La mesa directiva y la Convención vivieron una semana de vaivenes entre invitar o no a los ex Presidentes a la ceremonia de cierre del 4 de julio, que terminaron con una rectificación de la testera durante la noche del jueves. No obstante, y a pesar de todas las críticas y la extensa polémica, la decisión no fue unánime: su presidenta, María Elisa Quinteros, votó en contra de la invitación, junto a otros dos vicepresidentes más.
Los hechos comenzaron en una reunión de la mesa el viernes 10 de junio pasado, cuando el vicepresidente Gaspar Domínguez presentó una lista de invitados para el acto. En la reunión no estuvo presente Quinteros ni Yarela Gómez (FA), que fue reemplazada por Christian Viera, de su mismo colectivo.
La nómina se revisó en detalle y se discutieron criterios para su confección, teniendo en cuenta que la Convención no tenía un protocolo propio de invitaciones y que el aforo era limitado.
Así, los convencionales quisieron priorizar a las autoridades actuales de los poderes constituidos, a quienes tuvieron un rol de "apoyo" al proceso constituyente, y se quiso dar una señal también a los órganos que cobran protagonismo en el borrador. La lista se aprobó por unanimidad, pero hasta el momento no había estado en discusión la presencia de los ex Mandatarios.
Hacia el final de la reunión, la vicepresidenta adjunta Bárbara Sepúlveda (PC) preguntó explícitamente por la invitación a estas autoridades, pensando que estaban incluidas, y solicitó reabrir el debate. Sólo ella y el vicepresidente Luis Jiménez (pueblo aymara) estuvieron de acuerdo, nadie más.
Luego de finalizar la reunión y unos minutos antes de las 13:00 de ese viernes, el vicepresidente Domínguez salió a comentar los principales puntos del evento y, ante la consulta de si los ex Presidentes estaban considerados, contestó que no.
"Dentro de las personas que están dentro del Salón de Honor, alrededor de 35-40 personas, es un número muy reducido y lamentablemente como consecuencia de las restricciones por aforo hemos tenido que definir quiénes van en esa lista con mucho trabajo y deliberación. Esta lista no incluye a ex autoridades ni ex Presidentes", dijo Domínguez ese día.
Lunes: La escalada del tema
La decisión incomodó a algunos de los miembros de la mesa, que señalaron la semana siguiente, en privado, que Domínguez debió haber explicado mejor el punto y que no se acordó decir públicamente que la razón detrás de la decisión era "aforo".
Entre aquel viernes y el fin de semana, la polémica comenzó a crecer sobre todo a través de redes sociales, donde distintos personeros políticos, entre parlamentarios y convencionales, criticaron la medida.
El lunes 13, la discusión se reabrió en la Convención ante la difusión de la lista de los invitados que estarían dentro del Salón de Honor y ante crecientes críticas provenientes de más colectivos, entre ellos el FA.
Esa tarde, el vicepresidente adjunto Tomás Laibe (Col. Socialista) sumó un nuevo argumento a la discusión pública. Según dijo, "hay consideraciones en términos de aforo y políticas relativas al impacto que puede producir la concurrencia por ejemplo del ex Presidente Piñera a este lugar y puede significar un momento complejo para la Convención por toda la resistencia que eso genera en algunos convencionales y colectivos".
"Esas consideraciones la mesa las tuvo y se tomó una decisión consensuada y que tenía por delante el que tengamos una buena ceremonia, republicana, solemne y represente los valores que la ciudadanía espera de la finalización de este proceso", afirmó el lunes a la tarde.
La realidad es que en la mesa efectivamente no se habían hecho esos planteamientos de forma oficial, pero sí sus miembros lo habían considerado en privado. Ese lunes, dos vicepresidentes confirmaban que el problema central de invitar a los ex Mandatarios era la posible asistencia de Sebastián Piñera, por el rechazo que genera su figura en algunos sectores y las probabilidades de que pudiera existir alguna acción en contra de él durante el acto. Otra vicepresidenta apunta a la presencia de Ricargo Lagos, que podía generar resquemor en un sector de los ecoconstituyentes.
De hecho, existieron sondeos informales entre los colectivos -algunos hechos directamente por Domínguez- para preguntar sobre la situación de los ex Presidentes, la semana en la que la mesa votó la lista de invitados.
Martes y miércoles: El debate llega al pleno
A la 01:09 de la madrugada del martes y mientras seguía creciendo la polémica, el vicepresidente Domínguez tuiteó que "mi postura personal es invitar a la ex presidenta Bachelet y a los ex presidentes Frei, Lagos y Piñera a la ceremonia de cierre de la convención. La Convención debe convocar sin distinción alguna".
Lo mismo dijo más tarde en una entrevista con T13, y agregó que ese mismo jueves pondría el tema en la reunión de la mesa porque "creo que hay que rediscutirlo y hay que invitarlos".
Ese martes hubo sesión del pleno para debatir y pronunciarse sobre el protocolo general del evento, y convencionales principalmente del Colectivo del Apruebo y de Vamos por Chile pidieron formalmente que se reconsiderara la situación. A partir de aquello, Quinteros confirmó que volverían a revisar el asunto en la mesa, durante el jueves.
El miércoles, Quinteros declinó referirse a su postura personal sobre la invitación a los ex Mandatarios argumentando que cada vez que hablaba a título personal sus dichos se "tergiversaban" y terminaban en "un titular". "Los electores saben mi postura", aseveró, y dijo que la controversia era "a nivel comunicacional".
Jueves: La carta de Lagos y la rectificación
El jueves, día de la reunión de la mesa para definir la materia, el ex Presidente Ricardo Lagos hizo llegar una carta a Quinteros y a Domínguez, que quedó durante un par de horas alojada en la Oficina de Partes de la Convención. Aquello provocó que la mayoría de los vicepresidentes desconociera su contenido completo hasta casi iniciada la reunión, a las 17:00.
En el texto, Lagos recuerda cada una de las actividades en las que participó referidas a la Convención y concluye diciendo que "rogaría que no considere mi nombre en la ceremonia de presentación del texto de nueva Constitución" y que "he decidido no participar en la ceremonia de clausura" porque "prefiero dejar mi lugar a otra persona que lo requiera más que el suscrito".
Aquello fue un golpe importante, según transmitieron miembros de la mesa antes de la reunión. Tanto Domínguez como Quinteros llegaron minutos antes de las 17:00 a la sede del ex Congreso y declinaron hablar con los medios de comunicación, solo asegurando que no habían leído la carta del ex Mandatario.
La cita partió pasadas las 17:00 y la decisión de rectificar se tomó en menos de 45 minutos, porque durante la semana habían consultado a sus colectivos. Cada vicepresidente tuvo la oportunidad de argumentar el punto, incluso Hernán Larraín Matte reconoció que Sepúlveda tenía razón la semana pasada al intentar reabrir el debate.
Aún así, la determinación final no fue unánime. Quinteros, Caamaño y la vicepresidenta adjunta Natividad Llanquileo votaron en contra, según argumentaron, por la postura de sus colectivos. Los demás vicepresidentes se pronunciaron a favor.
"Yo represento a un colectivo, tengo una posición política que es legítima, y con mi colectivo hemos resuelto que nos manteníamos en la postura inicial, que tiene que ver con el aforo y la invitación de autoridades en ejercicio, tal como lo dijeron los colegas de Movimientos Sociales Constituyentes en el pleno pasado", explicó la presidenta cerca de las 20:30, al finalizar la reunión.
Además, valoró la carta del Lagos y dijo que "agradecemos el tenor de la carta, muy amable y muy comprensivo".
