SANTIAGO.- Al menos 22 personas murieron, más de 80 debieron recibir atención médica y 20 se encuentran con respiración asistida producto de una intoxicación masiva ocurrida ayer en Buenos Aires, Argentina, debido al consumo de droga que estaba adulterada.
Según los antecedentes preliminares, se trataría de cocaína aparentemente mezclada con un opioide. La sustancia provocó malestares en quienes la consumieron, incluyendo alteración del estado de conciencia, vómitos, mareos y cefalea. Además, una veintena de ellos murieron de un paro cardíaco fulminante o en los momentos posteriores.
Este dramático hecho pone en evidencia que, más allá de lo nocivo que resulta consumir estos estupefacientes, quienes lo hacen se exponen, además, a otras consecuencias graves para la salud, a raíz de la manipulación de dichas sustancias.
Según han señalado las autoridades trasandinas, lo ocurrido en Buenos Aires se debería a la impericia en el manejo de los químicos por parte de los narcotraficantes.
Dado lo ocurrido en el país vecino cabe preguntarse, ¿qué tan adulterada está la cocaína que se comercializa en Chile?
En Chile se han detectado muestras con menos de un 5% de pureza
El clorhidrato de cocaína es una sustancia derivada de las hojas de la planta de coca, a través de un proceso químico. Sin embargo, puede tener distintos grados de pureza, por lo que conlleva el riesgo de ser muy tóxica para el organismo.
Según señalan desde el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), la cocaína presenta un alto grado de adulteración y dilución a nivel mundial, fenómeno del que Chile no está exento.
En 2019 el Instituto de Salud Pública (ISP) –que también es parte del observatorio nacional de drogas de SENDA– analizó 331.830 muestras obtenidas entre los años 2006 y 2016. Los resultados arrojaron que la concentración promedio de cocaína base (pureza) era de 41,3%. El promedio más bajo de concentración de la droga se observó en 2010, siendo 32,8%; mientras que el mayor fue en 2015, con un 48,5%, aun así estando por debajo de la mitad.
El 40,4%de las muestras analizadas por el ISP entre 2006 y 2016 presentaba algún tipo de adulteración o dilución
Además, el 40,4% de las muestras presentaba algún tipo de adulteración y/o dilución. Dentro del grupo de los adulterantes se observó que predomina la fenacetina (55,2%) –fármaco que se empleó como analgésico y antipiréctico, pero que se dejó de utilizar tras detectarse que podía producir secuelas renales–. Luego aparece la cafeína (36,1%) y, en menor cantidad, los anestésicos lidocaína (3,7%), benzocaína (2,6%) y procaína (1,4%). Dentro de los diluyentes, destacaba la presencia de carbonatos (98,5%).
En el año 2020 otro estudio realizado por el ISP –que analizó 2.931 muestras de clorhidrato de cocaína obtenidas entre los años 2019 y 2020– constató una disminución en la pureza de esta droga, que pasó de ser 45% en 2019 a 36% en 2020. Además, en 2020 aumentó considerablemente la adulteración del clorhidrato de cocaína, cuadruplicándose las muestras que contenían menos de 5% de pureza, las que pasaron de 3,9% en 2019 a 16,1% en 2020.
Los efectos de la cocaína que se potencian con los adulterantes
El clorhidrato de cocaína es un estimulante del sistema nervioso central, que puede afectar, además, el sistema cardiovascular y las vías respiratorias, teniendo un alto poder adictivo.
Según detallan desde SENDA, sus principales efectos adversos son el aumento del ritmo cardiaco y la presión sanguínea, que en altas dosis puede producir arritmias e infartos; euforia, disminución del sueño y del apetito, impulsividad e inquietud motora, que puede derivar en angustia, descontrol de impulsos y agresiones; además de producir rinitis, sinusitis y, en casos extremos, perforación del tabique nasal y otras afecciones en las vías respiratorias.
El 6,6%de los chilenos dice haber consumido cocaína alguna vez en su vida, según datos del SENDA
La entidad advierte que las sustancias que se le agregan al clorhidrato de cocaína pueden potenciar el efecto de esa droga o bien ser incluso más peligrosas, aumentando el riesgo de dependencia, secuelas e incluso muerte, tal como lo ocurrido en Argentina.
De acuerdo a los datos del organismo, en Chile un 6,6% dice haber consumido cocaína alguna vez en la vida y el 0,5% dice haberlo hecho en el último año. De este último grupo, el consumo es mayor en hombres que en mujeres: 1% versus 0,1%. También preocupa su utilización entre los escolares chilenos, que tienen el primer lugar en consumo de cocaína de América.
