Faltaban pocos minutos para las seis de la tarde, porque Carolina Sanhueza se alistaba para ir buscar a su hija mayor al Colegio Alemán de Los Ángeles, donde terminaba un taller de arte. Antes de salir, decidió esperar cinco minutos, porque los alumnos solían demorarse al salir. "Y menos mal lo hice, porque sino el tornado me hubiera agarrado en el auto", cuenta a Emol un día después del fenómeno climático que azotó la ciudad y sorprendió a sus habitantes este jueves.
Dice que estaba lloviendo "a cántaros", y que de pronto empezaron a escucharse ruidos. "Yo pensé que se venía un temporal tremendo y en ese momento empezó a moverse todo. Me asomé al living y vi por la ventana que afuera volaba todo, era impresionante. Había un ruido tremendo y se movía toda la casa", agrega.
A su mente vino un recuerdo de hace más de nueve años: el terremoto de 2010, que vivió junto a su familia en Caleta Tumbes. "Pensé que era un terremoto porque la experiencia esa vez fue así de fuerte. Lo asimilé por ese ruido tremendo de viento y por la forma en que se movía la casa. Me dije: aquí nos vamos a morir todos", recuerda.
"Yo estaba atacada, gritaba, estaba angustiada. Lo único que pensaba era en mi hija, que estaba sola en el colegio", relata. Cuando miró por la ventana, vio dos cosas: la pandereta que separaba su casa de la de su vecino caer por completo al piso y una plancha de zinc en la mitad del patio volar en círculos.
Lo que no vio fue la forma cónica del tornado avanzar por su condominio, la que sí fue registrada en videos y fotografías de otras personas. "En el minuto no lo noté, pero después tú dices: esto debe haber sido un tornado, un remolino, algo así, porque fue algo tremendo que hizo que volara todo", asegura.
"Es como de película"
Según sus cálculos, fueron tres o cuatro minutos los que duró el fenómeno. Apenas se detuvo, Sanhueza se dirigió hasta su auto, que encontró con un espejo roto y una rueda pinchada. "Lo agarré como estaba y, como pude, empecé a salir del condominio. Cuando iba en el camino me di cuenta de que había escombros, ventanas tiradas en las plazas, había un camión dado vuelta, árboles quebrados", rememora.
Las calles estaban colapsadas y la entrada al colegio de su hija también. Estacionó en la mitad de la calzada y fue a buscarla. La niña estaba asustada, porque en el establecimiento se había cortado la luz y habían evacuado a los estudiantes. Al avanzar en el auto con las ventanas abiertas, empezó a escucharlo: "Fue un tornado".
"Pensé que era un terremoto porque la experiencia esa vez fue así de fuerte. Lo asimilé por ese ruido tremendo de viento y por la forma en que se movía la casa. Me dije que aquí nos vamos a morir todos"
Carolina Sanhueza
"Prendí la radio del auto y estaban todos hablando del tornado. En ese momento yo pensé que era algo comunal, que había afectado a toda la comuna de Los Ángeles, pero después al volver a mi casa, ver la magnitud del desastre y ver las noticias me di cuenta de que no, que solamente fue nuestro sector el más afectado", dice.
Sanhueza vive en el Condominio Santa Ana, cerca de la Avenida Las Industrias y Almirante Latorre. De haberse tratado efectivamente de un terremoto, su casa habría estado en la zona del epicentro. "Tú no piensas que estas cosas te van a suceder a ti, es algo como de película", comenta.
Además de la caída de la pandereta, el cielo de uno de los dormitorios en el segundo piso se voló y quedaron grietas en la parte exterior del techo. Se quebró un ventanal en su pieza y se salió la ventana del baño. De la parte de la cocina que estaban ampliando, quedaron solo las vigas.
"El 70% de las casas quedaron con daños considerables, pero si miras alrededor en los sectores aledaños hay casas que desaparecieron por completo. Es algo terrible, porque hay familias que quedaron sin nada, que lo perdieron todo", concluye.