Han pasado 35 días desde que la autoridad sanitaria informó del primer caso de una persona contagiada con la
en Chile. Ese 4 de diciembre, se reportaban 2.060 casos de covid-19, en una tendencia a la baja de lo que había dejado noviembre, donde algunos días se llegó a casi los 3 mil casos diarios.
Pero los dos últimos días se ha visto un incremento importante de nuevos casos: el jueves se reportaron 3.134 contagios, con una positividad del 3,84% mientras que ayer viernes, hubo 3.799, la cifra más alta desde el 3 de julio de 2021, y la positividad fue del 4,75% (5,20% en julio).
Hasta ahora, y según lo que ha señalado la propia autoridad sanitaria, serían cerca de 700 los casos detectados con la variante, sin embargo, eso es sólo lo secuenciado, y los epidemiólogos afirman que esa cifra es mucho más alta. "La secuenciación en Chile es baja en general, por lo tanto cuánto está pesando Ómicron en estos momentos es algo que sabremos en los próximos días, cuando se liberen los datos de secuenciación del Instituto de Salud Pública", señala el epidemiólogo de la Universidad de Valparaíso, Rodrigo Cruz.
De hecho, al comparar el escenario anterior con lo ocurrido tras la llegada de Delta -cuyo primer caso se conoció el 24 de junio- la cantidad de personas detectadas con dicha variante hacia el 21 de julio era solo 32. En tanto, el 24 de julio (a un mes desde su llegada) se reportaban 1.407 nuevos casos, y una positividad del 2,19%.
De hecho, por esos días, el Minsal estaba ad portas de presentar el plan de Fronteras Protegidas, para dar mayor flexibilidad a los vacunados para viajar situación que generó opiniones divididas entre los expertos, precisamente, ante la amenaza de la variante Delta y el comportamiento que podría tener.
Los "momentos diferentes" de cada variante
Más allá de las cifras, los expertos plantean que existe una serie de factores que dan cuenta de "dos momentos diferentes" frente a cada una de las variantes, pese a que el SARS-Cov-2 no es un virus estacional.
"Por ejemplo, el peak de la variante Delta lo tuvimos cuando aún era invierno, donde sabemos que la circulación de virus respiratorio aumenta, hay menos ventilación y la gente se encierra más. Por otro lado, en esa fecha teníamos menor cobertura de vacunación con dos dosis y sobre todo, con dosis de refuerzo", recalca el infectólogo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago,
Ignacio Silva.
Por otro lado, "estamos viendo esta ola de Ómicron en verano, donde la mayoría de actividades son al aire libre, con ambientes ventilados, con más posibilidad de mantener el distanciamiento físico y con más del 90% de la población con sus dos dosis y un gran porcentaje con dosis de refuerzo", relata.
En ese sentido, plantea que si bien es difícil de comparar los momentos, el hecho de que veamos esta cantidad de contagios tras la llegada de Ómicron, considerando que con Delta "las circunstancias eran más adversas demuestra lo que ya sabemos esta variante es muchísimo más contagiosa". De hecho, plantea que si Ómicron hubiera llegado en invierno "podríamos tener muchos más casos, podría ser mucho peor, como lo que estamos viendo en el hemisferio norte".
"Si comparamos con lo que ha ocurrido en otros países, notamos que la curva de crecimiento de Ómicron es bastante más alta que la curva epidemiológica de Delta; podríamos estar empezando a ver eso ya con los casos que hemos visto estos días, por lo que probablemente en nuestro país eso no será distinto", afirma Cruz.
Efecto fiestas de fin de año
Si bien la llega de Ómicron se dio en un momento con mejor protección, un aprendizaje de los servicios de salud importante y en una época donde las personas mantienen sus casas ventiladas, la transmisión, a juicio de Cruz, también se vio impulsada por las fiestas de fin de año.
"Lo que estamos viendo ahora son los efectos de la mayor transmisibilidad de Ómicron, pero también de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo. Me ha tocado ver muchos infectados en el hospital y la mayoría de los infectados son personas que se reunieron en las fiestas", afirma Cruz.
Por su parte, Silva advierte que la preocupación debe ser desde ya. "No podemos preocuparnos cuando estamos en la cresta de la ola, tenemos que preocuparnos cuando comenzamos a subir. Lo crítico será cuando empiecen a aumentar los hospitalizados, porque ahí ya no hay vuelta atrás", zanjó.