A cuatro años de la última aplicación del Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (Simce),se ha generado una alerta entre expertos y diferentes organizaciones, quienes apuntan que el instrumento es más que nunca necesario para así medir el impacto de la pandemia en los aprendizajes y el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Junto con lo anterior, quienes critican el anuncio del ministro de Educación, Marco Ávila, quien suspendería la prueba, apuntan a que el mecanismo censal ha permitido identificar varios problemas y debilidades del sistema educacional chileno.
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