Tras dos años de investigación entre Carabineros y la fiscalía metropolitana Occidente, esta semana se desbarató una organización criminal dedicada al robo y blanqueo de vehículos en la región Metropolitana.
La llamada "Operación Manto", que implicó la participación de 112 policías en 59 operativos en 12 regiones del país y el uso de un helicópteros y drones, llevó a la detención de 62 personas e incautación de 75 vehículos.
Así también, se decomisaron tres armas, 155 municiones, tres prendas fiscales de personal de la PDI, Ejército y Carabineros, $4.752.773 en dinero en efectivo, y 27 gramos de marihuana. Se suma a ello la incautación de $1.200 millones en bienes.
De acuerdo a los investigadores, la agrupación se ocupaba de la sustracción de autos, sumado a la adulteración, falsificación, comercialización y obtención de documentación para luego comercializarlos.
"Estos vehículos eran sustraídos, posteriormente se les incorporaba documentación, se adulteraba su número de chasis y motor, y finalmente eran vendidos a compradores de buena fe", detalló el coronel Francisco Villarroel, jefe del departamento Departamento de Encargo y Búsqueda de Personas y Vehículos (SEBV).
Órdenes desde la cárcel y robos por encargo
El coronel detalló que en la organización participaba un sujeto que, desde la cárcel de Santiago 1, ordenaba a una banda de menores de edad de la zona norte de la capital el robo de vehículos, según se acreditó con escuchas telefónicas.
Posteriormente los autos eran entregados a otros imputados "a un bajo costo" para su posterior blanqueo en talleres ubicados en la zona Occidente de la capital y en el barrio 10 de julio.
$1.200Millones en bienes fueron incautados
Otra situación constatada, acotó el coronel, es que los robos se llevaban a cabo por encargo.
"Ellos obtenían documentación de vehículos por facturas de remate, de ciertas características y modelos, y posteriormente los encargaban. Salía la organización delictual a recorrer Santiago, en lugares donde les acomodaba el robo, esperaban el vehículo señalado y los sustraían", detalló.
El grupo, dieron cuenta las interceptaciones telefónicas, actuaba al término de la tarde, lo que entre ellos llamaban "cuando caiga el manto", hecho del cual se dio el nombre al procedimiento policial.
"Estos vehículos eran sustraídos, posteriormente se les incorporaba documentación, se adulteraba su número de chasis y motor y finalmente eran vendidos a compradores de buena fe".
Coronel Francisco Villarroel.
Se estableció además el uso de ropa de funcionarios policiales o del Ejército con el fin de engañar a las víctimas y luego asaltarlas, además de inhibidores de señal para aquellos autos que tenían sistema GPS.
Sus integrantes están siendo formalizado por delitos como lavado de activos, robo con intimidación y falsificación de documentos.
