EMOLTV

Sergio Muñoz y Hernán Larraín, las dos caras de la polémica entre la Corte Suprema y el TC

Ambos ministros resumen, mejor que nadie, los dos frentes donde se desarrolla la silenciosa crisis que se instaló en el escenario judicial.

11 de Octubre de 2019 | 08:02 | Por Octavia Rivas, Emol
imagen
Emol
"La Corte Suprema se encuentra dividida en salas y cada una de ellas representa a toda la Corte". Estás dos líneas finales del comunicado emitido ayer por la Tercera Sala de la Corte Suprema bastaron para agregar un flanco más a la pugna desatada entre el Tribunal Constitucional (TC) y el máximo tribunal del país, más específicamente con una de sus salas, la Tercera.

Esto, luego de que el TC emitiera un comunicado señalando que "no procede recurso alguno en contra de las resoluciones emanadas del Tribunal Constitucional ", en respuesta al fallo de la Tercera Sala que estableció que las actuaciones de este tribunal no quedan al margen "de la revisión que pueda hacer la jurisdicción" apuntando a que la Corte sí tiene facultades para revisar las decisiones del TC a través de recursos de protección y que, en ese caso, este tribunal no sería de última instancia.

El episodio generó inquietud en esferas judiciales pero, ante todo, sorprendió a La Moneda que no esperaba este flanco en medio de la crisis del Ministerio Público por la investigación a Emiliano Arias y las críticas internas a la gestión de Jorge Abbott, y cuando la propia Corte comenzaba a dejar atrás el escándalo por el caso Rancagua.

En las últimas horas, la inquietud en Palacio escaló a tal nivel, que llevó al Presidente Sebastián Piñera a intervenir en medio de su viaje a Perú, señalando que "por supuesto que preocupa cuando hay dos interpretaciones que se contrastan (...) Una parte esencial de una democracia sólida y un Estado de Derecho Sólido, es que los poderes respeten la autonomía de los demás poderes del Estado y eso es lo que el Gobierno ha planteado".

"Cuando hay diferencias de opinión se pone en cuestión, se debilita el Estado de Derecho y hemos dicho que si fuera necesario vamos a recurrir a la capacidad de normar, a través de la ley, de reformas a la ley orgánica, o a través de reformar a la propia Constitución para que la institucionalidad en Chile sea clara, acordada y respetada por todos", fueron las palabras del Mandatario ayer en la tarde.

En la arena política y judicial, hay dos nombres que resumen claramente la situación que se vive en dos Palacios: el del Tribunales y el de La Moneda, tras el inicio de este sorpresivo conflicto. Ambos son ministros, ambos abogados, pero hasta ahí llegan las comparaciones pues Sergio Muñoz, el supremo que preside la sala que desató el caso, y Hernán Larraín, el titular de Justicia que no lo previó, se mueven en diferentes aguas.

¿Otra vez presidente?

El presidente de la Tercera Sala de la Suprema, el ministro Sergio Muñoz, presidió el Máximo Tribunal entre los años 2014 y 2016, siendo el presidente más joven que ha tenido la Corte. Tenía 56 años y ya se hablaba de su liderazgo. El 2005, con 48 años, había llegado a la Suprema también batiendo récord de juventud y haciendo prever que dejaría huella pues, de cumplir el periodo reglamentario hasta el 2032, estaría 27 años en el cargo. La próxima semana -18 de octubre- celebrará 14 años como supremo, la mitad de su periodo.

En esferas judiciales, no se discute ni su inteligencia ni el liderazgo sobre sus pares, el que se ha hecho patente en varias resoluciones donde logra el acuerdo de los otros integrantes de la sala judicial. Prueba de ello es la sorpresa que ha generado que la ministra Ángela Vivanco –nombrada el año pasado por La Moneda- suscribiera tanto la sentencia como la declaración de ayer.

