Captura de pantalla Canal 13
A seis meses de regresar a nuestro país, Felipe Osiadacz, uno de los dos chilenos que estuvieron presos en Malasia condenados por la muerte de una mujer trans, rompió el silencio y relató por primera vez lo que fue su experiencia en la cárcel del país asiático.
El joven pasó poco más de 480 días en el penal de Kuala Lumpur junto a Fernando Candia, luego de que ambos se vieran involucrados en el deceso Yusaini Bin Ishak, en medio de un confuso incidente ocurrido en el hotel Star Town.
Aquella madrugada del 4 de agosto del 2017, Bin Ishak los siguió hasta el hall del hotel para pedirles dinero, impidiendo que ingresaran a su habitación. Sin embargo, la situación fue escalando hasta que la mujer empezó a golpearlos. Para contener la situación, Osiadacz y Candia decidieron inmovilizarla y mantenerla presionada contra el piso hasta que llegara la policía. Pero en ese momento, Bin Ishak falleció, según consignaron los peritajes posteriores, por falta de oxígeno. Por el hecho, ambos fueron condenados a dos años de cárcel por el delito de "homicidio culposo".
"Nunca en mi vida, por ningún segundo, se me pasó por la mente que la persona que estaba en el suelo podía estar muerta. Nunca estuvo dentro mí. Nunca quisimos hacer nada malo para que alguien terminara muerto. Se terminó transformando en una verdadera pesadilla", comentó Osiadacz a Canal 13.
"Lo cambiaría todo. No sé si el actuar que tuve, porque nunca actué pensando mal, nunca pensé hacerle daño a alguien, pero al final una persona terminó muerta y eso no se va a cambiar nunca. Obviamente preferiría nunca haber vivido esa noche, pero ya pasó y voy a tener que vivir con eso. Lamentablemente", agregó.
Osiadacz relató que los primeros seis meses "fueron aterradores" para él y para Candia, y que las condiciones de la cárcel en que estaban eran mínimas. "Fue una experiencia que no se la doy pero absolutamente a nadie. Uno tenía que defecar en el piso en una esquina y después había que tirar agua para que se fuera del baño, y eso se hacía con agua sino quedaban las fecas ahí", contó.
Tras el término del juicio, los jóvenes chilenos fueron dejados en libertad en diciembre del año pasado, ya que ya habían cumplido la condena. Eso, hasta que la fiscalía apeló, por lo que ambos quedaron con libertad vigilada, a la espera de que concluyera el proceso en su contra.
"Ese fue el peor día de los que estuve preso, por lejos. Ahí ya se perdía cierta esperanza. Le rogaba al universo que por favor me llevara durante el sueño. Lo único que quería era dejar de vivir por ese sufrimiento que estaba viviendo tan intenso, tan fuerte, tan terrorífico, tan lamentable", manifestó.
Sin embargo, antes de ser requerido nuevamente por la justicia malaya, Osiadacz aterrizó sorpresivamente en nuestro país. Poco después Candia hizo lo mismo.
"No creo que sea correcto explicar el cómo salí, quizás en algún momento cuando se termine todo este proceso no voy a tener problemas en explicarlo (...) Si me fugué eso está claro. Yo no tenía en poder mi pasaporte. Creo que va por ahí la cosa", concluyó.