Entre 1984 y 1986 la empresa chilena Promel importó desde Suecia a la compañía Boliden alrededor de 20 mil toneladas de barros metálicos que contenían mercurio, arsénico y plomo con la finalidad de ser procesados.
Años más tarde la firma nacional se declaró en quiebra, sin haber tratado estos residuos. Los dejó a la intemperie cerca de las poblaciones Cerro Chuño y Los Industriales de Arica provocando intoxicación en sus habitantes y serios daños en la salud, especialmente en los más pequeños, como cáncer, tos crónica y dolores en articulaciones y huesos. Los habitantes del sector debieron ser reubicados.
A 35 años de esa compra, las consecuencias aún se perciben. Según información de El Mercurio, en el año 2000 a 1.800 niños se les hizo un análisis epidemiológico para saber el el nivel de plomo en la sangre. El 5% de ellos, es decir, entre 90 y 126 menores, arrojó por
sobre el máximo tolerable de 10 microgramos por decilitro establecido por la OMS.
A raíz de esto, la Corte Suprema chilena condenó en 2007 al Estado a pagar unos US$5,4 millones a los 356 habitantes de Cerro Chuño para reparar el daño provocado a su salud por la intoxicación.
El juicio
En septiembre de 2013, un grupo de abogados suecos, en colaboración con un bufete chileno y una organización medioambiental de EE.UU., presentó una demanda, en nombre de 707 personas afectadas, en contra de Boliden en una corte de Suecia por violar la legislación al no pedir a las autoridades suecas el permiso pertinente.
Fotografía de las casas que están abandonadas en Arica por la contaminación. Crédito: Embajada de Suecia en Chile
En ese momento la minera rechazó cualquier responsabilidad y culpó a Promell, a la que pagó en su momento para deshacerse de los desechos. Pero según los querellantes, la firma europea era consciente de que la chilena no tenía ni los medios ni las instalaciones adecuadas para tratar los residuos de una forma segura.
Cuatro años más tarde, en octubre de 2017, comenzó el juicio para apelar a una indemnización de 100 millones de coronas suecas (unos US$10 millones actuales). En marzo de 2018 el tribunal sueco absolvió a la empresa de pagar ese monto, aplicando la ley chilena, y consideró que si bien algunos de los habitantes del sector sufrieron daños por los elevados niveles de arsénico, Boliden "no había tenido oportunidad de prever esa consecuencia".
Finalmente, en marzo de este año el fallo fue confirmado por la Corte de Apelaciones que a diferencia de su antecesor decidió aplicar la ley sueca porque "el centro del curso de los eventos que incluye la supuesta negligencia se encuentra en Suecia".
Según la ley escandinava, una demanda prescribe después de 10 años de su creación. En el caso de las demandas por daños, el tiempo se cuenta desde el momento en que ocurrió el evento que. Así, la demanda de las víctimas llega de manera tardía, considerando que los hechos ocurrieron en la década del '80.
"La demanda de las víctimas de Arica es simplemente demasiado vieja", afirmó Erik Sundström, presidente de la Corte de Apelaciones.
Como parte perdedora, las víctimas de Arica tenían que pagar sus costos legales y los de Boliden, que ascienden aproximadamente a los 3,7 millones de coronas suecas (US$373 mil).
Tras la resolución, el vocero de los afectados, Rodrigo Pino, comentó a El Mercurio que "nos sorprendió el fallo, pero si es posible recurriremos ante la Corte Suprema de Suecia. Nosotros entregamos una carta en la Embajada de Suecia en Chile, firmada por 2.400 personas, en la que pedimos que un representante del gobierno sueco visite el sitio afectado y se encuentre con las víctimas. Que se implemente un plan de salud integral, y que las toneladas de material que ahora están en Quebrada Encantada desde 1998 (en la periferia de Arica) regresen a Suecia".
Reunión con el embajador
En septiembre pasado el embajador de Suecia en Chile, Oscar Stenström, se reunió con juntas vecinales de Arica. "Visitaron los sitios afectados, y conversaron sobre fortalecer el intercambio de conocimientos medioambientales", consignó la sede diplomática en Twitter.
"Si ella (Greta Thunberg) no puede venir, nosotros viajaremos donde esté en Chile para que nos conozca, que se informe sobre lo que ocurrió en Arica con metales pesados traídos desde Suecia".
Rodrigo Pino, dirigente de los afectados
En esa línea, Pino explicó que el encuentro se concretó mientras en forma paralela gestionaban la visita a Arica de la ambientalista sueca Greta Thunberg, quien ha confirmado su arribo a Chile en los primeros días de diciembre para participar de la COP25.
"Empezamos a trabajar en eso hace unos cuatro meses. Si ella no puede venir, nosotros viajaremos donde esté en Chile para que nos conozca, que se informe sobre lo que ocurrió en Arica con metales pesados traídos desde Suecia y que se pronuncie. Ella es sueca, es una persona muy escuchada, sobre todo por los jóvenes, y tiene un liderazgo en todo el mundo", dijo.
Pero este caso ocurrido en Arica no es el único que involucra a Boliden en materia de contaminación ambiental. En 1998 se rompió la balsa de residuos de la mina de cobre de Boliden en Aznalcóllar (Sevilla), virtiendo seis millones de metros cúbicos de lodos con metales pesados y aguas ácidas al río Guadiamar.