Una "urgente reforma" a Carabineros es la que recomendó Human Rights Watch (HRW) a través de un informe presentado ayer por el director de las Américas de la organización, José Miguel Vivanco, en el cual se apuntó a "graves violaciones de los derechos humanos" cometidas por funcionarios policiales desde el pasado 18 de octubre, día en que estalló la crisis social en el país.
"Factor como el uso indiscriminado e indebido de armas y escopetas antidisturbios; los abusos contra personas detenidas mientras estaban a disposición de las autoridades y sistemas de control interno deficientes facilitaron que se produjeran graves violaciones de los derechos de muchos chilenos. Es justamente por ellos que las autoridades deben impulsar una reforma policial urgente", expuso Vivanco.
Para ello, HRW sugiró diez puntos en los que se deben enfocar los cambios,
como revisar las facultades de detenciones por control de identidad; asegurar que existan mecanismos internos para investigar y sancionar abusos; reformar el sistema de disciplina; instalar cámaras en todas las áreas de las comisarías; estudiar uso de equipos alternativos menos letales que los perdigones; o cerciorarse de que los efectivos cuenten con mayor protección.
Discusión que en todo caso no es nueva, y es que desde que inició del segundo mandato de Sebastián Piñera se deslizaban reformas a la institución a través del denominado "Acuerdo Nacional por la Seguridad Pública". Esto, en medio de las voces que pedían aquello producto de las duras críticas por casos como Catrillanca y Huracán, o el megafraude.
Así, una cirugía mayor Carabineros vuelve a cobrar fuerza. En este sentido, junto a HRW, existen otras organizaciones y expertos que han expuesto sus impresiones respecto a dónde tienen que estar puestos los focos más urgentes para estos cambios.
Desde el centro de estudios
Espacio Público compartieron algunas propuestas: Crear una "
oficina independiente de control de conducta policial integrada por personas externas a la institución", además de "traspasar todos los delitos que hoy son objeto de competencia de
justicia militar a justicia civil" y "
reducir al mínimo gastos reservados de Carabineros", entre otras
.
En cuanto al respeto de los derechos humanos, el organismo propuso suspender de forma inmediata a los efectivos acusados de transgredirlos, generar un sistema de monitoreo e intervención de comisarías que cuenten con este tipo de denuncias y fortalecer el uso de test de drogas a funcionarios.
Asimismo, Espacio Público llamó a crear un "grupo de tarea especializado" en identificar a quienes realicen saqueos o incendios, junto con contratar un sistema de asesoría experta internacional en control de actos delictuales, y asegurar una mejora de niveles profesionales con "programas de formación adecuados" y conformar un sistema de evaluación externa con "validez técnica".
Inteligencia
El experto en seguridad y director ejecutivo de Ciudadano Seguro, David Rozowski, complementa: "A lo que hay que primero meterle mano es a la inteligencia policial". Lo anterior, agregó a Emol, enfocado en "el personal que anda en la calle y también la inteligencia que tiene que hacer Carabineros para poder detectar con anticipación los distintos problemas que podamos tener como país en lo que es la seguridad interior".
Para el asesor en seguridad y coronel (r) de la policía uniformada, Pedro Valdivia, lo anterior debe hacerse sobre todo para controlar el orden público. "Estamos pagando el costo de la fiesta que se mandó el Gobierno echando a 50 generales, desarticulando un servicio de inteligencia completo. Ahí está la falla mayor", sostuvo, añadiendo que producto de ello "el Estado quedó absolutamente ciego".
"A lo que hay que primero meterle mano es a todo el tema de inteligencia policial".
David Rozowski
Según dijo, en reemplazo de los generales expulsados entraron oficiales jóvenes con "falta de experiencia y liderazgo" lo que a su juicio ha provocado, entre otras cosas, fallas a la hora de aislar a los manifestantes violentos de los pacíficos. "Esto con las puras lacrimógenas y agua jamás va a terminar. Hay que cortarla por el lado del aparataje logístico, por el lado de la inteligencia", a través de "reconocimiento facial, drones, cámaras, las bases de datos que tienen las policías".
"Entonces la modernización pasa por eso: entender que las manifestaciones con las características actuales, y que son las que van a venir de aquí en adelante, no se van a poder combatir de la manera que se está haciendo, tiene que hacerse con mayor inteligencia. Y para tener inteligencia se necesitan recursos", dijo, insistiendo que ahí es donde tiene que haber mayor capacitación en todas las líneas.
"Insumos intermedios"
Para Rozowski, en tanto, el tema de la inteligencia va de la mano con "sistemas computacionales como drones, pero profesionales, no de juguete como los que tenemos hoy día. También el equipamiento que tienen las policías en el sentido de cómo combatir la delincuencia".
"Hoy día el narcotráfico y los delincuentes muchas veces están más armados que los mismos policías. Eso lo tenemos que evaluar y hacer los cambios necesarios, y obviamente aprender el cómo controlar las manifestaciones o las futuras manifestaciones que tengamos en el país", agregó.
Ahí recaló que es clave "darle facultades por ley a las policías para que puedan realizar inteligencia", como poder infiltrarse y tener "insumos intermedios como en otros países. Por ejemplo, los taysers -o electroshock-, gas lacrimógeno portátil, de mano, gas pimienta, o bien sistemas de distancia para detener personas sin dañarlas. Eso hoy día no existe en las policías".
