En la sesión plenaria del pasado sábado, Constanza Schönhaut (Frente Amplio) fue la última de los 140 convencionales que intervinieron en el cierre del proceso constituyente. Aprovechó sus seis minutos para destacar de la propuesta de la Convención temas del sistema político, normas de participación ciudadana y que se trata de una "Constitución de derechos". Ya terminado su trabajo, la abogada dice estar "satisfecha" con lo realizado y que el texto "responde a las demandas ciudadanas que nos trajeron a esta instancia".
—¿Qué normas de la propuesta destaca?
—Una Constitución debiera verse de una manera holística y tiene que ser coherente, sensata y unida por principios e hilos comunes, y creo que esta Constitución lo logra. Desde la declaración del carácter del Estado como un Estado social y democrático de derecho, una República solidaria, una democracia paritaria e inclusiva, y cómo esos principios atraviesan toda la Constitución.
—¿Hay alguna norma que no le guste?
—Insisto, más que si nos gustan o no nos gustan, es necesario hacer una evaluación del total de la nueva Constitución, y creo que en su totalidad logra los objetivos planteados.
—¿Hay algo que debiese ser reformado si se aprueba la propuesta en el plebiscito?
—Lo fundamental es que demos pasos en la dirección correcta y aprobar esta Constitución es un paso en la dirección de mejorar la vida de las personas. En ese sentido, en la medida en que vaya implementándose, probablemente se van a identificar algunos ajustes que haya que hacerse.
—¿A qué atribuye que un proceso que comenzó con 78% de aprobación en el plebiscito de entrada, hoy tenga un mayor porcentaje de rechazo según las encuestas?
—Nos quedan dos meses muy importantes para poder convocar voluntades al Apruebo de la nueva Constitución y son dos meses importantes porque son el primer período en el cual tenemos un texto constitucional zanjado que proponerle a la ciudadanía (...).
"Las autocríticas del proceso las hemos hecho, en términos de falta de comunicación de la Convención, quizás el orden del debate no fue el más adecuado, quizás hubo episodios puntuales dentro del proceso. Pero creo que la imagen pública de la Convención no reflejó exactamente el trabajo responsable que se hizo detrás y que culmina con el texto constitucional".
—Inicialmente se decía que esta sería la Constitución de Jaime Bassa o Fernando Atria, en definitiva, del Frente Amplio. Ahora se habla que la Constitución es de Marcos Barraza. ¿Por qué perdió el liderazgo el Frente Amplio ante la opinión pública?
—Yo creo que el Frente Amplio cumplió un rol importante: abrir caminos de diálogo y de articulación entre las distintas fuerzas dentro de la Convención. Creo que conducir un proceso políticamente no es hacer lo que uno quiere, sino canalizar los puntos de encuentro de la diversidad de fuerzas que estaban dentro de la Convención y creo que en esa dirección trabajamos. Y, por cierto, que esta no es la Constitución ni de un constituyente, ni de un colectivo en particular, ni tampoco de un proyecto político en particular. Es fruto de tensiones, de cesión de posiciones y de una diversidad de perspectivas que se encontraron en este espacio.
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¿Cree que se ha invisibilizado el rol de las mujeres convencionales, incluso su participación, al indicar que el proyecto de Constitución es de hombres?
—Creo que efectivamente no terminamos de superar la invisibilización de las mujeres en los espacios políticos y que hay una visión de la política, primero muy individualista, es decir, hay siempre una persona que es la que debe liderar, se comprende poco el trabajo colectivo, pero además muy masculinizada, donde se asume que el rol de articulador o de liderazgo lo cumplen en general varones.
—¿Cómo evalúa la relación del Frente Amplio con otros colectivos, especialmente con independientes del Bloque Popular, desde donde han sido bastante críticos con su conglomerado?
—Como Frente Amplio hicimos los esfuerzos por tender puentes hacia todos los sectores y yo creo que se fueron consolidando y madurando relaciones políticas, como la de Apruebo Dignidad, con el Colectivo Socialista, con Movimientos Sociales Constituyentes, y también en diversos puntos del debate con otros colectivos. Pero por cierto que tenemos diferencias de fondo y esas diferencias se expresaron en la cesión de posiciones y en las propias tensiones del debate, terminamos llegando a los puntos intermedios.
—¿Cuáles son esas diferencias y con qué colectivos?
—Creo que siempre hubo una tensión hacia nosotros por parte de los independientes en tanto militantes de partidos y eso dificultó la construcción de confianzas en un inicio. Nosotros tenemos una mirada de la política como un proceso de transformaciones que avanzan, que son viables y que requieren responder a las mayorías de Chile. Un proyecto político que le hable a una gran mayoría y no les hable solo a los grupos que cada uno representa. Y yo creo que ahí hay una visión distinta de la política que se expresó con otros colectivos más del mundo de los independientes, del Bloque Popular.
—En el Gobierno han dicho que necesitan la Constitución para poder hacer cambios comprometidos. ¿Es esta propuesta de Constitución una propuesta de programa de gobierno?
—La nueva Constitución es una propuesta de acuerdo social que espero tenga la proyección de al menos 15 o 20 años, y por tanto, trasciende los gobiernos. Yo creo que esta Constitución en tanto la inspiran los cambios ciudadanos, las demandas sociales, es una Constitución que allana camino a las transformaciones que se pretenden hacer desde el Gobierno, pero son dos procesos distintos y el Gobierno va a tener que seguir ejecutando su programa pase lo que pase.
—¿Qué va a hacer después de que termine la campaña ante el plebiscito?
—Honestamente, estoy concentrada en lo que tenemos que hacer de aquí al 4 de septiembre, que creo que va a ser una tarea titánica donde vamos a tener que desplegarnos en todos los rincones de Chile (…).
—¿Y después del 4 de septiembre, ha pensado en incorporarse al Gobierno?
—No he pensando qué hacer después del 4 de septiembre.