SANTIAGO.- Este miércoles se zanjará quién será el ministro de la Corte Suprema que se convertirá en el sucesor de Haroldo Brito, y presidirá el máximo tribunal hasta enero de 2022, periodo que además coincidirá con el nuevo proceso constituyente.
Sobre la tabla se encuentran los nombres de los supremos Guillermo Silva y Lamberto Cisternas, y, dependiendo de cuál sea el favorito del Pleno, es que podría marcarse un cambio en el criterio que casi siempre se ha mantenido para la elección.
Y es que mientras Silva debería dirigir el tribunal por antigüedad -parámetro que se volvió una tradición casi ya asentada-, la candidatura del vocero Cisternas, séptimo en el escalafón, puso en duda la evidente selección.
Fue a comienzos de mes cuando este último oficializó su candidatura, explicando a sus pares que, a su juicio, el mecanismo correcto debería ser la elección entre quienes presenten un esquema o programa de trabajo y que demuestren, con palabras y acciones, su interés.
"No creo que sea suficiente la sola antigüedad; pues si no va acompañada de las características señaladas, significa otorgar una especie de cheque en blanco, sin saber el rumbo que se dará a la presidencia, ni qué temas serán prioritarios, ni cómo se ejercerá el liderazgo interno; ni cómo nos conectaremos con el resto de la comunidad, en especial en los tiempos que corren", sostuvo Cisternas en una carta enviada y recogida por El Mercurio.
El posible ascenso de Cisternas, sin embargo, cuenta con un pero. Y es que, tras la salida de Hugo Dolmestch, el ministro es el próximo en jubilar en abril del próximo año, por cumplir la edad tope para el cargo, es decir, 75 años.
75Años es la edad con la que se jubilan los miembros del Poder Judicial.
Por ello, de ser electo, se debería alargar la permanencia del vocero -que ha sido elogiado por sus pares en dicho cargo- por más de un año y medio. Una idea de lo que podría influir para la decisión de este miércoles, entrega una situación similar que ocurrió en 2017 con Patricio Valdés, que fue descartado porque significaría alargar su permanencia en un año y 11 meses.
La última vez que se interrumpió la casi ya instaurada tradición por antigüedad fue en 2011, cuando el primer candidato también debía extender su permanencia para presidir. Previo a ello, ocurrió en el 2000 y 1998.
Por su parte, y en conversación con La Tercera, Silva abordó los planteamientos de Cisternas y sobre la necesidad de presentar un esquema: "¿Qué currículum voy a presentarle a mis pares de la Corte Suprema para que voten por mí, si nos conocemos, tenemos toda una trayectoria".
Y zanjó: "Se ha insinuado que mi único mérito es la antigüedad, pero eso no es así".
De acuerdo al mismo medio, Silva contaría con el mayor -aunque reñido- apoyo. A su favor estarían los ministros Carlos Künsemüller, Gloria Ana Chevesich, Carlos Aránguiz, Rosa María Maggi, Haroldo Brito, Juan Eduardo Fuentes, Ricardo Blanco y Arturo Prado.
En tanto, tras Cisternas estarían Jorge Dahm, Sergio Muñoz, Mauricio Silva, Ángela Vivanco, Andrea Muñoz, Manuel Valderrama y María Angélica Repetto.
