SANTIAGO.- Diez días faltan para que el
Pleno de la Corte Suprema defina quién será el ministro que se convertirá en el sucesor de Haroldo Brito, y presidirá el máximo tribunal hasta enero de 2022.
Los criterios para la definición, sin embargo, podría enfrentar un cambio luego que uno de sus integrantes presentara su candidatura, además de una propuesta.
Se trata del actual vocero, Lamberto Cisternas, quien oficializó su postulación a través de una carta, en la que también cuestionó que sea la antigüedad el parámetro para llevar a cabo la votación.
Es por ello que, en su opinión,
el mecanismo correcto debería ser la elección entre quienes presenten un
esquema o programa de trabajo y que demuestren, con palabras y acciones, su interés.
"No creo que sea suficiente la sola antigüedad; pues si no va acompañada de las características señaladas, significa otorgar una especie de cheque en blanco, sin saber el rumbo que se dará a la presidencia, ni qué temas serán prioritarios, ni cómo se ejercerá el liderazgo interno; ni cómo nos conectaremos con el resto de la comunidad, en especial en los tiempos que corren", sostuvo Cisternas, séptimo en el escalafón, en la misiva enviada y que fue recogida por El Mercurio.
Siguiendo el parámetro de la antigüedad, y sin considerar como candidatos a Sergio Muñoz, que ya fue presidente, ni tampoco a Brito, ya que de acuerdo por lo dispuesto en el Código Orgánico, no puede ser reelegido por estar en el cargo, debería ser Carlos Künsemüller quien tome la delantera, detalló el medio citado. Sin embargo, el ministro ya se marginó en la elección pasada.
Continuando con los descartes, el nombre que suena fuerte, por antigüedad y preferencias, ya que obtuvo la segunda mayoría durante las elecciones pasadas, es el de Guillermo Silva, ministro integrante de la Primera Sala.
El pero de Cisternas
En su carta de postulación, cuyo contenido le comentó previamente a Silva, el ministro vocero pidió al Pleno que se respete el hecho que el presidente sea nombrado por la misma Corte Suprema, de acuerdo a sus miembros y, que por ende, "no existen preferencias o exclusiones".
El posible ascenso de Cisternas, sin embargo, cuenta con un pero. Y es que, tras la salida de Hugo Dolmestch hace unos días, el ministro es el próximo en jubilar, en abril del próximo año, por cumplir la edad tope para el cargo, es decir, 75 años.
Posteriormente le seguirán María Eugenia Sandoval (2021), Künsemüller (2021) y Rosa María Maggi (2021).
Es por ello que, de ser electo, se debería alargar su permanencia por más de un año y medio. De acuerdo a El Mercurio, algo similar ocurrió en 2017 con Patricio Valdés, que fue descartado porque significaría alargar su permanencia en un año y 11 meses. En misma situación se encontraba Héctor Carreño, quien finalmente optó por desistir de la candidatura.
La última vez que se interrumpió la casi ya instaurada tradición por antigüedad fue en 2011, cuando el primer candidato también debía extender su permanencia para presidir. Previo a ello, ocurrió en el 2000 y 1998.
Consultado Cisternas por El Mercurio, si creía que su postulación podría considerarse como una provocación, aseguró: "No. Creo que podría verse como una falta de deferencia o que yo esté entrampando el buen funcionamiento de la Corte Suprema, porque con esto se pueden armar bandos o sectores. Pero eso es una mala percepción".
"(La decisión) está planteada con todo respeto, como un punto de vista. Si la mayoría dice nos gusta más don Guillermo Silva o quien fuere, yo feliz, no tengo problemas", agregó.