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El Plebiscito como trampolín para las presidenciales: ¿Es viable potenciar figuras en la campaña con miras a 2021?

Tal como ocurrió en 1988, la elección de octubre próximo será la antesala de una carrera hacia La Moneda. Los expertos discrepan sobre la posibilidad de ocupar este proceso para perfilar a sus abanderados.

06 de Septiembre de 2020 | 08:00 | Por Felipe Vargas, Emol
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Archivo, El Mercurio
Mañana del 6 de octubre de 1988. Los diarios destacan en sus portadas el histórico triunfo del NO en el Plebiscito realizado la jornada anterior y los distintos líderes políticos comienzan a visualizar uno de los desafíos con el regreso a la democracia: La necesidad de levantar un candidato presidencial potente.

Pese a la derrota, el SI obtuvo un 44% que mantenía viva las esperanzas de cara a las presidenciales de 1989, pero contaba con la presión de conseguir una figura que marcara una diferencia con Augusto Pinochet. En tanto, entre quienes respaldaron el NO, era urgente conseguir un líder que capitalizara la unidad de la oposición.

Pero el debate presidencial sólo se instaló después del 5 de octubre, algo diametralmente distinto a lo que ocurre hoy con el Plebiscito constitucional que se realizará en xx días más y en cuya campaña participarán varios presidenciables que buscarán posicionarse pensando en 2021.

Sin ir más lejos, en las últimas semanas los principales rostros ya se han movilizado aprovechando esa vitrina. Joaquín Lavín inició una ofensiva por la búsqueda del centro político, Daniel Jadue incrementó su presencia en los medios y Beatríz Sánchez liderará la propaganda del Frente Amplio, por mencionar algunos ejemplos.

De acuerdo a distintos expertos, seguir esa estrategia quizás no es una buena idea. A juicio del sociólogo y ex director de contenidos de la campaña del NO, Eugenio Tironi, en procesos plebiscitarios lo mejor es no introducir muchos contenidos en la campaña, porque eso fragmenta.

"Esto me recuerda al Plebiscito del ’88, yo trabajaba en la campaña del NO y nosotros no queríamos meterle mucho contenido, porque si le metíamos, nos dividíamos (…) nos convenía que el principal contenido fuera Pinochet y el otro gran contenido era que si ganaba el NO se abría un periodo democrático con elecciones. Punto", dijo a EmolTV.

"Ahora va a pasar un poco lo mismo, nadie va a querer meterle demasiado aliño a la sopa, es solamente si hay proceso constituyente, si lo iniciamos o lo congelamos", añadió, junto con subrayar que la posibilidad de un precandidato presidencial de usar el Plebiscito como trampolín "es una mala idea".

"Si yo le empiezo a poner rostros (a la campaña), le empiezo a poner contenido y puede ser que se me escapen muchos peces"

Eugenio Tironi, sociólogo
"Aquí para estos plebiscitos es necesario desplegar el máximo de redes, lo más amplias posible, y que entren todo tipo de peces. Entonces, si yo le empiezo a poner rostros, le empiezo a poner contenido y puede ser que se me escapen muchos peces y se vayan a la red de nuestro adversario o simplemente se queden en la casa", indicó.

Una visión distinta planteó el ex secretario ejecutivo de la campaña del NO y ex ministro, Genaro Arriagada, quien señaló a este medio que "sólo si ganara el Rechazo, en ese caso sobre la lucha presidencial se va a montar la demanda de una nueva Constitución".

"En este sentido, un análisis frío lleva a pensar que el Apruebo de Joaquín Lavín, guste o no, es una estrategia coherente. Para Lavín, respaldar el Rechazo era echarse sobre sus hombros una derrota", sostuvo, junto con advertir que a diferencia de 1988, el Plebiscito de 2020 si abre la opción de debatir ideas en la campaña.

