SANTIAGO.- Voluntarios y autorizados previamente por los padres. Esta es la fórmula que analiza el alcalde de Las Condes,
Joaquín Lavín, para concretar la iniciativa de crear una brigada encubierta de menores de edad para fiscalizar la venta de alcohol en la comuna a este grupo de la sociedad.
Tras anunciar su intención de crear este grupo de "clientes incógnitos" para descubrir "in fraganti" a botillerías infractoras de la ley que prohíbe el expendio este tipo de bebidas a menores de 18 años, el jefe comunal recibió una serie de cuestionamientos respecto a que con esto estaría transgrediendo normativas referentes al trabajo infantil.
Así, en entrevista con Canal 13, y tras haber sostenido ayer reuniones con la subsecretaria de la Niñez, Carol Bown, y el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, con miras afinar los detalles de su idea, Lavín sostuvo esta mañana que "efectivamente hay un tema con el trabajo infantil", lo que, recalcó, "se facilitaría y se evitaría si fuera voluntario".
Es decir, continuó, que la brigada la integren "jóvenes voluntarios, no contratados, y por supuesto que en acuerdo con la municipalidad y debidamente autorizados por los padres". Serían 15 personas.
"Un joven, supongamos de 17 años, con autorización de sus padres, y que lo haga porque él quiere jugársela para evitar que se venda alcohol a otros niños, a otros jóvenes, si él lo hace, no hay inconveniente", agregó.
Entonces, continuó, "probablemente nosotros vamos a ir por esa fórmula (...). Tiene que ser voluntario y autorizado notarialmente por los padres. Si eso ocurre, no hay problema".
"Jóvenes voluntarios, no contratados, y por supuesto que en acuerdo con la municipalidad y debidamente autorizados por los padres".
Joaquín Lavín
De todas formas, Lavín aseguró estar "abierto" a escuchar recomendaciones. "Si alguien encuentra fórmulas mejores, feliz. Lo que quiero es evitar que se le venda alcohol a menores, pero el tema de pillar in fraganti es la parte quizás más difícil de hacer".
Una posibilidad es que la brigada la conformen jóvenes de 18 años, pero el problema, concluyó el alcalde, es que "si va alguien de esa edad, pide alcohol y le venden, bueno, el botillero no está cometiendo un delito".