"Creo que al sacar los balines de goma lo que está pasando es que la policía se está enfrentando cara a cara con delincuentes que están rompiendo el país. Hoy desgraciadamente vamos a ver este cara a cara que va a ser perjudicial obviamente para las policías y también para las personas, entonces ahí es cuando nosotros miramos a otras fronteras y decimos qué es lo que tienen que nosotros no", expuso Rozowski.
Otros cinco puntos clave
Mientras que la académica de la Universidad de Santiago y también experta en seguridad, Lucía Dammert, enumeró a este mismo medio otros cinco puntos clave que se deben abordar con mayor urgencia.
"El primero es fortalecer el gobierno civil sobre la policía. Hoy día hay niveles de autonomía que inhiben el desarrollo de una policía democrática. Efectivamente los gobiernos -este y todos- no han ejercido el verdadero gobierno institucional", dijo.
En segundo lugar, "hay que revisar las tareas que realiza Carabineros en términos de orden público y las estrategias que está utilizando para asegurar el orden en la ciudad. Evidentemente son estrategias mucho más defensivas que preventivas y eso genera un crecimiento de los niveles de violencia cuando no se justifica".
"Parte de la necesidad de terminar con la división entre oficiales y suboficiales creo que es esa formación. Esa preparación y ese entrenamiento constante es de bastante menor calidad a nivel de los suboficiales y que ahí se requiere una inversión mucho más fuerte".
Lucia Dammert
"Tercero,
Carabinero necesita revisar su disciplina y organización militarizada, lo que repercute en la forma de cómo se organiza desde el trabajo policial preventivo hasta la formas investigativas", apuntó, destacando como cuarta prioridad "
revisar si es que Chile merece tener una policía donde los escalafones sean tan diferentes y donde los casi 60 mil hombres suboficiales vivan dentro de una institucionalidad donde también hay una injustificada diferencia entre las capacidades y posibilidades que hoy día tienen oficiales y suboficiales".
Por último, "que haya transparencia en la información que permita un mejor desarrollo de investigaciones que puedan fortalecer las capacidades policiales (...). Hay una enorme cantidad de situaciones que demuestran que la transparencia no es una de los valores principales de cómo está funcionando Carabineros. Pero ahí, en parte, es culpa de la institución, pero también en parte es culpa de aquellos que habiendo tenido el poder no obligaron a los niveles de transparencia que son requeridos".
"Evidentemente no estaba nadie preparado para lo que estamos viviendo, y la policía menos. Creo que ha habido un montón de decisiones políticas y policiales que han sido pocos exitosas en disminuir la tensión; por el contrario, le han aumentado", remató.
¿Cambio de nombre o "colores"?
Consultada sobre las voces que apuntan a la necesidad de un cambio de nombre de la institución -la idea surgió de un diputado RN en medio del caso Catrillanca en diciembre del año pasado-, Dammert rechazó aquello: "Creo que estamos en una crisis tan profunda que cualquier cambio cosmético será rápidamente rechazado. Eso es que cambie todo para que no cambie nada".
"Creo que evidentemente tiene que haber un proceso de estructura de reforma a la policía, y en ese sentido me preocupa menos el nombre y más las prácticas", subrayó.
Impresión similar es la que expuso Rozowski. "
Cambio de nombre no es necesario", aseguró, aunque sí, dijo, debiese hacerse algo a futuro con el uniforme de Carabineros, el cual, a su juicio, "quedó obsoleto. Creo que tienen que ser vestimentas más tácticas, con colores más visibles, como en Europa donde en algunos países los uniformes son amarillos fosforescentes o ir mirando lo que hay en otros países. Pero no es algo prioritario".
Mientras que Valdivia mostró sus reparos a establecer cambios tanto de nombre como de uniforme. "No es la primera vez que la institución ha tenido situaciones de esta naturaleza en el sentido de aceptación por parte de la comunidad, vemos el caso de los Degollados, por ejemplo. Fue lo mismo, y había que salir de civil porque todo el mundo los odiaba. Eso naturalmente cambia con tiempo, con que se hagan las cosas bien como creo que se están haciendo", en términos de transparencia, comentó.
Escuela
Según Rozowski, otro tema dice relación con la formación de la policía uniformada, afirmando que "hay que repensar las mallas curriculares que les enseñan. Creo que hay cosas que quedaron en el pasado y hay otras que faltan. Obviamente el alto mando de Carabineros tiene que revisar sus mallas curriculares".
Dammert, en tanto, explicó que "Carabineros ha sido analizado en América Latina como una de las instituciones que más gasta en formación y preparación de los oficiales. Y parte de la necesidad de terminar con la división entre oficiales y suboficiales".
"Esa preparación y ese entrenamiento constante es de bastante menor calidad a nivel de los suboficiales, ahí se requiere una inversión mucho más fuerte, reconociendo que las definiciones de cómo se capacitan y entrenan deberían estar también vinculadas con el control político de los temas", apuntó la académica.
Por su parte, Valdivia defendió la formación de los uniformados, asegurando que "la policía chilena es de las policías en el mundo que tiene una de las mallas curriculares más extensas. La prolongación de los oficiales de cuatro años y los carabineros (suboficiales) de un año más la especialización es extremadamente preparada".