintendencia de Educación ha recibido, sólo en lo que va de este año, 74 denuncias relacionadas con "comportamientos de connotación sexual" en establecimientos educacionales.
Según señaló la entidad a Emol, eso equivale a un aumento de un 64% más de las denuncias, en comparación con el primer trimestre de 2018.
Ante este panorama, en junio pasado, la Superintendencia lanzó una circular donde se establece, por primera vez de forma específica, la exigencia de contar con protocolos de actuación frente a esas situaciones, y activarlos en caso de denuncias o sospechas por parte de la comunidad educativa.
Dichos protocolos deben incluir, entre otras materias, cómo y cuándo presentar los casos ante la policía o el Ministerio Público.
En el caso del Colegio San Ignacio, las niñas afectadas avisaron del hecho a una profesora, y el mismo día el establecimiento notificó a los apoderados, quienes horas más tarde realizaron una denuncia en la Brigada de Delitos Sexuales y Menores de la PDI.
La Superintendencia de Educación hizo un llamado a todos los miembros de las comunidades educativas a que transmitan "la importancia del autocuidado, para poder velar, en conjunto, por el resguardo de la integridad física, psicológica y moral de los niños, niñas y jóvenes".