SANTIAGO.- En 2002, cuando toda la población chilena se sometió a un censo, no estaba considerado dentro de las preguntas el dato de cuántos niños y niñas asistían a sala cuna. Quince años después, en 2017, la pregunta apareció, y la respuesta fue que un 20% de los menores de dos años entraban al sistema educacional en esa etapa.
En la comparación de ambos censos se evidenció también un aumento de lo que viene inmediatamente después: mientras en 2002 un 63% de los infantes obtenía educación parvularia, en 2017 la cifra subió a un 90%. Ambos indicadores están contenidos en el estudio "2002-2017: Datos de una transformación social", de Unholster, que busca retratar cómo ha cambiado el país en quince años.
"Lo que uno ve es que ha habido un aumento importante en el nivel educacional que han tenido los chilenos", explica a Emol el director de Data Science de la empresa, Cristóbal Huneeus. Y es que los datos muestran que tanto la educación inicial como la superior se han visto fortalecidas.
Ha crecido, por ejemplo, el número de chilenos que continúan estudiando después de salir de la educación media: el porcentaje de ciudadanos mayor de 17 años que cuentan con más de doce años de educación pasó de un 22% a un 33% en el periodo y en el área técnico-profesional, la cifra se triplicó, creciendo de un 3,2% a un 9%.
Lo que también muestra el estudio es una radiografía a los profesionales que cuentan con estudios de posgrado y residen en Chile. En el caso de los chilenos que cuentan con un magíster, alcanzan un 1,9%, mientras que aquellos que cuentan con doctorados representan un 0,3%, que se concentran mayormente en ciudades como Concepción y Valdivia.
Ciudadanía empoderada
Lo que significan estos datos, para Huneeus, es claro: "Una persona que ingresa a la educación desde sala cuna, cuando salga de la universidad habrá completado 22,5 años de educación", señala. "Un chileno que está mejor educado sabe más, por lo tanto está más empoderado y va a exigir más cosas", agrega.
Según su análisis, el mayor nivel educativo repercutirá en que la ciudadanía cuestione "su entorno, a sus amigos y familiares, a las empresas a las que les compra servicios, y al Estado". "Va a pedir que las pensiones sean mejores, que la educación de sus hijos mejore, y algo de eso lo hemos visto en los distintos movimientos sociales", dice Huneeus. Menciona como ejemplo el movimiento estudiantil y el feminista.
"Un chileno que está mejor educado sabe más, por lo tanto está más empoderado y va a exigir más cosas"
Cristóbal Huneeus
"Nosotros creemos que en el futuro sólo se va a ir acrecentando", advierte. La tendencia, asegura, es a que cada vez aumenten más los chilenos con educación superior, magíster y doctorado, lo que a su vez va a generar nuevas discusiones.
"El chileno más educado probablemente no se va a querer jubilar a los 65: va a querer seguir trabajando o hacer otro tipo de trabajos", añade el ingeniero.
Dice, también, que las expectativas sobre las pensiones van a cambiar en función de la visión que los profesionales van a tener de su propio valor. "Eso va a ser un desafío para las políticas públicas y para las empresas mismas: ¿cómo retener el capital humano hacia adelante?", concluye.