SANTIAGO.-
Prohibir que los alumnos de 8° básico a 4° medio del liceo Jorge Alessandri de Calama utilicen celulares -o aparatos de características similares- al interior del establecimiento. Ese fue el dictamen arrojado por el Tribunal de Familia local, el cual comenzará a regir a partir del próximo lunes y se extenderá durante todo el año.
La resolución se dio a conocer a raíz de un caso de ciberacoso registrado en el mes de abril, producto de un conflicto que mantenían dos alumnas en redes sociales donde fueron expuestas imágenes que, según el Poder Judicial, atentaban contra la dignidad de las jóvenes.
Lo anterior, gatilló en una fuerte riña entre las involucradas en el patio del recinto educacional, pelea que fue grabada y difundida por medio de los smarthphones de los propios estudiantes del liceo.
"Estamos teniendo muchos problemas a nivel escolar porque es un tipo de violencia muy cobarde y que persigue al alumno más allá del horario de clases. Es una acción que tenemos que combatir de manera muy decidida".
Marcela Cubillos
Sucesos que derivaron en la drástica medida, la cual establece que en caso de que los alumnos requieran por alguna razón hacer uso de alguno de estos dispositivos inteligentes, éstos deberán contar con previa autorización del cuerpo docente, y si es que alguno incumple la norma, el colegio deberá remitir los antecedentes al tribunal para adoptar las medidas correspondientes.
La ministra de Educación, Marcela Cubillos, se refirió al dictamen, y manifestó a Radio Futuro que "yo entiendo que acá hay una medida de protección y creo que lo primero tiene que ser la protección de los niños".
"Por lo tanto, si el tribunal estimó que una víctima de ciberacoso estaba en riesgo por la situación que estaba ocurriendo en el colegio, me parece que lo primero es la seguridad de ellos", agregó.
Además, recalcó, "nos tenemos que tomar muy en serio el tema en general del ciberacoso, más allá del uso de los celulares. Estamos teniendo muchos problemas a nivel escolar porque es un tipo de violencia muy cobarde y que persigue al alumno más allá del horario de clases. Es una acción que tenemos que combatir de manera muy decidida".
En esa línea, Cubillos aclaró que el Gobierno junto a "organizaciones dedicadas al tema del ciberacoso" y los diputados de la Comisión de Educación, están trabajando en un proyecto para combatir esta problemática en materia estudiantil, "mejorando los protocolos, aumentando las sanciones y viendo de qué manera se puede prevenir".
Visión de expertos
El director del curso de Gestión y Comunicación de Crisis en los Colegios de la U. de Los Andes, Ricardo Leiva, sostuvo a Emol que lo ideal es que sean "los propios papás y los colegios" los que se autorregulen en ese sentido. Pero expuso que si dichos actores no son capaces de aquello con prontitud "para sortear los múltiples problemas que están generando los celulares en las salas de clases y recreos, estarán cediendo sus espacios de autonomía, y veremos más ejemplos de decisiones impuestas desde el Estado, como ocurrió en este caso".
De todas formas, Leiva acotó que la prohibición judicial puede "resultar impracticable", ya que "en el corto plazo, el juez carece de atribuciones fiscalizadoras y de inspección", y en el largo plazo "los niños pueden sentirse tentados a violar la norma precisamente para demostrar rebeldía, en contraposición a un acuerdo emanado y respaldado por la propia comunidad educativa".
"Si los colegios no se autorregulan con prontitud para sortear los múltiples problemas que están generando los celulares en las salas de clase y durante los recreos, estarán cediendo sus espacios de autonomía, y veremos más ejemplos de decisiones impuestas desde el Estado, como ocurrió en este caso".
Ricardo Leiva
Por otro lado, el experto indicó que "las pantallas pueden tener un uso didáctico y positivo", siempre que la clase sea guiada por un profesor que sepa utilizar estas herramientas para "motivar a sus alumnos".
En tanto, el profesor de la facultad de Comunicaciones de la U. Católica Daniel Halpern, dijo a El Mercurio que "en el aula, si el uso de la tecnología no es medido y regulado, no tiene impacto ni registros positivos en el proceso de aprendizaje, sino todo lo contrario".
Y es que, según Halpern, el empleo de este recurso también impacta en los espacios de interacción social, como la impersonalidad que aportarían las redes "para molestarse o decirse cosas que no se dirían en el cara a cara".