"Las comunidades escolares van a poder tomar decisiones con el consejo escolar, es decir, considerando a todos los actores, para poder definir hasta qué hora es la jornada. Entendemos entonces que la discusión no es sobre la presencialidad, sino más bien sobre la extensión de la jornada".
Con estas palabras, el pasado el 21 de marzo, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila anunció que se les permitiría a los establecimientos educacionales acceder a una flexibilización de su jornada escolar, como parte de las medidas para adaptar a los estudiantes al retorno a clases, tras dos años de encierro y con un retorno a la presencialidad que en 2021 no fue obligatorio.
En esa línea, acorde con los datos entregados por el Ministerio de Educación a Emol, un total de 2.900 colegios, institutos y escuelas habían solicitado flexibilizar la jornada escolar completa (JEC) hasta el 9 de mayo, correspondientes al 26% de los establecimientos educacionales del país, los cuales "necesitaban este tiempo para organizar mejor su trabajo y atender colaborativamente y de mejor forma los efectos de dos años sin clases presenciales".
En relación a lo anterior, Daniela Eroles, jefa de la División de Educación General del Ministerio de Educación, detalló que esta alternativa -totalmente optativa para cada establecimiento- "estará disponible hasta el 31 de mayo, por lo que a partir del miércoles 1 de junio los establecimientos con JEC deberán volver a sus horarios habituales. Sin embargo, mantendrán la opción de flexibilizar la organización interna de su jornada".
En paralelo a esta opción, y como parte de las medidas pensadas por el Gobierno para combatir los problemas de convivencia escolar y estrés generado por el retorno a clases, el Ministerio de Educación presentó este martes recién pasado la 'política de reactivación educativa integral' denominada "Seamos Comunidad", que busca atender los efectos que la pandemia provocó en las comunidades.
2.900establecimientos educacionales solicitaron reducir su jornada escolar, al 9 de mayo
La 'política de reactivación educativa integral' se proyecta como un proceso de largo plazo, con una fase inicial que se aplicará entre este 2022 y 2023, que tiene como foco "responder a los efectos inmediatos de la pandemia, para luego proyectar transformaciones sistémicas y a mediano plazo y su consolidación hacia el cambio de paradigma educativo en el largo plazo".
Sin embargo, este último anuncio fue criticado por el ex ministro de Educación, Raúl Figueroa, quien aseguró que la flexibilidad que algunos colegios están aplicando en las jornadas, significará un problema en la aplicación de esta nueva política de reactivación, pues insistió en que "parte esencial del plan, es que las escueles estén en completo funcionamiento. Nada de lo que se ha anunciado va a ser útil si las escuelas no están en funcionamiento permanente".
"Hay una tendencia de decir 'reduzcamos la jornada, que no vayan todos los niños'. Bueno, con eso lo que estamos haciendo en la práctica es dilatar la implementación de un plan que es necesario. Es confuso decir que la vuelta a clases fue abrupta cuando es un plan que se ejecutó por un año y medio", zanjó Figueroa en conversación con Radio Concierto.
¿Debe continuar la flexibilización de la jornada?
Si bien el Ministerio de Educación no ha anunciado que analiza la opción de extender la alternativa de la flexibilización de jornada por más tiempo, diversos expertos consultados por este medio debatieron sobre si sería una buena medida permitir a las comunidades educativas seguir con la alternativa de acortar los horarios o si aquello sería perjudicial para los aprendizajes y la convivencia.
Valentina Rebolledo, una de las voceras del movimiento Escuelas Abiertas, plantea que "el sistema escolar ya había abierto sus puertas a las clases presenciales en un 97% en diciembre del año 2020", por lo tanto asevera que "hubo tiempo suficiente para una transición por parte de profesores y estudiantes. Dos años para prepararse es un tiempo más que considerable para volver a la rutina".
Pese a que la historiadora menciona que "romper la inercia de volver a lo que vivíamos antes de la pandemia ha sido complejo, sobre todo para adolescentes que estaban acostumbrados a estar más tiempo en sus casas", explica que "recuperar la mayor normalidad posible del sistema educativo, es primordial dados los graves daños de la suspensión por la pandemia, el potencial de desarrollo de los niños y adolescentes está en riesgo y así su futuro".
Por lo anterior, afirma que "es estrictamente necesario que se vuelva a la jornada completa, pero no es bueno generalizar esa flexibilización, mejor darla al alumno que la necesite, ya que muchos niños no tienen con quien quedarse el resto del día, pudiendo estar mejor en el colegio. Lo que sí podría flexibilizarse es el tipo de actividades que se desarrollan en dicha jornada, podrían ser refuerzos más lúdicos , actividades artísticas, deporte".
"No tiene ninguna justificación acortar la jornada hasta fin de año. No porque se acorte la jornada, los niños tendrán menos niveles de estrés y tampoco sería con fines sanitarios. Lo que se necesita ahora es utilizar de mejor manera ese tiempo. Qué pasa con los niños que viven en lugares severos, las madres que también deben acortar su jornada laboral para cuidar a sus hijos o peor aún, ¿niños que deben quedarse solos cuidando a niños menores?", acota Rebolledo.
