Los miembros de organizaciones criminales tienden a usar armas automáticas, mientras que aquéllos con una carrera delictual más temprana utilizan armas de fogueo.
Aton (Imagen referencial)
Hace una semana, investigadores del Departamento OS9 de Carabineros detuvieron a un ciudadano colombiano, de 24 años, sin antecedentes penales, a quien acusan de cometer delitos de homicidio, tenencia ilegal de arma de fuego y municiones y de la Ley de Drogas. Se trata del sospechoso del crimen de otro ciudadano colombiano, de 54 años, que se produjo en plena vía pública, en horas de la tarde, el 29 de octubre de 2020, cuando este último salía de su edificio en calle Pedro Lagos con San Diego, y fue impactado con un tiro en la cabeza desde un auto en movimiento que pasaba por el lugar.
El imputado, que hoy se encuentra en prisión preventiva, fue detenido en su departamento, donde se le incautó un revólver marca Tracker calibre 3.57, con encargo vigente por robo, 115 cartuchos de municiones, varias bolsas de droga, y más de $4, 5 millones. Quienes conocen la indagatoria comentan que se trataría de un caso de ajuste de cuentas por rencillas previas motivadas presuntamente por temas de drogas.
Cientos de casos como este son investigados por la sección "muertes violentas" del Departamento OS9 de Carabineros. El análisis policial de estas indagatorias arroja que "durante los últimos 24 meses existe un incremento en el uso de armas de fuego principalmente en investigaciones por homicidios, lo que ocurren entre sujetos conocidos, siendo el principal patrón los ajustes de cuentas".
