SANTIAGO.- Seleccionados por sus métodos innovadores de enseñanza y por la lucha constante que deben enfrentar contra las carencias de la educación pública, cinco docentes competirán por ser electo como el Mejor Profesor del Año de nuestro país.
Se trata del concurso Global Teacher Prize (GTP) que Elige Educar organiza por quinta vez consecutiva, y cuyo premio le permitirá al ganador representar a Chile en la edición mundial de la competencia, que se celebrará en Dubai.
Los electos ya superaron dos instancias de preselección y este martes se conocerá al flamante ganador, en una ceremonia que se realizará a las 11:30 en el Teatro Oriente. Quien se imponga podrá competir por un millón de dólares en el concurso global, considerado como "el nobel de los profesores", justo en un momento en que la educación de calidad se ha transformado en una de las principales consignas que se han tomado las calles en medio de la crisis social.
Tecnología para fomentar el inglés
Rossana Barría es profesora de inglés del Liceo 7 de Providencia desde hace más de una década. Este año fue nominada al Global Teacher tanto por alumnas como por apoderados, debido a la cercanía con la que trabaja en la sala de clases y por el uso de herramientas tecnológicas que ha explotado para fomentar la asignatura.
"Efectivamente el inglés hoy día más que un plus es una necesidad, por todo el tema de que estamos en una sociedad globalizada, con un mundo tecnológico. Y mi asignatura me permite llegar a mis estudiantes y motivarlas, no sólo enseñando contenido gramatical, sino a través de la música, de películas, de diversas temáticas de interés de las estudiantes", sostiene.
Sin embargo, el método que mayores resultados le ha brindado, y que le ha permitido a sus alumnos acercarse más al ramo, tiene que ver con las videoconferencias que organiza con hablantes nativos de inglés, quienes desde Estados Unidos le han prestado apoyo para impartir clases.
"Esta actividad partió hace muchos años tratando de ver dónde había impacto de trabajar en el aula con videoconferencias, con estudiantes americanos en Nueva York, lo que causó mucha motivación en las estudiantes. Abrirles el mundo a través del inglés por videoconferencias fue bastante impactante para ellas", agrega.
La idea, según explica, es plantearle un tema de conversación a las alumnas para que se concentren en ese foco a la hora de dialogar en vivo, a través de una pantalla. "Aposté porque las estudiantes pudieran practicar y pudieran motivarse más con la asignatura, y que fuera un aprendizaje más significativo, que tuviera sentido para ellas estudiar inglés", manifiesta.
Crema de caracol e integración
En San Javier, Región del Maule, la Escuela Especial Ema Sepúlveda de Lobos se ha ganado un espacio importante dentro de la comunidad, lo que ha sido impulsado principalmente por Exequiel Coñomán, profesor diferencial que vio en el emprendimiento una nueva oportunidad para que sus alumnos lograran integrarse a la sociedad.
El proyecto joya de su metodología nació con la elaboración y comercialización de crema de caracol, por lo que dispuso la creación de un criadero de estos moluscos en el establecimiento, una idea que le ha permitido trabajar y generar ganancias a estudiantes y apoderados.
"Quienes representamos un cambio en la profesión, una transformación, vemos una oportunidad gigantesca de dar a conocer qué es lo que pueden hacer las personas con discapacidad. En mi caso tengo una muy buena sensación sobre eso, porque las personas en general creen que las escuelas especiales no tienen educación de calidad, pero queremos demostrar que sí tenemos educación de calidad y que podemos organizar actividades innovadoras también", afirma.
Para dicha iniciativa ya cuentan con más de 4.000 caracoles, los que son criados y cuidados por los propios alumnos, en un proceso en el que también aprenden contabilidad, ciencias y lenguaje. "Tenemos una diversificación curricular, una amplitud de oportunidades para las personas con discapacidad. No estamos enfocados sólo en una alternativa, tenemos muchas alternativas para las personas con discapacidad. Entonces algunos de esos métodos tienen que ver con que hacemos un trabajo para la transición hacia la vida adulta", explica.
No obstante, ese no es el único proyecto que ha potenciado Coñomán. Además, la escuela cuenta con gallinas mapuche para vender sus huevos; un huerto escolar con diversas variedades de frutas y verduras; y una lombricompostera para aprovechar al máximo todos los desechos del colegio y así enseñar la economía circular a los alumnos. "Nuestra sala de clases es casi un laboratorio", sostiene.
La naturaleza como sala de clases
Para Gladys Pérez su máximo principio es que la educación no debe limitarse solamente al aula. Menos aún para los niños que atraviesan por sus primeras etapas de aprendizaje. Por eso, aprovecha cada vez que puede para sacarlos a recorrer los hermosos paisajes de Puerto Guadal, en la Región de Aysén, y a conocer la naturaleza que rodea al lago General Carrera.
