SANTIAGO.- Es un concepto que ha resonado en la discusión pública al hablar de formar un Congreso, de elegir directorios en empresas o de conformar las directivas de los organismos gremiales. Y es que sobre todo desde el mayo feminista de 2018, las cuotas de género han estado en el debate. Este año, el mecanismo tuvo un sorpresivo debut en el Colegio de Abogados: dos mujeres que alcanzaron los votos para la elección debieron ceder sus cupos a dos candidatos hombres por superar la cuota establecida.
El tema, por estos días, ebulle en el Congreso, donde diputados y senadores trabajan contra el reloj para establecer las normas que definan cómo será el proceso constituyente. Este jueves, luego de que el Senado rechazara un mecanismo de paridad de género complementario a la reforma que habilitó el proceso constituyente, la Cámara aprobó con 93 votos un proyecto que busca el mismo objetivo y que fue presentado por RN.
Pero lo que se legisla, dicen quienes estuvieron detrás de la elaboración del proyecto, no son "precisamente" cuotas. Y son muy específicas en el lenguaje: "Esto no es una cuota, no es adulterar el resultado, ni tiene que ver con no respetar el principio de 'una persona, un voto'. No queremos llamarle 'corrección'. Es una asignación paritaria de escaños", dice a Emol la cientista política y académica de la U. de Valparaíso, Javiera Arce.
¿Qué significa esa "asignación paritaria"? Lo primero es la conformación paritaria de las listas, que podrán tener como máximo un candidato más que el número de escaños que le corresponda a cada distrito (que serán los mismos de la última elección parlamentaria). Si a un distrito, por el número de habitantes que tiene, le corresponden cinco escaños, entonces las listas podrán ser de seis candidatos. Esos candidatos deben ser obligatoriamente mujeres y hombres en igual proporción.
Cada lista deberá estar encabezada por una mujer y seguida por un hombre, y así sucesivamente. En los casos de listas con número impar, contarán con una mujer más en el total de candidatos, aunque el orden que muestra la papeleta no tiene incidencia en quiénes serán elegidos, porque se tratará de listas abiertas, donde el voto va a un candidato y no directamente a una lista.
El nuevo mecanismo implica un mayor equilibrio de género entre las candidaturas que el que establece la ley de cuotas vigente para el Congreso Nacional, que permite un máximo de 60% de candidatos de un mismo sexo a nivel nacional. Acá, la paridad se establece por listas a nivel distrital. Esa es la primera diferencia, aunque el sistema tiene muchas otras especificaciones.
La asignación de los escaños
Terminada la elección, en los distritos con escaños pares, deberá elegirse un 50% de cada género, y en los impares solamente podrá existir diferencia de un cupo para uno de los dos sexos. El criterio se aplicará también dentro de cada lista. La forma de entregar los escaños utilizará la "cifra repartidora" o el sistema D'Hondt, que asigna cupos en forma proporcional al número de votos totales por lista.
La asignación de cupos comienza con las listas que obtuvieron votos suficientes para tener derecho a más de un escaño. En el caso de elegir dos, serán el hombre y la mujer más votados. Luego, en las listas que eligen sólo un cupo, se entregará al candidato más votado del género que falte para conseguir la paridad dentro del distrito.
En la práctica, esto puede implicar que un candidato obtenga mayor número de votos que la persona del sexo opuesto que lo acompaña en la lista, pero que deba ceder su cupo en favor de alcanzar la paridad. Por eso es que han surgido opiniones que señalan que existiría un riesgo al "sacrificar la legitimidad en pos de la paridad". Quienes elaboraron la propuesta, la defienden.
"Yo prefiero pecar de inclusiva y de que hoy día estamos fomentando un mecanismo paritario, a que más adelante el problema de legitimidad que tengamos sea que las mujeres no estén representadas en el porcentaje que les corresponde"
Carolina Garrido
"Miremos lo que pasó en las elecciones parlamentarias", dice a Emol la académica de la U. Diego Portales Carolina Garrido, que también participó del proceso. "Hoy día hay candidatos con poca votación que resultaron electos porque su lista obtuvo más votos que otras listas. Así funciona el sistema, porque privilegia a las listas. Yo prefiero pecar de inclusiva y de que hoy día estamos fomentando un mecanismo paritario, a que más adelante el problema de legitimidad que tengamos sea que las mujeres no estén representadas en el porcentaje que les corresponde", expone.
Es lo mismo que comenta Arce. "Cuando hablamos de problemas de legitimidad versus representación, yo diría que si no hay mujeres en el nivel de lo que implican las proporciones que muestra el censo, tampoco va a tener ninguna legitimidad la convención", comenta.
