SANTIAGO.- Enterrados con cal, para evitar olores, bajo una profundidad de 70 centímetros, encima una losa de cemento y, sobre ello, cerca de dos metros de escombros. Así fueron encontrados al interior de una bodega en Conchalí los restos de Fernanda Maciel, la joven de 21 años y embarazada de siete meses que estaba desaparecida hace un año y cuatro meses.
Por ello fue detenido Felipe Rojas, ex cuidador del inmueble donde se halló a la joven, y quien era vecino y cercano a ella. Su audiencia de formalización se llevará a cabo el próximo jueves, mientras el Ministerio Público intenta establecer la causa de muerte de la víctima, además del móvil que habría tenido el presunto asesino.
El caso se ha desarrollado con amplia cobertura mediática desde que se le perdió el rastro a la mujer el 10 de febrero de 2018 y que, debido a ciertas circunstancias que se han anotado durante la investigación, han hecho recordar otro crimen que impactó el país hace algunos años: la muerte en 2010 de la contadora Viviana Haeger en Puerto Varas.
Guardando las diferencias, como la edad, la relación del sospechoso y el hecho que Fernanda estaba embarazada, hay características similares en las dos indagatorias, como el rastreo previo en el mismo lugar donde aparecieron los cuerpos, la posición en que fueron encontradas las víctimas y las diversas hipótesis que rodearon los casos.
Variadas teorías
El caso Haeger ya se encuentra cerrado, teniendo como condenado por el delito de robo con homicidio al carpintero José Pérez. El esposo de la víctima, Jaime Anguita, fue absuelto de los cargos tras posicionarse como el principal sospechoso de la fiscalía durante siete años.
Fue el 5 de julio del año 2010 cuando a Haeger, de 42 años, se le perdió el rastro. Tras ello, familiares y amigos, encabezados por Anguita desarrollaron campañas públicas tratando de recoger datos para dar con la mujer. Respecto a Maciel, cuando se reportó su desaparición, cercanos -incluyendo al aprehendido por su muerte- solicitaron ayuda a través de redes sociales para poder encontrarla.
En ambos casos, antes de dar con los cuerpos y establecer imputaciones, las policías y fiscalía concordaron una serie de hipótesis que terminaron, presuntamente, siendo erróneas.
La primera línea investigativa que se siguió tras el caso Haeger fue bajo la figura de secuestro. Y es que, según Anguita, antes de la desaparición, él había recibido un llamado advirtiéndole sobre el rapto de su esposa, lo que habría sido respaldado por algunos testigos. De ahí la fiscalía instruyó rastreos e intercepciones telefónicas con miras a obtener algún resultado, sin llegar a nada.
Tras encontrar a Haeger fallecida, las primeras diligencias apuntaron a que no habría habido intervención de terceros ni uso de armas en la muerte de la mujer. Por lo que se indicaba que se habría tratado de un suicidio, lo que posteriormente fue descartado.
En cuanto a Maciel, la principal línea investigativa tenía relación con Felipe Rojas y la bodega, ya que la última imagen que se tiene de la joven es la captada a través de una cámara, en donde se le ve cruzando la calle para, presuntamente, entrar a dicho recinto.
Pero las indagaciones también se centraron en otros sospechosos, como un taxista que había recogido y llevado a un hospital a la mujer en distintas oportunidades, o en su entonces pareja Luis Petersen, relación en la que familiares aseguraban que existían fuertes discusiones. Incluso se planteó la idea de que Maciel podía estar en Argentina.
Sitios ya revisados
Además de ello, una vez aparecidos los restos de ambas mujeres, otro aspecto reveló similitudes: las dos fueron halladas en lugares que ya habían sido indagados anteriormente por las policías.
Durante los 16 meses en que Maciel fue buscada, la bodega en la que finalmente fue encontrada, ubicada a solo pasos de su vivienda, ya había sido revisada en cinco oportunidades. Gracias a la declaración de un testigo, la morada fue verificada por sexta vez, permitiendo dar con el cuerpo que se encontraba en posición fetal.
Si bien la búsqueda de Haeger se extendió por menos tiempo -42 días-, siendo encontrada el 10 de agosto de 2010, el lugar del hallazgo también fue ampliamente revisado. Se trata del entretecho del segundo piso de su casa en Puerto Varas, en el sector del dormitorio matrimonial.
De hecho, fue Anguita quien a través de una llamada telefónica dio aviso de que encontró el cadáver luego de sentir un intenso olor en el lugar. El cuerpo estaba tendido en posición fetal, vestido y con una pequeña caja de valores cerca. Antes del hallazgo, detectives estuvieron instalados por cerca de tres semanas en la casa a la espera de alguna pista, por lo que las primeras diligencias apuntaron a determinar cómo los restos llegaron hasta ahí.
El aviso de Anguita a la policía se dio a días de que detectives ingresaran a la vivienda con perros para realizar un rastreo. Y en el caso de Maciel, hoy estaba contemplado que un perito contratado por la familia de la víctima y supuestamente equipado con maquinaria especial proveniente de Estados Unidos, realizara trabajos en el inmueble en el que el cuerpo de la joven fue hallado horas antes.