SANTIAGO.- Este sábado, a partir de las 20:30 horas, el Presidente Sebastián Piñera dará a conocer una nueva Cuenta Pública de su gestión, la cual incluirá un balance sobre los primeros quince meses de su administración y una hoja de ruta sobre sus principales desafíos de cara a los próximos años.
A diferencia del primer mensaje que rindió el año pasado, en el cual esbozó las metas y planes de su segundo gobierno, esta vez el Mandatario tendrá que rendir cuentas y responder ante las expectativas que generó su regreso a La Moneda, el cual se ha desarrollado en medio de un difícil contexto político y económico.
Con las cifras de crecimiento a la baja y una minoría en el parlamento que no ha podido abordar mediante diálogo y acuerdos, como planteó cuando inició su periodo, Piñera llegará a Valparaíso
con la misión de revertir el pesimismo que se ha instalado en el oficialismo y dar luces de un reimpulso a su programa.
Sin embargo, su escenario no es distinto al que vivieron sus antecesores. La cercanía temporal entre la primera rendición de cuentas "real" y el recuerdo fresco de las promesas que realizaron para acceder al cargo, hace que tradicionalmente los Presidentes hayan enfrentado este discurso en medio de presiones y altas esperanzas.
Bachelet II: Con el Caso Caval empañando su primer año
La peor medición de sus dos pasos por La Moneda evidenciaba Bachelet en mayo de 2015: Según la encuesta CEP, su aprobación llegó a 29% y su rechazo se disparó a un 56%. Si bien hubo varios motivos,
el más decisivo fue los efectos del caso Caval, el cual echó por tierra el buen cierre legislativo que tuvo en enero de ese año.
De hecho, antes de que se diera a conocer el escándalo, Bachelet ya había aprobado la mayor parte de sus proyectos emblemáticos: La reforma tributaria, la reforma al sistema binominal y la mayoría de los proyectos de su reforma educacional, entre otros, la habían ayudado a subir su respaldo ciudadano, pero el avance quedó trunco.
En medio de ese contexto, y a 14 días de su Cuenta Pública, la Presidenta, en una inédita decisión, le pidió la renuncia a todo su gabinete. Finalmente, cambió a todo su equipo político, incluyendo a su ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, quien se retiró del Gobierno involucrado en los casos de financiamiento irregular de la política.
Piñera I: Con dificultades para capitalizar logros
Con un 41% de apoyo versus un 49% de desaprobación, según Adimark, llegó a la segunda Cuenta Pública de su primer mandato el Presidente Piñera. Luego de superar los primeros meses de mandato marcados por la
reconstrucción por el 27-F, el Gobierno se preparaba para desplegar su agenda en materia educacional y social.
Después de unos meses de confusión, debido al golpe de la derrota presidencial, la oposición se reorganizaba y evaluaba su rechazo a la serie de proyectos que pretendía impulsar el Ejecutivo. Al igual que hoy, Piñera acusaba "obstruccionismo" por parte de la Concertación, desde dónde cuestionaban la "nueva forma de gobernar".
Desde la Coalición por el Cambio, advertían sobre la dificultad para capitalizar el buen momento del Ejecutivo. Se contaba con un descenso en el índice de victimización y buenas cifras del Imacec, pero por otro lado estaban latentes las tensiones ciudadanas por Hidroaysén y el movimiento estudiantil, los cuales luego convocaron a masivas protestas ciudadanas que afectaron seriamente a La Moneda.
Bachelet I: Atrapada por el Transantiago
En una compleja situación llegó al 21 de mayo de 2007 la ex Presidenta Michelle Bachelet. En febrero,
su Gobierno decidió implementar el Transantiago, cuyos graves errores fueron castigados por la opinión pública. A inicios de ese mes, la encuesta Adimark evidenció que su aprobación cayó a su punto más bajo: 43,4%.
Hasta antes de la puesta en marcha del plan de transportes metropolitano, que a juicio de la ciudadanía era el principal problema de su Gobierno, la Mandataria había logrado revertir la desaprobación que obtuvo en los meses anteriores, influida por los efectos de la "revolución pingüina" y sus dificultades para controlar la agenda.
Otro aspecto que preocupaba al Gobierno era la aparición de un grupo transversal de parlamentarios de la Concertación que expresaba su rechazo hacia las políticas "neoliberales" de su ministro de Hacienda, Andrés Velasco. Era el momento más tenso entre flagelantes y autocomplacientes y la irrupción de los díscolos.
El diseño político de la Jefa de Estado, de prescindir de la influencia de los partidos, sumó a su administración en un temprano desgaste, el cual adelantó la carrera presidencial. Así, a semanas de su mensaje ante el Congreso Pleno, el presidenciable de RN, Sebastián Piñera, ya comenzaba a hacer campaña con las encuestas a su favor.