"En Santiago teníamos gente que obtuvo muy pocos votos, como Natalia Castillo y Gonzalo Winter, y gente que a le fue muy bien, como Giorgio Jackson, que terminó eligiéndolos a ellos dos. La lógica del sistema es maximizar el rendimiento electoral del equipo que va en esa lista", afirma. Explica, también, que se trata de representar proporcionalmente la defensa de una postura, y no privilegiar un nombre.
"Hubo listas que, por tratar de blindar a algunas personas, les asignaron malos candidatos para acompañar. Como el nuevo sistema es más proporcional que el binominal, perdieron. Eso le pasó a Marisol Turres y a Daniel Melo, por ejemplo: si bien ellos sacaron buenos rendimientos electorales, no les fue suficiente para poder adquirir el escaño", agrega.
Este mecanismo permitirá que la distribución entre géneros tenga, como máximo, un piso de 45% y un techo de 55% para cada género, dependiendo de cómo se obtengan los votos. Y los expertos no se atreven a afirmar que el porcentaje menor será, necesariamente, el del género femenino, porque el contexto sociopolítico ha cambiado y los incentivos para competir se verían modificados por esta reforma.
Un "engranaje distinto"
El 19 de diciembre, el experto electoral Mauricio Morales realizó un ejercicio de simulación en su cuenta de Twitter. "Distrito 22. Actuales diputados: A. Parra (PPD), M. Venegas (DC), D. Paulsen (RN), J. Rathgeb (RN). O sea, 3-1. Para asignación paritaria, sale Rathgbeg (21.594 votos, 19.9%) y entra S. Castillo (RN) con 1.102 votos (1%)".
Como él, otras personas han elaborado comparativos de cómo habría funcionado este sistema en las últimas elecciones. El ejercicio, dicen las politólogas, no es aplicable. "La ley de cuotas actual es 60-40 a nivel nacional, por lo tanto hay distritos donde no llevaron mujeres, distritos donde no había ninguna posibilidad de elegir diputados y allí concentraron mujeres, otros donde cambiaron la candidata la noche anterior a la inscripción de las listas. Esto es todo un engranaje distinto", dice Garrido.
Con el mecanismo propuesto, la proporción máxima entre ambos géneros es de 45% versus un 55% de los delegados
¿Por qué? Según el análisis compartido por ambas expertas, las exigencias que se aplican desde 2017 no incentivan la competencia política, porque los partidos no están obligados a pensar en que sus candidatas sean efectivamente elegidas, sino solamente les exige presentar un 40% de nombres femeninos para la elección. Acá, en cambio, si quieren obtener más de un escaño, necesariamente deben preparar candidatas mujeres que sean competitivas.
Por eso, dice Garrido, son poco aplicables los escenarios que comparan a un candidato hombre con 21 mil votos y una candidata mujer con poco más de mil. "De verdad creemos que esto no va a ocurrir así y que va a haber competencia, porque los partidos van a tener que poner mujeres. Esta desigualdad tan grande que hemos visto debería no darse, porque el sistema electoral que estamos pidiendo incentiva y restringe", agrega Garrido.
"Es mala idea hacer simulaciones con el 2017, donde había otro contexto no solo político y social, sino que sabemos que las mujeres fueron puestas en distritos donde no eran competitivas. Poner como ejemplo un distrito donde sale un hombre con una diferencia inmensa frente a una mujer es no entender el contexto político en el que estamos, y este sistema debería incentivar a que los partidos se comporten de otra manera", acota.
Arce, por su parte, considera que hacer ese ejercicio es "comparar una jirafa con un tomate". "Esto va a hacer que efectivamente compitan mujeres fuertes, que los partidos se encarguen de buscarlas y de prepararlas, que es lo que no han hecho hasta ahora. No es que vaya un candidato blindado para que salga: acá la idea es trabajar en equipo. Esta es una elección programática, no es personal, porque vamos a discutir la Constitución", comenta.
Los reparos
Para Morales, también director del Centro de Análisis Político de la U. de Talca, también es una preocupación la competencia que se dará dentro de los pactos electorales. "Es un proyecto que va en la dirección correcta, porque la próxima convención debe ser paritaria y de eso no tengo ninguna duda. Ahora: el proyecto es perfectible", señala a Emol.
"Supongamos que una coalición elige dos delegados y que los dos delegados más votados son hombres del partido A y el partido B. En ambos casos, los partidos compitieron con un solo candidato, es decir, no tienen ninguna mujer a nivel de subpacto. La lista sí cumplió con la cuota, porque tenemos al partido C, que compitió con dos mujeres escasamente votadas", expone.
