Más de dos horas se extendió la histórica transmisión del mando presidencial en la que Gustavo Petro Urrego se transformó en el primer Presidente de Colombia de izquierda, la cual contó con una destacada presencia del Mandatario Gabriel Boric, quien fue ovacionado por las cien mil personas que presenciaron el acto realizado en Bogotá.
Apenas se inició la ceremonia, la presentadora mencionó uno a uno los nombres de los invitados especiales al evento. Por protocolo, partió por el Rey Felipe VI de España, el cual recibió pifias de los asistentes, pero cuando anunció a Boric, abundaron los aplausos, en reconocimiento a la cercanía política del jefe de Estado con el líder colombiano.
De hecho, cuando Petro llegó a la Plaza Bolívar, dio otra muestra del estrecho nexo que mantienen, ya que fue al único invitado al que saludó especialmente chocando su puño. Al lado del Presidente, se ubicó el monarca español, por lo que el izquierdista también tuvo que estrecharle la mano.
Los vítores se repitieron en varias ocasiones, marcando una diferencia con otros líderes, como el Presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, quien al igual que Su Majestad fue abucheado por ser de derecha. Cada vez que la transmisión oficial mostraba al gobernante, era aclamado espontáneamente.
Otro hecho que condimentó el desarrollo del cambio de mando, al cual no asistió el Presidente saliente, Iván Duque, que además se negó a autorizar el uso de la espada de Bolívar en el acto, fue la distancia que se evidenció entre Boric y el Rey, pese a que ambos quedaron sentados uno al lado del otro.
Se trató de la primera vez en que ambos se encontraron tras la polémica ocurrida en la asunción del frenteamplista, quien acusó a Felipe de Borbón llegar tarde al Congreso el 11 de marzo pasado. Sus dichos motivaron una respuesta de la Casa Real y reproches desde el país ibérico, donde un comentarista bautizó al Mandatario de "merluzo".
La incómoda situación en la que quedó el jefe de Estado dio paso a la complicidad con la que Boric vivió la actividad junto a su pareja, Irina Karamanos. En varios momentos, se vio a los dos conversando íntimamente e interactuando con los invitados, algunos de los cuales les pidieron selfies cuando finalizó el evento.
El Presidente también conversó animadamente con su par de Argentina, Alberto Fernández, quien estaba ubicado justo detrás de su asiento. Cuando concluyó la ceremonia, el jefe de Estado se dirigió a la Casa de Nariño, el palacio presidencial colombiano, para participar en el saludo oficial a Petro.
El lado B de la asunción
Horas antes de que comenzara el acto protocolario, como lo denominan los propios colombianos, se desarrollaron celebraciones en todo el país. En total, fueron 70 actos culturales con más de mil artistas, los cuales fueron transmitidos en vivo por la televisión local, incluyendo comedores populares y otras iniciativas.
Todo ello llevó a que la transmisión del mando fuera la más costosa de la historia del país con 3.571 millones de pesos locales, equivalentes a cerca de 750 millones de pesos chilenos. De esos, 2.400 millones de la moneda colombiana (509 millones en Chile) fueron utilizados en el despliegue realizado en Bogotá.
Entre los ciudadanos que lograron acercarse al escenario había algarabía. "Sí se pudo" y "Gustavo, amigo, el pueblo está contigo" fueron los principales cánticos de la gente, que llegó a la Plaza Mayor con banderas colombianas y también del Pacto Histórico, el bloque de izquierda que hizo posible el triunfo de Petro.
También hubo aglomeraciones, las cuales provocaron decenas de desmayados que fueron atendidos por la Defensa Civil. Delante de la barrera de contención, se ubicaron cientos de invitados, incluyendo a autoridades, artistas y representantes de pueblos indígenas y de los trabajadores, por especial encargo del Presidente.
El nuevo jefe de Estado protagonizó una emotiva escena al momento de recibir la banda presidencial, ya que pidió que quien se la colocara fuera la senadora María José Pizarro, quien es hija del ex candidato presidencial de izquierda Carlos Pizarro, que fue asesinado en medio de la campaña de 1990.
Otro episodio que marcó la ceremonia fue la polémica por la ausencia de la espada de Bolívar. La primera medida que adoptó Petro tras jurar como Mandatario fue revertir la decisión de su antecesor de no autorizar el uso del símbolo. Tras dar la orden, fue trasladada por militares desde la Casa de Nariño hasta el escenario.
El acto culminó con el nuevo Presidente leyendo un discurso de 21 páginas, en el cual reiteró varias de las promesas que lo llevaron al poder, subrayando su compromiso con los sectores vulnerables, el medioambiente y las mujeres, discurso que se asemejó a lo planteado por Boric en la última presidencial chilena.