El proyecto de Constitución "es perfectible y esperamos sea el piso mínimo" y "la Constitución perfecta no existe y esta no es la excepción" fueron dos de las frases que marcaron los discursos de María Elisa Quinteros y Gaspar Domínguez durante este lunes, en el cierre de la Convención Constitucional.
Sus palabras llamaron la atención de varios convencionales, pues más de uno interpretó que se trataba de un "guiño" al "aprobar para mejorar" que están promoviendo sectores de centroizquierda.
Más tarde, Quinteros abordó nuevamente la idea y contestó que "todo en la vida es perfectible, los seres humanos nos caracterizamos por la imperfección. Este texto por supuesto se puede mejorar, para eso hemos dejado los mecanismos de democracia directa, de participación, además de la democracia representativa.
Es un texto que se puede ir adaptando a lo que se necesite en la sociedad de las próximas generaciones".
El "aprobar para reformar" había sido impulsado con fuerza durante mayo, cuando se debatía en la Comisión de Normas Transitorias el mecanismo para modificar la Carta Magna en los próximos años, y en específico el quórum de reforma que se utilizará.
No obstante, la determinación final de la Convención fue fijar ese quórum en 4/7 o 4/7 más un plebiscito para cambios que "alteren sustancialmente" ciertos capítulos, o 2/3 para evitar los plebiscitos, lo que es considerado como un "candado" por la centroderecha y una parte de la centroizquierda.
"Todas las cosas son perfectibles y este texto podría arreglarse. El tema es que en la medida que la gente que aprobaba este proceso constituyente, empezó a pensar que sería modificable, le ponen este candado de 4/7 con plebiscito. Esas palabras (los discursos) fueron de buena crianza, pero en la realidad no tienen ningún sentido", aseguró Luciano Silva (RN).
En esa línea, Arturo Zúñiga (UDI) destacó que "el tono cambió bastante y eso a propósito de lo radical que han sido los cambios en las encuestas, donde sube muchísimo el Rechazo, y eso se agradece". No obstante, "es demasiado tarde, porque el texto ya está escrito, tenemos una propuesta radical".
Para Felipe Mena (UDI), las frases del discurso tuvieron relación con que "todos están viendo las encuestas que salen todos los domingos y hay algo que se ha sostenido en el tiempo, que es que entre un 10% y un 12% estaría dispuesto a aprobar este texto tal cual está. Hoy el gobierno está prácticamente llamando a aprobar para reformar y la ex mesa directiva también, pero esta Constitución tiene ciertos candados que lamentablemente no lo van a permitir".
La apertura a "mejorar"
En tanto, el ex vicepresidente de la Convención, Jaime Bassa (FA), coincidió con las palabras de las autoridades del órgano ya disuelto, y aseguró que "nadie esperaba un proceso perfecto. No sé cómo podríamos haber tenido un proceso político (perfecto) donde se discuten diferencias políticas, donde estamos llamados a ponernos de acuerdo en una forma para conversar y no necesariamente en los contenidos".
"Ese es el lugar común, el punto de encuentro que entre todas y todos podemos tener, y no los contenidos, porque efectivamente tenemos diferencias y creo que la gran ventaja que tiene la nueva Constitución respecto de la anterior, es que confía en la ley, en la forma en que la deliberación política de aquí en adelante pueda desarrollar los contenidos del texto", aseveró Bassa.
También coincidió en el punto Tomás Laibe (Col. Socialista), que remarcó que no habría tal "candado", como critica la centroderecha, y que "no hay que enamorarse de este texto ni de este resultado. Somos seres humanos, este proceso ha tenido errores y por eso es que también puede haber elementos que pueden ser precisados o perfeccionados en la deliberación democrática. Por eso que además peleamos por un quórum de reforma constitucional que fuera bajo, que permitiera esa deliberación democrática".
No obstante, para Laibe, la decisión de la ciudadanía el 4 de septiembre es una: aprobar o rechazar y, según está en la actual Carta Magna, que quede vigente el texto constitucional de 1980.
Incluso se sumó a la idea del "texto perfectible" la representante del PC, Bárbara Sepúlveda, cuyo sector fue especialmente crítico hace un par de meses con la idea de modificar la Carta Magna en caso de que sea aprobada. No obstante, hizo énfasis en que la misma ciudadanía podría decidir hacer esos cambios.
"Espero que la ciudadanía sepa que si quiere hacer modificaciones a este texto puede hacerlas de su propia mano, con las herramientas que hemos incorporado (...) Creo que si la ciudadanía quiere mejorar este texto, me alegro que además tengan la posibilidad de hacerlo, porque esta es una herramienta para los cambios, no es algo escrito en piedra", dijo Sepúlveda.
Para Guillermo Namor (INN), lo relevante es que se "convoque" a la ciudadanía en esta etapa "y si ese convocar supone aprobar para reformar, bienvenido sea".
"Yo soy de la postura de aprobar, sin apellido, creo que la gente le puede dar el apellido que quiera, pero creo que en este momento de campaña hay que pasar de esta estrategia de la interpelación y del ataque a los sectores que pueden tener sus legítimas o aprensiones con el texto, a convocar", explicó Namor.