SANTIAGO.- Hace pocas semanas, luego de un silencio bien resguardado, el Juzgado de Garantía de Rancagua anunciaba quién estaría a cargo de la audiencia de formalización contra el ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua, Emilio Elgueta: la jueza Paz Reyes Moreno, que había jurado en el tribunal el 1 de octubre de 2018.
A los pocos minutos, la defensa de Elgueta apeló la designación y solicitó un cambio, alegando una posible relación entre ambos que podría obstaculizar la objetividad. La razón: Elgueta había sido expulsado recientemente de la Gran Logia de Chile, la organización masónica más grande del país, y Reyes pertenecía a la Logia Masónica Femenina.
Tras 15 minutos de deliberación, la solicitud rechazada, debido a que la magistrada había planteado esa posibilidad semanas antes, sin recibir respuesta de ninguna de las partes. Aseguró, además, que el hecho de pertenecer a la masonería femenina no implicaba una afectación al indagado.
Había un motivo: las logias femenina y masculina no solo tienen historias y orígenes distintos, sino que además funcionan de manera independiente. La de hombres tiene, de hecho, 120 años más que la de mujeres, y el nacimiento de esta última tuvo lugar lejos del espacio de influencia que ha tenido históricamente la masonería masculina en Chile.
Ha sido una lógica que, aunque se mantiene, tiende a los espacios de convergencia. Así lo explica la gran maestra de la Logia Femenina, Carmen Mardones Hauser. "La masonería nació en el siglo XVIII y por ello originalmente pertenecían a ella solo varones", dice a Emol. "En la sociedad, a las mujeres nos ha costado avanzar para remontar la brecha, pero nos hemos ganado nuestro lugar igualitario y ello también ocurre dentro".
Primeros pasos "complejos"
En 1968, cuando el médico y político chileno Sótero del Río Gundián era gran maestro de la Gran Logia de Chile, estaba impulsando un plan para que las mujeres entraran en un espacio que hasta entonces estaba reservado exclusivamente para los hombres. Pero un año después, antes de que se pudiera concretar su objetivo, falleció, y con él se fueron también las intenciones de abrir la masonería al género femenino.
En la historia nacional, los masones han tenido desde el comienzo —incluso en la época de la independencia— un rol relevante, ayudando en la formación de instituciones como la Cruz Roja, el Cuerpo de Bomberos y la promulgación de leyes como la de cementerios laicos, libertad de culto y matrimonio civil. Los masones se han agrupado tradicionalmente en la Gran Logia, que fue fundada en 1862. Un siglo más tarde, en 1970 y sin el apoyo de la logia masculina, comenzó a conformarse la primera exclusivamente femenina.
"Somos alrededor de 1.500 masonas en todo el territorio nacional y, sin duda, el gran problema para nuestro crecimiento –porque son muchas más mujeres las que tocan nuestras puertas– está dado por la falta de lugares donde trabajar masónicamente"
Carmen Mardones
"Los primeros pasos fueron complejos, puesto que tanto el nacimiento como el desarrollo institucional han sido completamente autónomos", dice Mardones. "El trabajo iniciático, el desarrollo de una ritualística, la formación espiritual y moral, así como aspectos logísticos como la administración y contar con casas donde realizar el trabajo masónico los hemos asumido con nuestro solo esfuerzo".
En todo el territorio nacional existen cerca de 1.500 masonas, 43 talleres —diez en Santiago y los demás en casi todas las capitales regionales— y, a nivel latinoamericano, la orden chilena ha ayudado a formar las logias de mujeres en Bolivia, Argentina, Uruguay, Perú y Panamá.
Dentro de la organización hay un diagnóstico de género, que deriva de un proceso de conversatorios que se articularon en 2018 en todo el país. Allí resaltaron algunos temas: remontar la brecha salarial, el acceso a cargos de liderazgo, la importancia de erradicar la violencia de género y otras prácticas que "repercuten en el mantenimiento de las estructuras patriarcales". Este 8 de marzo, de hecho, la Gran Logia Femenina marchó por primera vez.
El pacto de paz
A pesar de sus diferencias, ambas logias tienen bastantes semejanzas. Las dos trabajan con lo que se conoce como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que supone "un camino similar" para los "estudios simbólicos". "También nos unen los mismos ideales y valores, representados principalmente en la libertad, la igualdad, la fraternidad la tolerancia y el respecto", explica Mardones.
Como instituciones autónomas, el año pasado firmaron un Pacto de Paz y Amistad, momento a partir del cual, explica la gran maestra, "sin duda los lazos se han estrechado". "Esto se traduce principalmente en defender y propiciar nuestro ideal humanista y laico y de educación para todos, que, pensamos, permite la posibilidad de libertad de conciencia de los seres humanos", dice.
"Voy a decir algo que siempre destaco, el feminismo en Chile parte con los masones. La primera institución que crea colegios para mujeres en los cerros de Valparaíso, en el siglo XIX, fueron los masones (...) el tema de la mujer siempre ha estado con nosotros muy presente"
Sebastián Jans
Pero aclara: "De ninguna manera esta nueva relación supone un trabajo masónico conjunto al interior de los templos y menos favores políticos ni amiguismos entre los miembros de ambas entidades". Hace referencia, entonces, al caso de los jueces. "Tal como lo ha hecho la masonería masculina, la femenina rechaza de plano el aprovechamiento para beneficio propio de las relaciones que puedan surgir al interior de nuestros templos", comenta.
Hace una semana, el gran maestro de la logia masculina, Sebastián Jans, habló del rol de la mujer dentro de la masonería. "Voy a decir algo que siempre destaco: el feminismo en Chile parte con los masones", dijo a El Mercurio de Calama. "La primera institución que crea colegios para mujeres en los cerros de Valparaíso, en el siglo XIX, fueron los masones (...) las personas que empezaron el movimiento feminista con mucha fuerza están relacionadas con los masones, por tanto, el tema de la mujer siempre ha estado con nosotros muy presente".
"Estamos por que la mujer tenga los mismos derechos, si no, no hay una igualdad real", añadió. Es un ideal que comparte su par en la logia femenina. "Estamos conscientes de las grandes brechas en materia de derechos ciudadanos, en materia laboral y salarial, en la violencia de género todavía tan presente entre nosotros. Sabemos que, por razones culturales, las mujeres todavía somos responsables en materia de cuidado de la familia y que eso pone trabas a nuestro desarrollo igualitario", explica.
"Que haya hombres y mujeres avanzando por el mismo camino, en la misma sintonía, sin duda dará más fuerza al ideal masónico", concluye Mardones.