SANTIAGO.- Este jueves, el Presidente Sebastián Piñera llevó a cabo el segundo cambio de gabinete de su presente gestión, el cual no implicó cambios en su comité político, pero sí en otras carteras sectoriales debido, entre otras razones, a la dificultad que ha tenido su administración para manejar la economía y aumentar su aprobación ciudadana.
El Mandatario resolvió pedir la salida a Roberto Ampuero (Cancillería), Emilio Santelices (Salud), José Ramón Valente (Economía) y Susana Jiménez (Energía); además del enroque en Desarrollo Social (Sebastián Sichel por Alfredo Moreno) y en el MOP (Alfredo Moreno por Juan Andrés Fontaine, quien asume en Economía).
Y al gabinete se suman el ex ministro de Justicia del primer Gobierno de Piñera, Teodoro Ribera, quien llega al Ministerio de Relaciones Exteriores; y Juan Carlos Jobet, ex subsecretario de Vivienda, quien comandará la cartera de Energía.
De este modo, no son pocos los que piensan que con ello se inició el segundo tiempo del Gobierno, el cual estará marcado por el éxito que logre tener el Mandatario en el manejo de las expectativas de crecimiento del país y su capacidad de lograr acuerdos que permitan destrabar su agenda legislativa en el Congreso.
En esa línea, este cambio recordó el que realizó el propio Piñera el
18 de julio de 2011 durante su primer paso por La Moneda, el cual implicó modificaciones en siete carteras. A diferencia de hoy, se trató del tercer ajuste ministerial (esta vez fue el segundo), y tardó dos meses más en hacerlo.
¿El contexto? Las masivas protestas estudiantiles de ese año, sumadas a las que se realizaron por el rechazo a Hidroaysén, hicieron tambalear al Ejecutivo. La aprobación ciudadana del jefe de Estado bajó a niveles históricos y los cuestionamientos se instalaron en el seno de la coalición gobernante.
Por ello, el gobernante decidió hacer cambios en su equipo político: Sacó a Ena Von Baer de la vocería e instaló a Andrés Chadwick. Asimismo, ubicó a Felipe Bulnes en Educación, removiendo a Joaquín Lavín, que a su vez llegó a Desarrollo Social para reemplazar a Felipe Kast. En tanto, en el cupo de Justicia que dejó Bulnes, nombró a Teodoro Ribera.
En Energía, decidió mover al bien evaluado Laurence Golborne a Obras Públicas, dividiendo al biminsterio de Energía y Minería. En el primero colocó a Rodrigo Álvarez, y en el segundo a Hernán de Solimnihac, quien dejó su puesto para quien fue uno de los protagonistas del rescate de los 33 mineros y que se perfilaba como presidenciable.
Otra jugada importante fue instalar al senador UDI, Pablo Longueira, quien hasta ese momento era crítico de la gestión de Piñera, en Economía por Juan Andrés Fontaine. Habían pasado 16 meses desde el inicio de su mandato, pero ya había hecho un cambio importante el 14 de enero de 2011, cuando modificó cuatro carteras.
El caso de Bachelet
El 11 de mayo de 2015, la ex Presidenta realizó uno de los cambios de gabinete más recordados de la historia reciente, luego de que en un hecho inédito decidiera anunciar en medio de un programa de televisión que pidió la renuncia a todo su equipo ministerial, dejando en duda por 72 horas el futuro de su administración.
Fue en el programa "¿Qué le pasa a Chile?" de Mario Kreutzberger en Canal 13, donde Bachelet reconoció los errores que había cometido durante su segundo mandato, el cual se encontraba inmerso en una profunda crisis por los efectos del caso Caval y la alta crispación política generada por la agenda de reformas que impulsaba en ese momento.
El hecho de dejar en suspenso a su gabinete tuvo efectos inesperados, como el hecho de dejar al ministro de RR.EE.,
Heraldo Muñoz, en suspenso en pleno desarrollo de los alegatos orales del juicio entre Chile y Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
A diferencia del primer gran cambio de Piñera en 2011, la ex jefa de Estado demoró 14 meses en hacer la modificación, la cual se mantuvo bajo estricto hermetismo hasta el momento mismo de la ceremonia. De hecho, hubo secretarios de Estado que se enteraron de su salida solo minutos antes de entrar al Salón Montt Varas del Palacio de La Moneda.
El cambio fue radical: Bachelet cambió a todo su equipo político. El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, cuestionado por el presunto financiamiento irregular de la campaña presidencial de la Mandataria, dejó su lugar al entonces ministro de Justicia, Jorge Burgos, lo cual fue visto como una señal de moderación política por parte del Ejecutivo.
Asimismo, por primera vez desde el retorno a la democracia, salió el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, quien fue reemplazado por Rodrigo Valdés. El vocero de Gobierno, Álvaro Elizalde, dejó su lugar al ex embajador de Chile en Argentina, Marcelo Díaz, y la ministra Secretaria General de la Presidencia, Ximena Rincón, fue cambiada por Jorge Insunza.
No obstante, Rincón no dejó el gabinete y se trasladó al Ministerio del Trabajo, donde reemplazó a Javiera Blanco, quien a su vez llegó a Justicia. El titular de esa cartera, José Antonio Gómez, se fue a Defensa, ocupando el lugar de Burgos.
En tanto, en Cultura, sacó a Claudia Barattini e instaló a Ernesto Ottone y en Desarrollo Social nominó al militante comunista Marcos Barraza, quien reemplazó a María Fernanda Villegas.