SANTIAGO.- "Lo hemos calificado como un error humano", fueron las palabras que emitió a Emol el gerente de operaciones de Essal, Andrés Duarte, días después del episodio que contaminó el agua potable con petróleo y provocó que toda la ciudad de Osorno se quedara sin suministro por diez días.
Una semana después, se conoció la declaración que el operario que detonó la crisis entregó a la PDI. El hombre acudió a las 23:10 horas a llenar el estanque del generador de electricidad con petróleo, debido a que "se había utilizado desde las 18:00 hasta las 23:00 horas, dado que esas son las horas de restricción eléctrica y, por ende, el valor de la electricidad es mayor", consigna El Mercurio.
Pero el trabajador olvidó cerrar las válvulas pasados los 40 minutos en los que el estanque se llena, y llegó al lugar 20 minutos más tarde. Como el lugar "no cuenta con iluminación", no observó contaminación con petróleo en el piso. También contó que el generador tiene un indicador de llenado cuya aguja presenta problemas y "hay que golpearlo con una piedra para que muestre el nivel real".
El resultado del accidente es conocido: a pesar de los plazos de reposición de suministro que entregó reiteradamente la empresa, finalmente Osorno estuvo sin agua potable por más de una semana, en una de las mayores crisis que ha debido enfrentar la ciudad en el último tiempo.
Este sábado, las alarmas volvieron a encenderse pero más al sur: en Isla Guarello, una localidad cercana a Puerto Natales donde funciona una terminal de la empresa CAP. Allí reportaron un derrame de 40 mil litros de diésel. Las consecuencias, dijo Greenpeace, pueden ser "devastadoras".
En ambos casos hay un punto en común, que fue expuesto por el intendente de la Región de Magallanes, José Fernández, este fin de semana. "(Se trató de) un error humano, igual como sucedió con la planta de agua en Osorno. Un funcionario dejó abierta una llave para llenar un estanque de petróleo y rebasó", dijo.
Detrás del "error"
"Si fuera así, yo creo que es una situación tremendamente lamentable", afirmó este lunes el superintendente (s) de Medio Ambiente, Rubén Verdugo, quien aclaró que dicha información fue proporcionada por la propia empresa y deberá ser comprobada en terreno por el equipo fiscalizador de la Superintendencia (SMA).
"Uno pudiese entender que estanques que están expuestos a situaciones ambientales y meteorológicas complejas pudiesen tener una fatiga de material y por lo tanto cierta fragilidad, pero que a una persona se le quede abierta una llave es una situación bien compleja, bien lamentable de tratar", añadió la autoridad.
"Hay un problema de regulación de riesgo, pero principalmente hay un problema en el tema de conciencia sobre el riesgo de las empresas que provocan estos daños (...) Hay obviamente una falta de diligencia al tratar estos riesgos"
Ezio Costa
De acuerdo a Verdugo, algo comenzó a ser evidente para la SMA luego de la crisis que se generó en Quintero el año pasado: "Desafortunadamente no todos los titulares (empresas) están actuando de la misma manera frente a contingencias que requieren una acción rápida, una comunicación veraz, oportuna, y una adecuada vinculación con el entorno", aseguró.
Para el académico de la U. de Chile y director ejecutivo de la ONG Fima, Ezio Costa, aunque el "error humano" es un fenómeno que puede producirse, "tiene que existir una serie de protocolos para que no se produzca y para que, si se produce, se contenga".
"Hay un problema de regulación de riesgo, pero principalmente hay un problema en el tema de conciencia sobre el riesgo de las empresas que provocan estos daños", explica a Emol. "Hay obviamente una falta de diligencia al tratar estos riesgos".
Más control y fiscalización
Para Costa, que se dedica a trabajar en la defensa legal de personas afectadas por empresas y proyectos con impacto ambiental, muchas empresas no están tratando "con la responsabilidad que se requiere" algunas maniobras que constituyen "trabajos relativamente cotidianos", respecto de los cuales "no está ni la preocupación ni la educación sobre los daños que estos errores producen", dice.
"En el caso de Osorno, lo que ha dicho el operario de Essal es terrible: no tenía las condiciones mínimas para llevar a cabo correctamente su trabajo, y si parte de su trabajo implicaba la seguridad hídrica de una ciudad completa, entonces no parece muy razonable que haya sucedido", explica.
40.000 litros de diésel fueron derramados en Isla Guarello
A su juicio, parte de la responsabilidad de que este sea hoy el escenario recae en la institucionalidad. "Quizás esa falta de diligencia también se da por una falta de fiscalización y de control de parte del Estado sobre ciertas operaciones y los riesgos que tienen", comenta.
Costa da un ejemplo que le toca ver a menudo: cuando se anuncian construcciones de puertos o terminales, las evaluaciones ambientales hablan de riesgos bajos de derrames de petróleo. "Dicen que hay un 5% de probabilidades de derrame, pero claro, es un 5% en cada una de las cargas, y ocurren cientos al año. Finalmente, siempre se termina produciendo el daño", dice. "Me parece a que veces la manera en que la administración del Estado lo ve y lo controla es muy relajada".
Critica, también, que el superintendente (s) se muestre comprensivo ante la posibilidad de que un accidente así sea causado por una fatiga de material. "Es todo lo contrario: si una empresa tiene instalaciones expuestas a ciertas condiciones climáticas, tiene que tener el material adecuado para que no se dañe o reemplazarlo cuando se daña", dice.
Protocolos y capacitación
Para la académica de la Facultad de Derecho de la U. Diego Portales, Judith Schönsteiner, la problemática se puede analizar desde lo establecido en los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, adoptados en 2011.
En él se establece que todas las empresas deben respetar los DD.HH. En este caso, se trata particularmente del derecho humano al agua potable y saneamiento, y a vivir en un medio ambiente sano.
"(La empresa) no podría excusarse simplemente con un error humano si no ha adoptado una política y tomado las medidas correspondientes para evitar o mitigar los impactos a los DD.HH"
Judith Schönsteiner
"Esto significa que deben adoptar una política de DD.HH., evaluar los riesgos e impactos de sus actividades para los DD.HH., actuar al respecto —por ejemplo, adoptando los protocolos correspondientes— y transparentar la evaluación, tal como las medidas que están tomando", explica a Emol.
"Esta 'debida diligencia' se debe comunicar a quienes trabajan en la empresa y hay que capacitarles al respecto. Aunque la empresa tenga la libertad de cómo implementar la debida diligencia, se considera que una de las herramientas necesarias es la adopción de protocolos para guiar a los y las trabajadores", añade.
En cuanto a la responsabilidad de cada empresa, señala que "no podría excusarse simplemente con un error humano si no ha adoptado una política y tomado las medidas correspondientes para evitar o mitigar los impactos a los DD.HH".