Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores, liderando la movilización en Plaza Ñuñoa.
Agencia Uno
Cacerolas, ollas, cucharas, botellas y palos. Todo servía para hacer ruido y formar parte de la movilización convocada para esta noche por el Colegio de Profesores, en el llamado "cacerolazo de los 'patipelados'".
Personas de distintas regiones reportaron en redes sociales su respaldo a la protesta, que agrupó a cientos de personas en diversas ciudades y centros neurálgicos del país. Vecinos de La Serena, Puerto Montt, Iquique, Rancagua, Valparaíso, Valdivia, Tocopilla o Santiago atendieron el llamado de los docentes.
La idea era generar bulla y así expresar el descontento del Magisterio con las propuestas del Gobierno, en el marco de la negociación colectiva entre ambas partes que ya va a completar su cuarta semana.
Uno de los puntos que más congregó manifestantes fue la Plaza Ñuñoa, en Santiago, donde unos 200 civiles y docentes protestaron con gritos y cánticos, acompañando a la directiva del Colegio de Profesores, presidida por Mario Aguilar.
"Los 'patipelados' nos hemos levantado y hoy hay una primera expresión de cómo los 'patipelados' si nos unimos somos una tremenda fuerza", dijo el líder del gremio en medio del cacerolazo.
Asimismo, Aguilar manifestó su agradecimiento para quienes apoyaron la movilización e hizo un nuevo llamado a La Moneda a atender sus demandas para destrabar lo antes posible el conflicto.
"Esperamos que el gobierno escuche que aquí hay un clamor. Esto se está haciendo en muchísimos lugares en todo el país y es una expresión de cómo el pueblo, la ciudadanía de Chile, está apoyando la lucha de los profesores y profesoras, y eso lo agradecemos de corazón", sostuvo.
La protesta ocurre sólo horas después de que el Magisterio se haya reunido por primera vez en lo que va de paro con la ministra de Educación, Marcela Cubillos, en una cita que se extendió por cuatro horas pero donde no se logró un acuerdo definitivo.
Los encuentros con la secretaria de Estado van a continuar mañana jueves, en la que asoma como una jornada que podría ser decisiva para definir el futuro de la movilización de los docentes.