"Las consecuencias pueden ser devastadoras". Así califica Matías Asun, director nacional de
Greenpeace en Chile, el derrame de 40 mil litros de petróleo en Isla Guarello, Puerto Natales.
Para la ONG,
"es una situación extremadamente grave pensando en lo prístinas de las aguas en que se ha producido esta emergencia medioambiental. Hay que pensar que la zona es en extremo de difícil acceso y que es un área de gran riqueza de mamíferos marinos, como ballenas y delfines, los que podrían verse seriamente afectados en su hábitat debido al desarrollo de actividades mineras en lugares extremadamente delicados en sus equilibrios ambientales".
Asun agregó que "lo que corresponde es que se movilicen de manera inmediata todos los medios necesarios con tal de evaluar la real magnitud de la emergencia y realizar las acciones necesarias con tal de contener al máximo las posibles afectaciones al medioambiente que este derrame puede llegar a tener".
Asimismo, apunta que "la capacidad de contener de manera rápida estos derrames es clave para intentar salvaguardar lo más que se pueda el hábitat afectado. El gobierno debe disponer todo la logística y capacidad humana necesaria para frenar esta emergencia. Por cierto, la empresa CAP también debe entregar el máximo de información posible y no esconder antecedentes, como lamentablemente suele suceder con los responsables en muchos de estos casos de derrames de combustibles".
Greenpeace aclaró que el primer impacto en un derrame de petróleo es que genera una película sobre el agua que impide la entrada de luz, lo que afecta de manera directa los ecosistemas marinos. También se produce una contaminación severa ya que los contaminantes del petróleo son altamente tóxicos. Y, a la largo plazo, daña el sistema reproductivo y de alimentación de especies y otros organismos marinos.