La estudiante ayer recurrió a la Superintendencia de Educación Superior para pedirle que interviniera.
El Mercurio
SANTIAGO.- Polette Vega, la alumna de Trabajo Social de la Universidad de Chile que fue agredida por sus compañeros en la sala de clases, en el campus Juan Gómez Millas, dijo que hasta el momento no ha recibido ningún llamado de parte del rector de esa institución, Ennio Vivaldi.
"Del rector no he recibido llamado hasta el momento", dijo la estudiante, en entrevista con radio Pauta. Afirmó que "ya pasamos el momento del repudio (a la agresión); ya es momento de anunciar una medida concreta".
Al respecto, indicó que cuando la agredieron se constituyó una comisión de seguridad en el campus, que "supuestamente tenía un enfoque comunitario para resolver el problema de la violencia, etc.", pero dijo que "yo no he sabido de ninguna medida concreta, no he sabido de ningún resultado de esa comisión, en qué están".
La estudiante ya había criticado el rol de la universidad luego del episodio, situación por lo que ayer ingresó un reclamo ante la Superintendencia de Educación Superior, a la que le pidió intervenir, argumentando que "con todo lo que ha pasado, no puedo confiar en que mi universidad vaya a darme garantías de poder volver alguna vez a clases en las condiciones que todo alumno puede hacerlo y respetando mis derechos".
"Poca empatía"
En el texto donde hace la solicitud asegura que "he recibido poca empatía por parte de sus autoridades (de la universidad), incluso algunas siendo mujeres, y lo que es más grave, con los agresores que permanecen yendo a clases sin ninguna sanción, conociéndose sus caras, con la impunidad y el riesgo que significa para cualquier otro estudiante de la universidad que piense como yo".
También relata que cuando sus compañeros intentaron que saliera de la clase y le lanzaron agua "nadie se acercó a apoyarme, hasta que apareció la jefa de carrera, quien intentó dialogar con mis compañeros, pero ante mi sorpresa, les dijo que si se sentían vulnerados por mi presencia en la sala, existían procedimientos para que hicieran valer su postura, no mostrando empatía alguna por la situación de abandono e indefensión en la que me encontraba". "Esto para mí fue el momento decisivo en que sentí que nadie iba a hacer algo por mí", afirma.
En tanto, desde la Universidad de Chile explicaron que, al día siguiente del hecho, se instruyó separar del aula de clases a la persona sindicada como agresora (quien le lanzó agua), como una medida cautelar con el fin de proteger a la víctima y garantizar que pueda asistir a clases. Además se inició un sumario para determinar las responsabilidades por lo ocurrido, el que podría establecer sanciones contra la agresora.
También indicaron que luego de la primera agresión que sufrió la alumna –en julio pasado– le ofrecieron la flexibilidad académica que necesitara; y además le entregaron un número telefónico para que llamara en caso de que se sintiera insegura o necesitara protección.