En ese momento dijo tener la intención de renunciar al proceso constituyente, pero hasta el momento había estado imposibilitado por no padecer una enfermedad que le impidiera el desarrollo de sus funciones, como establecíala Constitución.
En los fundamentos sobre su renuncia, Rojas Vade reconoce que lo su mentira "ha sido el peor error en mi vida, generé mucho dolor, decepcioné a miles de personas y nunca dejaré de estar arrepentido".
Además, en la carta menciona su historial médico: según lo que narra, en 2013 le detectaron la bacteria que causa la sífilis. "Sentí que el mundo se derrumbaba y no supe qué hacer con esa información", dice. En ese momento, según Rojas Vade, "decidí decirle a mi familia que tenía cáncer porque el dolor, la rabia, la angustia, el miedo y la vergüenza fueron demasiado intensos".
Luego se sumaron diagnósticos de "síndrome disentérico"; "apendicitis aguda"; "reacción adversa a medicamentos"; "Síndrome Emético"; úlceras; "síndrome meningeo"; "enfermedad de Behcet"; "síndrome autoinflamatorio"; y más, entre 2013 y 2021.
"Entiendo y lamento todo el dolor que he generado, sobre todo las personas que tienen o tuvieron cáncer, sus familias, quienes me apoyaron, y todas las personas que se han visto afectadas por haber dicho que tenía esa enfermedad", afirma Rojas.
Además, dice que "tuve miedo y vergüenza, fue un error muy grave y estoy pagando las consecuencias. Mostré a todo el país mi situación de salud con un diagnóstico distinto, mucho antes de que fuera candidato a convencional, y solo se organizó la rifa cuando me quedé sin trabajo".
En ese punto, concluye afirmando que "mi gravísimo error y el daño que causé ya no afectarán el trabajo de la Convención ni servirán para la campaña política de quienes quieren mantener un sistema injusto, contra el que miles se alzaron a partir del 18 de octubre de 2019".
"Hice lo que cualquier persona debe hacer, reconocerlo, salir de la esfera pública"
Rodrigo Rojas Vade
Asimismo, para calificar que su situación corresponde a "hechos graves que afecten severamente su desempeño o pongan en riesgo el funcionamiento de la Convención Constitucional" recuerda las declaraciones de sus pares cuando se conoció la noticia y el impacto que tuvo en las organizaciones sobre el cáncer.
Finalmente, señala que "nada de lo que yo pueda hacer o decir cambiará el pasado, no hay forma de reparación completa, no hay sanciones que permitan eliminar todo el dolor. Frente a mi error, hice lo que cualquier persona debe hacer en ese momento: reconocerlo, salir de la esfera pública, enfrentar los procedimientos judiciales y administrativos iniciados, presentar mi renuncia y devolver o donar los honorarios por el tiempo que no trabajé".
En los últimos párrafos de la carta, afirma que "nadie debería sentir vergüenza por su salud ni tampoco esconderla tras otra. Nadie debería hacer colectas para enfrentar los gastos de una enfermedad. Y cualquier persona que falte a la verdad debe enfrentar su error y aceptar las consecuencias, no esconderse, ni acusar persecución política y menos volver a lo público como si nada".
"Es usual en nuestro país que eso suceda, que quienes mienten incluso sean reelegidos en sus cargos, aún cuando hayan sido condenados
por la justicia. No es mi caso. Espero que quienes desde el mundo político me criticaron usen el mismo estándar con sus correligionarios", sostiene.
"Nadie escoge tener cáncer y el cáncer no escoge a las personas por su color político. Y quienes pidieron mi renuncia tienen razón, pues se basa en hechos graves que afectan el desempeño de mi cargo y el correcto funcionamiento de la Convención", concluye.