Que el Presidente Gabriel Boric asumió un rol concreto en esta etapa previa al Plebiscito ya es innegable: este martes aseguró que va a "garantizar" que el acuerdo entre partidos para reformar el texto se implemente en caso de ganar el Apruebo.
Su estrategia ya le ha significado duras críticas de la oposición, que considera que lo que está haciendo es "intervencionismo electoral", pero también abre la discusión de cuál debería ser el papel del Mandatario en este contexto tan marcado por otras preocupaciones ciudadanas, como la seguridad o la inflación, y si aquello le podrá traer consecuencias en su popularidad.
Para el analista y ex diputado
Pepe Auth, este sería el único camino que le queda al Presidente, pues "ya se echó sobre los hombros la campaña del Apruebo. Impuso su estrategia, fue el factor unificador, asumió su condición de principal vocero en los hechos, por lo que ya no puede retroceder. Convirtió el 4 de septiembre en un Plebiscito a su Gobierno y debe jugarse por obtener el mejor resultado posible".
De esa forma, "el 5 de septiembre, aunque pierda, representará a la mitad de Chile y podrá aspirar a liderar el proceso constituyente para llevarlo a su término. Los suyos le reconocerán haberse jugado entero por el Apruebo y los otros le perdonarán sus excesos si se orienta a la construcción de acuerdos que permitan una nueva Constitución de consenso", dice Auth.
Con esta jugada, según el ex diputado, la oposición remarcará que no está preocupado de los problemas que aquejan a la ciudadanía, "pero a mi juicio a estas alturas no tiene otra opción, aunque los costos pueden ser mayores que los beneficios", explica.
"Caminar y mascar chicle al mismo tiempo"
En tanto, el académico de la U. de Talca, Mauricio Morales, señala que es "inevitable" que asuma este rol. "El gobierno se juega el todo o nada y así vive este Plebiscito. Por tanto, al Presidente poco le importa al menos por ahora la evolución de su aprobación presidencial luego del Plebiscito. Lo que sí le interesa es llegar a ese Plebiscito con una aprobación por sobre el 40% para que el Apruebo sea una opción competitiva", afirma.
No obstante, asegura que el escenario es "complejo" por los otros factores presentes en la lista de preocupaciones ciudadanas. "En medio de una crisis de orden público y de crisis económica, es complejo ver al Presidente preocupado de una elección, pero la gracia de un gobierno está en caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Es decir, enfrentar los problemas contingentes y también pensar en los desafíos políticos de corto plazo", asevera Morales.
Pero en ese marco, el gabinete político y económico "no le ayuda". "Salvo la ministra Vallejo y el ministro Marcel, el Presidente gasta mucho tiempo en defender a otros ministros por sus errores, y estos no cumplen con las tareas esenciales. La gente puede ver al Presidente dedicado a ambas cosas -Plebiscito y gestión- pero al gabinete lo ve más preocupado del resultado del 4 de septiembre que de resolver los problemas urgentes del país", responde.
El otro problema: la ambigüedad
En ese marco, el decano de la Facultad de Gobierno UDD, Eugenio Guzmán, considera que el problema para la percepción de la ciudadanía es otro: no es tanto el rol que asuma el Presidente, sino el cambio de rumbo constante.
"El Presidente muy al principio planteó esta especie de neutralidad y al cabo de un tiempo, no sé si por presiones, termina apoyando, con mucho más involucramiento, la opción del Apruebo, lo que no está mal, pero
es contradictorio con su rol por una parte y por otra parte con las opiniones que él había vertido sobre neutralidad hace un par de meses atrás. Estas ambigüedades, saltos, van generando cierta inquietud", comenta Guzmán.
El sociólogo plantea que la política es ambigua, pero "tiene límites", y que podría jugarle en contra en un escenario como el que se está viviendo a semanas del Plebiscito. "Más aún cuando vemos al ex diputado Teillier en otras declaraciones, que dice que no hay que cambiar nada, lo que también es contradictorio con los planteamientos que hace el Ejecutivo", remarca.
Si la ciudadanía le "cobrará" este rol tan presente al Mandatario, es algo que Guzmán duda, porque a pesar de que los problemas más cotidianos o los asuntos a los que está mandatado a dedicarse un Presidente estén sobre la palestra, la mayor atención se la está llevando el Plebiscito.
"Toda la agenda mediática ha estado girando solamente en torno al Plebiscito. Uno podría preguntarse, ¿no debería ser el rol del Presidente hablar de otras temáticas? Por supuesto que sí, pero la pregunta es que si eso tiene asidero en un contexto tan polarizado como el actual, donde probablemente el propio Ejecutivo debe tener presiones muy fuertes para que concentre sus declaraciones en esta temática", explica.