La educadora de párvulos del jardín El Paraíso considera que encerrarse en la sala de clases no le permite a los niños desarrollar sus habilidades e interés, por lo que se esfuerza en salir a terreno al menos cuatro días a la semana "para explorar lo que nos rodea, todo lo concerniente a la naturaleza y lo que nos entrega, lo que hay en el contexto donde estoy inmersa".
"Somos una salita itinerante, como le digo yo. La mayoría de las experiencias pedagógicas son explorando el entorno y ahí vemos el tipo de actividad que realizamos", complementa.
A juicio de Pérez, dicha metodología es casi o tan importante como mantener contacto con la comunidad de Puerto Guadal, lo que le ha posibilitado obtener mayores conocimientos para realizar su trabajo pedagógico.
"Lamentablemente en nuestro país veo que de repente, y me incluyo, porque en algún momento trabajé así, los docentes nos encerramos en nosotros mismos, como que somos dioses, como si fuésemos dueños del conocimiento. Y resulta que me fui dando cuenta poco a poco que a veces las personas que nos rodean nos pueden enseñar también muchas cosas a nosotros y no dan ideas de cómo llevar a cabo experiencias diferentes. Creo que eso es clave para la educación en general", expresa.
Excelencia académica en el fin del mundo
Emplazado en el recóndito archipiélago de las Guaitecas, separado del continente por más de cuatro horas de navegación por mar, el profesor unidocente Paulino Valdés ha destacado por empujar a la escuela multigrado Repollal -con alumnos de distintas edades y niveles- hacia la excelencia académica, pese a todas las dificultades que ha debido enfrentar en un ambiente rural y de mucha vulnerabilidad.
"La metodología es simple. Nosotros lo que hacemos es segmentar el aula multigrado y tratar de dividirlos por niveles de aprendizaje o por niveles educativos, con harto trabajo colaborativo entre estudiantes. También promovemos la autonomía entre ellos, y trabajamos con las redes de apoyo que nos van a ayudar generalmente todas las semanas", detalla.
Según señala, la escuela -que cuenta con 20 alumnos- ha logrado su éxito gracias "al trabajo constante, la perseverancia y a mucho sacrificio, tomando las dificultades como algo favorable y asumiendo los problemas como una oportunidad".
"Hemos tenido generaciones de estudiantes maravillosos, al igual que apoderados que apoyan mucho a sus hijos. Entonces cuando se logra que los apoderados se involucren, cuando logras el apoyo de las instituciones públicas y privadas, cuando logras que las autoridades se comprometan con la educación, los resultados que se pueden lograr son la excelencia, independiente del sector donde esté la escuela", expresa.
Asimismo, Valdés asegura que, pese a ser un colegio inserto en un sector rural, no hay altos índices de inasistencia escolar y que, por el contrario, cada vez tienen más interesados en integrarse. "Cambiamos un poco ese paradigma de que la gente se va del sector rural al sector urbano. Acá pasa algo diferente; la gente va del sector urbano al sector rural y por eso la matrícula está completa en el colegio. Y son niños como en cualquier otra parate del país, inquietos, alegres, cariñosos, y sobre todo sin contaminación de ningún tipo. Son niños puros, con una dulzura increíble", asegura.
Semillas para plantar en el espacio
En la escuela Lucila Godoy Alcayaga de Angol, en la región de La Araucanía, los estudiantes aprenden y potencian su interés por las ciencias mirando hacia el cielo. ¿La razón? El proyecto para crear "semillas espaciales" impulsado por la profesora Nadia Fuentes.
La docente de Ciencias Naturales comenzó con esta iniciativa luego de adjudicarse desde las Naciones Unidas un instrumento de un sólo eje que le permite a sus alumnos diferenciar las semillas que eventualmente podrían germinarse y crecer con alteración de gravedad, haciéndolas girar a 90 revoluciones por minuto, mareándolas y alterando su eje gravitatorio
"Así hacemos germinar las semillas con un movimiento constante. La idea es aturdirlas e ir observando qué va ocurriendo con la raíz y con el tallo, y vamos descartando las semillas que no se adaptan cuando se les altera el eje gravitatorio. El objetivo de este proyecto, que incluye a 50 países a nivel mundial, consiste en dar con semillas que no se desorienten para que puedan ser cultivadas en futuras granjas espaciales que tienen prevista construir en Marte o en la Luna", indica Fuentes.
Además, para que sus alumnos sientan aún mayor interés por la materia y se genere un ambiente grato al interior de la sala de clases, la profesora afirma que su metodología apunta a mantener una relación de tolerancia y cariño con sus estudiantes.
"Yo no soy amiga de la pedagogía impositiva y que funciona en base a la amenaza. Yo soy partidaria de la pedagogía basada en el amor, en el respeto y en ver al alumno como una persona, validarlo como persona, pese a tener muchos menos años que uno, y acercarse y conectarse con ellos a través de la conversación. Esa ha sido la única estrategia que a mí me ha dado mucho resultado. El respeto no se obliga a nadie, el respeto se gana, entonces yo parto de la base que a mis alumnos a ninguno le falto el respeto", puntualiza.