Pero en Tribunales hay otro análisis que empieza a tomar fuerza. ¿Estará Sergio Muñoz tras un nuevo periodo a cargo de la Suprema? Otro hecho inédito en su carrera.

Su fama partió con las condenas del caso Tucapel, siguió con los eventos de Spiniak, del banco Riggs y -ya en la Suprema- los fallos a favor de los vecinos de Quintero (que acogió 10 recursos de protección) y de los enfermos con tratamientos millonarios (que estableció que el derecho a la vida está por sobre el interés presupuestario) han sido algunos de los hitos de la influyente sala que preside.

Hoy, esas sentencias se mezclan con lo que un ex ministro de Justicia califica ya como "un secreto a voces": el supuesto interés de Muñoz de instalarse otra vez a la cabeza de la Suprema algo que, según la misma fuente, varios jueces han comenzado a estudiar.

Por antigüedad, Guillermo Silva debiera ser electo para asumir el cargo en marzo 2020 en reemplazo de Haroldo Brito, lo que haría más complejo un nuevo periodo. "Pero correr el cerco es lo que caracteriza a Muñoz", sostiene un destacado abogado de la plaza.

En este escenario, la declaración de la Tercera Sala el día de ayer fue también una fuerte respuesta a Haroldo Brito que el día anterior había sido tibio al referirse al caso: "Es una causa más de tantas que recibe este tribunal", dijo el presidente de los supremos. La "sala Muñoz" le respondió: "Cada (sala) representa a la Corte".

Como sea, Muñoz está marcando un camino que será difícil deshacer. "Un balazo hacia adentro", "un recado a Brito", eran parte de los análisis que ayer se oían en el ambiente judicial tratando de entender la jugada del juez que cosechaba tanto aplausos como detractores. Los halagos apuntaban a su visión y defensa de la Suprema; las críticas, al "comunicado" que fue interpretado como un signo de debilidad pues un juez habla por sus resoluciones y no necesita explicarlas.

El herido inesperado

En el mundo político, las palabras del canciller Teodoro Ribera resumen mejor que nada el ambiente: la pugna "genera una situación nueva de gran incerteza jurídica". Por eso la clase política -desde el Presidente al Congreso- salieron a señalar la urgencia de legislar para resolver esta contienda de competencias que se instaló sobre quién tiene en Chile la última palabra en materias judiciales: el Tribunal Constitucional o la Corte Suprema.

Pero, ¿por qué habló el canciller de un tema que no es de su área? Y más aún: ¿por qué lo hizo a las pocas horas de que lo hubiese hecho el titular de Justicia? La clave está en la cercanía de Ribera con Piñera y en su amplio conocimiento del derecho constitucional, más su doble condición de ex ministro de Justicia y del TC.

Hernán Larraín había dicho el miércoles por la mañana que la tensión entre ambos tribunales es "extraordinariamente delicada y grave" y llamó a las partes a dirimir la contienda de competencias. Pero, ¿fue suficiente?

La decisión de que Ribera saliera a reforzar el mensaje puede ser un signo de que la intervención de Larraín no fue bien evaluada, lo que se suma a que no haya previsto que el caso estallaría y "se enterara por la prensa", como cuestionan algunos. Sabido es que adelantar escenarios es una de las mayores exigencias de La Moneda a sus ministros, algo que no pasó en la crisis de Rancagua y sus derivadas, donde hasta el ministro Andrés Chadwick debió dar explicaciones.

Otra señal de cuán relevante es el tema para La Moneda fue la intervención de Piñera desde Perú (viaje en el que andaba junto a Ribera). Para nadie es un secreto en el gobierno que el Presidente interviene cuando considera que los ministros no lo están haciendo bien.

¿Se enteró por la prensa el ministro?

Fuentes señalan que lo hizo igual que todos el pasado lunes, cuando el fallo se subió a la web del Poder Judicial, pues es materia de otro poder del Estado y no le corresponde inmiscuirse en dichas sentencias.

De cualquier modo, el caso está abierto y trasciende tribunales.


EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?