"El plebiscito del 2020 es para abrir paso a un nueva Constitución; el del ‘88 era para extender la dictadura de Pinochet por ocho años. El de 2020 es para abrir paso a unas ideas; el de 1988 para extender o impedir la extensión de un poder personal", acotó.

Diferencias y similitudes


En la misma línea, el cientista político y académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, comentó que entre ambos procesos "hay pocas similitudes y muchas diferencias (…) el de hoy es un plebiscito sin rostros, a diferencia de 1988. Además, la derecha se presenta fracturada, a diferencia del ‘88 en que estaba tras Pinochet".

Para el experto, "el plebiscito de 1988 permitió que los principales rostros de la oposición se hicieran más conocidos. Era un momento en que los presidentes de partido tenían un rol protagónico y las personas podían escoger entre varias opciones serias. Hoy eso está lejos de suceder".

"El ‘88 había líderes con convicciones programáticas y que presentaban un plan de desarrollo en un momento crítico. Hoy nada de eso existe, el centro está vacío y los electores moderados se encuentran sin candidato. En consecuencia, el Plebiscito sirvió como plataforma para levantar candidatos netamente programáticos", dijo.

En ese sentido, Morales recalcó que "el Plebiscito de 2020 no está impulsando ninguna candidatura. La consolidación de Lavín es eso: Consolidación. La aparición de Jadue es consecuencia natural del proyecto del PC para levantar una candidatura, mientras que en el Frente Amplio, el reestreno de Sánchez era algo previsible".

"Es muy difícil que este Plebiscito ayude a levantar un presidenciable precisamente porque -al menos hasta ahora- no es una elección competitiva. Entonces, si la elección no es competitiva, no genera suficiente atención ni interés en los votantes, a lo que se añade una lucha más de opciones que de rostros", concluyó.

En tanto, el cientista político y académico de la Universidad del Desarrollo, Miguel Ángel Fernández, destacó que "sin dudas la campaña del ‘88 era la gran oportunidad de figuras de la Concertación para posicionarse como posibles figuras presidenciales, situación no idéntica a lo que pasaba en los partidos de derecha de la época".

"El resultado del ‘88 de alguna manera condicionó qué partido lograría tomar la mejor posición para nominar un candidato".

Miguel Ángel Fernández, cientista político
"El resultado del ‘88 de alguna manera condicionó qué partido lograría tomar la mejor posición para nominar un candidato, y dada la diferencia de votos entre el SI y el NO, la DC -anclada en el centro, que era vital estratégicamente para no poner en riesgo la transición- quedó posicionada con ventaja frente al resto de los partidos", comentó.

En esa línea, Fernández manifestó que el Plebiscito de 2020 "podría significativamente influir en la viabilidad de las diferentes candidaturas. Un margen de apoyo significativo para el Apruebo deja incómodo a candidaturas de la derecha tradicional, mientras un resultado más estrecho provoca la misma incomodidad en sectores de la izquierda".

"Sumado a aquello, la decisión de apoyar una u otra postura es relevante para definir liderazgos; no es lo mismo ser el articulador de la elección de delegados a la convención constituyente (mixta o completa) tras una derrota que un triunfo", recalcó.

Asimismo, advirtió que hoy "el panorama es diametralmente opuesto entre oficialismo y oposición, y aquí se da una paradoja entre el beneficio de la unidad o la libre acción. En la centroderecha la derrota, victoria, y el margen de diferencia entre el Apruebo y el Rechazo es la gran interrogante para vislumbrar quién podrá tomar la posta electoral".

“Mientras, en la oposición la pregunta es como diferenciarse y aprovechar la atención mediática manteniendo un clima de unidad que evite asperezas de cara a una presidencial. Así, las diferencias en Chile Vamos son estratégicamente un buen camino para posicionar candidatos presidenciales, en la oposición la unidad da rienda a la competencia por liderazgos que puede dejar roces y rencillas de cara al futuro”, enfatizó.
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