SANTIAGO.- Tras dos años en el cargo, el ministro Iván Aróstica dejará mañana, minutos antes de las 09:00, la presidencia del Tribunal Constitucional (TC).
Lo hará tras el cumplimiento del periodo que le cae a la cabeza de la a veces llamada -y para molestia de alguno de sus integrantes- Tercera Cámara, dando paso al mandato de la abogada de la U. Católica y ex jefa de asesores del Presidente Sebastián Piñera, María Luisa Brahm.
La tarea que asumirá la ministra no será fácil. Y es que gran parte de la gestión de Aróstica estuvo marcada por cuestionamientos por conflictos con otros Poderes del Estado, al igual que una polarización dentro del mismo tribunal.
La situación, sumado a temas de salud, ha sido tal que el ministro incluso ha considerado una salida anticipada del TC, según él mismo dejó entrever hace unos días a El Mercurio.
En conversación con el mismo medio abordó su trabajo durante los dos últimos años. Dijo que ha "tenido que enfrentar desafíos importantes; por ejemplo, el masivo aumento de causas de inaplicabilidad en distintas materias: ley Emilia, ley de armas, funcionarios públicos y de isapres, lo que trajo una readecuación en el trabajo interno del tribunal".
También que en el último tiempo "hemos sido requeridos en cuestiones bastante complejas que dividen a la sociedad y que el Tribunal Constitucional no las debe eludir (...) hemos tenido que dar un veredicto ineludible en cosas que para muchos son opinables"; además de reconocer ser "muy fuerte de carácter" y que "si alguien se siente descalificado, menoscabado o atacado por eso, puede ser que el problema no sea mío".
Los dos últimos años
Demoras en la tramitación de causas, especialmente aquellas por violación a los DD.HH., una marcada visión conservadora y los roces con otros poderes del Estado son algunas de las manchas que se acusan en la gestión de Aróstica.
Entre estos últimos destaca aquel con el Judicial, principalmente la Corte Suprema. En marzo de este año y durante la inauguración del año judicial, el presidente del máximo tribunal, Haroldo Brito, mencionó en su discurso problemas de competencias con algunas instituciones, citando dos intervenciones del TC.
Los casos, aseguró Brito, "reflejan la existencia de áreas cuyos límites requieren análisis y observación crítica que conduzcan a superar un estado de tensión que, de ser exacerbado, puede afectar la estabilidad y seguridad jurídica", llamando así a "observar rigurosamente los límites insalvables de las distintas competencias".
En la cita estaba el Presidente Piñera, quien también reaccionó. Anunció que durante 2019 presentará al Congreso el proyecto de ley de modernización del Estado, el cual incluye al TC.
En el Congreso, en tanto, se generaron resquemores a raíz de la ley de aborto en tres causales, la reforma laboral y el proyecto que establece nuevas condiciones para otorgar libertades condicionales a condenados por delitos comunes y de lesa humanidad cometidos en dictadura.
"Este periodo del TC va a ser recordado como uno especialmente problemático"
Consitucionalista Fernando Atria.
Se suman también las alegaciones de un polarizado ambiente laboral al interior del TC –que el mismo Aróstica prefirió no confirmar en El Mercurio-, especialmente por el congelamiento de la causa contra el ex comandante en Jefe Humberto Oviedo.
Evaluación
Para el abogado constitucionalista, académico UDP y catedrático de la U. de Utrecht, Javier Couso, la evaluación de la gestión de Aróstica es negativa, principalmente por dos situaciones.
"Me parece que hubo un excesivo protagonismo mediático que no contribuyó al tribunal", explicó a Emol, y agregó: "también porque falló en dar un clima armónico dentro del tribunal y luego con la Corte Suprema, que es el gran interlocutor inevitable porque la inaplicabilidad tiene incidencia lo que el Poder Judicial tiene que abordar".
En esa línea, Couso planteó que la agresión que el presidente del TC sufrió a fines del año pasado tras la realización de una audiencia pudo influenciar en la exposición, pero que "en general los tribunales hablan por sus fallos. Rara vez se ven entrevistas de presidentes de cortes constitucionales en otros países".
"Su excesivo protagonismo mediático complicó su vocería en el exterior y el estilo aparentemente brusco generó muchas tensiones al interior de tribunal. Me queda claro que el tribunal, tras dos años, está más cuestionado y proyectando una imagen de mucho desorden interior y conflicto con el Ejecutivo y Judicial"
Consitucionalista Javier Couso
Y zanjó: "Creo que su excesivo protagonismo mediático complicó su vocería en el exterior y el estilo aparentemente brusco generó muchas tensiones al interior de tribunal. Me queda claro que el tribunal, tras dos años, está más cuestionado y proyectando una imagen de mucho desorden interior y conflicto con el Ejecutivo y Judicial".
Por su parte, el también constitucionalista Fernando Atria manifestó que, a su juicio, "este periodo del TC va a ser recordado como uno especialmente problemático".
"Fue un periodo en que el tribunal comenzó a reclamar para sí competencias que conforme a la legislación constitucional aplicable evidentemente no tiene. Se desarrollaron doctrinas interpretativas que le expanden notoriamente esas competencias mucho más allá de los límites que se había llevado antes", sostuvo en conversación con Emol.
Y en esa línea, ejemplificó con aquella para recalificar proyectos de ley orgánica constitucional o la manera en que se "inventó" una objeción de conciencia institucional en el caso de aborto en tres causales.
Ante ello, Atria precisó: "Son decisiones del tribunal, pero creo que la presidencia del ministro Aróstica fue la que contribuyó a esa actitud".
En tanto, 14 académicos enviaron durante el fin de semana una carta a El Mercurio, donde destacaron "los vínculos" que el TC ha desarrollado con la academia. Se mencionaron seminarios abiertos organizados con motivo de la visita de presidentes y ministros de tribunales constitucionales extranjeros, además de "innumerables visitas de académicos de prestigio internacional".
"Esperamos que el TC nunca pierda ese foco, que tanto enriquece la comprensión de la justicia constitucional en nuestro país, fortalece la educación jurídica de los estudiantes de Derecho y de cualquier interesado", señalaron.
En cuanto al escenario que tendrá que enfrentar su sucesora, María Luisa Brahm, Atria concluyó: "Se enfrenta al hecho que hubo oposición a su nombramiento, incluso desde la derecha, en atención a su vinculación con el gobierno de Piñera. Creo que eso la va a poner en una condición que tendrá un deber especial de demostrar independencia política y eso puede ser una manera de compensar el extremo contrario al cual el tribunal se movió en la época de Aróstica".