WEs un proyecto que va en la dirección correcta, porque la próxima convención debe ser paritaria y de eso no tengo ninguna duda. Ahora, el proyecto es perfectible"
Mauricio Morales
"En ese escenario, uno de los partidos que eligió un hombre va a tener que ceder su cupo al otro partido que competía con al menos una mujer. En la práctica, el pacto cumple con la cuota de género, pero debido a que uno de los partidos que compitió con un hombre y no con una mujer pierde el escaño y se lo traspasa al otro partido", agrega, y asegura que eso podría costarle a la reforma un paso por el Tribunal Constitucional.
Para él, la solución es "sencilla" y va de la mano de "establecer un piso mínimo obligatorio para que todos los partidos compitan con al menos dos candidatos, un hombre y una mujer, en todos los distritos". "De esa forma, en caso de que se produzca la situación, el partido que se llevaba el escaño con un hombre tendrá a una mujer que reemplace en caso de que proceda la sustitución", comenta.
Garrido, en cambio, asegura que el proyecto sí se hace cargo de esa situación. "Cada lista de partido, independiente de que pacten entre ellos, debe llevar más de un candidato", explica. "Y aunque no dejáramos explícito en la ley que el partido puede presentar más de un candidato, van a tener incentivos para hacerlo igual. Por como se asignan, si a un partido le toca un escaño no va a querer perderlo, por lo tanto conviene llevar por lo menos un hombre y una mujer, para asegurarse de que ante cualquier tipo de ajusto van a mantener su escaño", comenta.
Sobre el tema de la legitimidad, Morales es tajante. "Lo que va a suceder es que un candidato electo con votos propios o votos del pacto deberá ceder su cupo a un hombre o a una mujer con menos votos, y eso sí genera un conflicto de legitimidad, pero es el precio que hay que pagar para tener una convención paritaria", dice. "Yo prefiero tener estos problemas de legitimidad a no tener una convención paritaria, porque la paridad es necesaria absolutamente para que el proceso siga su marcha".
Las opciones que se barajaron
Antes de llegar a este método, el grupo de politógas evaluó otras. "Partimos evaluando ventajas y desventajas de todas las propuestas que andaban dando vueltas y que, en general, tienen que ver con la experiencia en otros países, y no solamente cómo se logra la paridad en una convención constituyente, que no ha ocurrido nunca, sino los mecanismos de acción afirmativa para la composición de los parlamentos", dice Garrido.
"Vimos que en Chile no hay viabilidad política para varias cosas, como para aumentar el tamaño de la convención constitucional, ni para lo primero que propusimos, que fue que se cerraran las listas con un mandato de posición. La experiencia comparada nos dice que si se cierran las listas, es decir, la gente vota por la lista y no por la persona, la asignación de escaños se da en el orden que ya se estableció previamente", expone.
"Esto va a hacer que efectivamente compitan mujeres fuertes, que los partidos se encarguen de buscarlas y de prepararlas, que es lo que no han hecho hasta ahora. No es que vaya un candidato blindado para que salga, acá la idea es trabajar en equipo. Esta es una elección programática, no es personal, porque vamos a discutir la Constitución"
Javiera Arce
Arce explica que decidieron plantearlo con lista abierta, como tradicionalmente han sido las elecciones en Chile, porque "es parte de la naturaleza cultural" del país. Lo plantean, además, como una medida "extraordinaria" para una situación también "extraordinaria", y aclaran que, de sugerir un mecanismo permanente para las elecciones periódicas, seguramente su propuesta sería diferente.
Otra idea que se barajó fue la de "una persona, dos votos", que proponía que cada elector se inclinara por un candidato hombre y una candidata mujer. Para el consejero del Servicio Electoral, Alfredo Joignant, se trataba de una idea poco viable que podía generar descuadre en las mesas. "Técnicamente es un poco complejo, porque son dos papeletas distintas para una misma lista, o una misma papeleta dividida en dos partes, y sería súper difícil el conteo", dijo en EmolTV.
Para Arce, la idea de plano no entregaba el mensaje correcto. "¿Cómo vas a sacar a las mujeres de la competencia política? Está bien que sea un espacio violento, pero no las puedes aislar. Es como el ejemplo del vagón de metro en Ciudad de México: ¿Por qué a los hombres no les enseñamos que no tienen que andar tocando a las mujeres, en vez aislarlas a ellas y dejarlas en un vagón especial? Eso es absurdo, porque lo que tenemos que hacer es aprender a convivir en política", dice.
La propuesta, que fue presentada como una reforma constitucional, cuenta con el apoyo de la oposición y obtuvo votos de RN y Evópoli. Todavía deberá ser votada por el Senado, donde los parlamentarios han anunciado que podrían añadirle indicaciones. El plazo máximo para establecer las condiciones del órgano constituyente deberá ser visado por el Congreso antes del 25 de junio de 2020.