SANTIAGO.- A las 4:30 de la mañana, Mauricio Hernández Norambuena volvió a pisar, después de dos décadas, suelo chileno.
Lo hizo escoltado de seis policías de Interpol en un avión de la FACh. Tras la confirmación de su identidad, una cápsula de seguridad de la PDI lo esperaba para ser llevado directamente a la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), misma de la que se fugó en 1996 junto otros tres compañeros.
Gendarmería, por su parte, dispuso las más altas medidas de seguridad. Y es que el Comandante Ramiro fue trasladado a una subunidad especial: la de máxima seguridad. Allí, en un tercer piso, se encuentra aislado y ante la constante vigilancia
Fuentes de Emol explican que el espacio cuenta con estándares de seguridad internacional. Nadie, aseguran, ha huido de ahí. Hay varias cámaras y puertas magnéticas. La custodia de ex frentista es directa y contará con visitas dos veces por semana. Martes y jueves.
Las medidas, sin embargo, causaron alerta y reparos desde el resguardado condenado. En conversación con Emol, su abogado Alberto Espinoza, explica cómo vivió las primeras horas tras su regreso.
"No sé qué peligro puede revestir"
Poco después del mediodía, Espinoza dejó la CAS. Habló con Hernández, quien tuvo problemas para conciliar el sueño tras su ingreso.
"Está con sentimientos encontrados. Por un lado llega a su país, está más cerca de su familia; por otro sigue preso con incertidumbre, sin saber en qué condiciones va a cumplir", explica el litigante.
Dice que también lo tiene preocupado el escenario de máxima seguridad, con aislamiento y constante vigilancia.
"Creo que ese régimen no puede perdurar en el tiempo. Ya soportó por 17 años la cárcel extrema en Brasil, lo que nosotros calificamos como inhumano y degradante, y ahora pareciera enfrentar lo mismo y lo que nos parece un despropósito porque allá ha sufrido encarcelamiento en duras condiciones", acota.
Y añade: "No sé cuál serán las razones para que se adopte (aquello). Es una persona de ya 60 años, no sé qué peligro puede revestir".
La cantidad de años que el Comandante Ramiro deberá saldar ha sido objeto de especulación desde hace más de 24 horas. El hombre, de hoy 61 años, fue sentenciado a dos cadenas perpetuas y, tras su escape, fue condenado a 30 años en Brasil por secuestro.
Para pactar la extradición, explicó hoy el ministro de Justicia, Hernán Larraín, era necesario comprometerse a no aplicar una pena superior a la máxima que tiene el país requerido, es decir 30 años.
El secretario de Estado aseguró que aquel era el compromiso y que además se deberían rebajar los tres que Hernández alcanzó a saldar en Chile. En total, acotó, se debería asignar una pena de 27 años e ir en contra de ello afectaría el tratado bajo el que se zanjó la extradición.
"Está con sentimientos encontrados. Por un lado llega a su país, está más cerca de su familia; por otro sigue preso con incertidumbre, sin saber en qué condiciones va a cumplir".
Alberto Espinoza, abogado de Hernández
Espinoza, explica por su parte, que hasta el momento Hernández sigue con los dos presidios perpetuos y que esperan "que el Estado de Chile cumpla con los compromisos con Brasil".
"En ningún caso pongo en duda la buena fe del ministro Larraín. Le creo que el Estado chileno asumió un compromiso jurídicamente vinculante en el marco de una relación con otro Estado", precisa el abogado.
Ello, no sin antes precisar que no esperarán la formalización de la pena se extienda de manera indefinida, ya que sino deberían comenzar con la presentación de acciones judiciales.
Nueva diligencia
El ministro a cargo del caso Guzmán, Mario Carroza, informó durante la madrugada que este miércoles se reuniría con Hernández para abordar una situación pendiente: su fuga desde la cárcel.
Desde el Poder Judicial señalan a este medio que se trata de una declaración protocolar y que, en base a ella, se podría adoptar algunas decisiones. Espinoza, por su parte, advierte que el frentista no puede ser sometido a otro proceso.
"No sé cual será la motivación para interrogarlo respecto la fuga (...) porque no es un delito propiamente tal", sostiene.
Y concluye: "Además él fue extraditado para el cumplimiento de las condenas, nada más. No para juzgarlo, no para otro proceso (...) es un límite legal establecido en tratados".