En línea con la postura de Escuelas Abiertas, se encuentra la opinión de Ximena Colipan, académica de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Talca, quien además es investigadora del área FID, ya que puntualiza que "el tema de la flexibilización es complicado, porque hay establecimientos en Chile que son muy vulnerables y que de alguna u otra forma el colegio cobija a estos estudiantes".
Y agrega que: "Hay estudiantes que no pueden terminar una media jornada porque después quién los cuida en la casa. En Chile los colegios son una institución que no solamente imparte contenidos, habilidades y actitudes, sino que también entrega cobijo a los estudiantes, a través de la alimentación, apoyo emocional".
Dar la opción a las comunidades
Si bien la académica de la Universidad de Talca sostiene que "el tema de la flexibilización es complicado", puesto que puede generar contratiempos en el cuidado del niño para cada familia, Colipan asegura que es importante darle la opción a cada establecimiento de decidir si desea continuar con una reducción de jornada, ya que se apela a la necesidad de cada colegio y a los motivos que tuvo cada uno para acogerse a la alternativa.
"Está bien que se le dé la opción al colegio de elegir. Que cada uno maneje su comunidad, pero si existe esta cantidad de establecimientos que están teniendo problemas de convivencia, probablemente volver abruptamente de nuevo a una presencialidad absoluta, quizás pueda tener consecuencias. Lo más importante es preguntarle a las comunidades educativas qué es lo mejor para cada una de ellas", afirma.
"No tiene ninguna justificación acortar la jornada hasta fin de año. No porque se acorte la jornada, los niños tendrán menos niveles de estrés y tampoco sería con fines sanitarios. Lo que se necesita ahora es utilizar de mejor manera ese tiempo. Qué pasa con los niños que viven en lugares severos, las madres que también deben acortar su jornada laboral para cuidar a sus hijos o peor aún, ¿niños que deben quedarse solos cuidando a niños menores?".
Valentina Rebolledo, vocera del movimiento Escuelas Abiertas
"Consultar a cada comunidad, a cada establecimiento, porque cada colegio está comenzando a ejecutar planes de acción. Entonces, sería bueno consultar a ese establecimiento si se siente en las condiciones de volver a una jornada completa", explica.
Con una opinión un tanto similar, la decana de la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián, doctora Ana Luz Durán menciona que "es aceptable esta flexibilidad" ante las situaciones de estrés que están viviendo los estudiantes y los docentes, debido a las "brechas" causadas por la pérdida de aprendizaje en estos dos años de clases a distancia.
En esa línea, la académica comenta que "hay que confiar en las comunidades educativas", producto de que "vemos que uno de cada cuatro establecimientos educacionales ha pedido esta flexibilización". No obstante, insiste en que es importante en que desde el Ministerio de Educación hayan "certezas. Y en ese sentido, cerrar luego estos procesos, porque también tenemos que pensar en los padres, madres y apoderados en que tiene que haber una coherencia en la política pública".
"Porque yo tengo que saber si voy a poder ir a trabajar, porque voy a poder dejar a mi hijo en el establecimiento educacional. Porque aquí no todo es aprendizaje, sino que también hay una parte que es bien importante que la escuela y el liceo son un espacio de contención y seguridad. Por lo tanto, cuando nosotros decimos flexibilidad en la jornada escolar me parece bien, pensando en que las comunidades en los colegios no están preparados. Al final son la familia y son estos niños, porque estos niños dónde se van, a la calle", añade.
Asimismo, la profesora Durán expone que, una alternativa para concluir este proceso de flexibilización y adaptación a la presencialidad, es pensar en extender la medida "pensando al término de este primer semestre, hasta las vacaciones de invierno, cosa que las comunidades se puedan preparar para un segundo semestre".
"Entonces aquí hay que tener una mirada un poquito más de largo plazo, que solo están haciendo anuncio, por decirlo de alguna manera, de tan corto plazo, porque las escuelas se tienen que ir adecuando permanentemente. Entonces aquí hay que pensar en el año académico. No en estar solucionando los problemas a medida que emergen y siempre más bien que previniendo los problemas".
Pese a lo anterior, la decana de la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián, manifiesta una mirada concordante con el ex ministro Figueroa en relación a que no es práctico implementar la 'política de reactivación educativa integral', mientras existan alternativas como la flexibilización de jornada.
"Una cosa es permitamos que las comunidades que estuvieron 2 años en sus casas, puedan agarrar el ritmo, retomar la actividad académica. Entonces, primero dar flexibilidad me parece que es una medida adecuada porque las comunidades tienen que tomar el ritmo y adaptarse. Pero también, si decimos que queremos que se adapten y que flexibilicen y encima pongo programas adicionales es como, es como contradictorio", zanjó.