Lagos: Alta aprobación y alto desempleo
Con un 53% de aprobación enfrentó Ricardo Lagos su mensaje presidencial del 21 de mayo de 2001, una cifra que para los parámetros de hoy es alta, venía en sostenida baja. Asimismo, de acuerdo a la encuesta CERC, el
54% de los chilenos creía que el país estaba “estancado", versus un 23% que señalaba que estaba "progresando".
No obstante, un 57% de los encuestados opinó que los empresarios eran responsables en las dificultades económicas del país. Asimismo, el principal problema era el desempleo, por lo que las reformas laborales impulsadas por el Gobierno gozaban de popularidad: Un 74% aseguraba que eran necesarias.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas, el desempleo alcazaba el 8,8%, por lo que Lagos tuvo que enfrentar varias protestas ciudadanas. El pesimismo que envolvía al país desataba un fuerte remezón en la Concertación, que pidió al Mandatario intervenir, lo cual hizo con un Fondo de Contingencia que crearía 100 mil empleos.
Pese a ello, el jefe de Estado valoraba el informe de J.P. Morgan que ubicaba a Chile como la economía emergente con menor riesgo país. Con miras a la Cuenta, ya había sufrido varios golpes, como el escándalo de las indemnizaciones, paros estudiantiles y de camioneros, y las críticas a la reforma a la salud que detallaría en su discurso.
Frei: Entre la vía administrativa y presiones por auge económico
En mayo de 1995, el Presidente Eduardo Frei anunciaba su intención de impulsar una nueva estrategia para desentrampar los temas prioritarios de su gestión: Intensificar el uso de las facultades presidenciales para avanzar sin esperar los esquivos consensos políticos al interior de la Concertación.
Es decir, la vía administrativa.
"He decidido emplear toda la potencialidad jurídica, política y moral de mi cargo", anunció, en medio de las dificultades para encontrar acuerdos en su propia coalición, cuyos partidos estaban en un proceso de perfilamiento. A juicio de la oposición, La Moneda estaba en el "inmovilismo" y acusaba al oficialismo de "abandonar" a Frei.
Pese a ello, el país atravesaba un auspicioso momento económico, con buenos índices y una favorable percepción a nivel internacional. Ello impulsó a diversos gremios a salir a las calles para exigir mejoras: A semanas de su Cuenta Pública, el Ejecutivo enfrentó dos paros en Salud, en Transporte y por poco evitó uno de los profesores.
Otro tema que generó ruido en esos días fue la decisión del Ejecutivo de firmar el proyecto de ley para privatizar el 65% de las empresas sanitarias, el cual generó un nuevo quiebre con los partidos de Gobierno, los cuales a su vez acusaban el bloqueo de la centroderecha a las reformas laborales del Mandatario.
Aylwin: Reformas constitucionales y terrorismo
El periodo previo a su segundo mensaje presidencial fue especialmente difícil para Patricio Aylwin. El 1 de abril de 1991, militantes del FPMR
asesinaron al senador y fundador de la UDI, Jaime Guzmán, tensionando al máximo el periodo de transición. Y tres días después, el gobernante dio a conocer los detalles del
Informe Rettig.
Por ello, semanas antes de su discurso, el Presidente se enfocó en condenar el auge de los movimientos extremistas, tema que luego abordó ante el Congreso Pleno. En paralelo, la oposición criticaba la serie de indultos que estaba preparando y que beneficiarían a 23 presos políticos que formaban parte del PC y el MIR.
El entonces diputado UDI, Andrés Chadwick, calificaba de "incomprensible" la medida ante la "escalada terrorista" en el país, mientras en RN confiaban en el criterio del Presidente. La buena relación de ese partido con el Gobierno se evidenciaba también en las negociaciones que llevaban a cabo para realizar reformas a la Constitución.
De hecho, días antes del 21 de mayo, Aylwin se reunió dos veces con el líder de RN, Sergio Onofre Jarpa, mientras los senadores institucionales y la UDI se negaban a realizar cambios a la Carta Fundamental. Finalmente, un día antes de la Cuenta, el Gobierno anunció reformas al sistema municipal y de administración regional.
Otros hechos que crisparon las semanas previas fueron el viaje que realizó a Brasil y Portugal el Comandante en Jefe del Ejército, Augusto Pinochet, la presentación de una acusación constitucional en contra del ministro de Transportes, Germán Correa, y el debate sobre la gira internacional de 20 días que Aylwin realizó por Europa a inicios de mayo.