Alrededor de un millón 800 mil árboles adultos, principalmente pinos de 20 años y especies nativas, incluso de mayor edad, fueron tumbados entre enero y diciembre de 2021 en el sur del país por mafias dedicadas al robo de madera. El lucrativo negocio ilegal afectó, según los gremios madereros, a unas cuatro mil hectáreas de bosques -en cada una de las cuales pueden cosecharse 450 especímenes- en la denominada "zona roja" de la violencia, y generó durante el año pasado pérdidas estimadas que superaron los US$100 millones. Esta cifra equivale a un incremento del ilícito de un 47% respecto de 2020, en que se reportaron pérdidas presuntas por algo más de US$68 millones. El presidente de las Pequeñas y Medianas Industrias de la Madera (Pymemad), Michel Esquerré, dice que existe "un blanqueo de facturas y guías de despacho", y que el alcance de este negocio ilegal incluye aserraderos, barracas, negocios de leña e incluso exportadores.