Tal como estaba pronosticado, el Presidente Gabriel Boric pidió este martes la renuncia a dos de sus colaboradores más importantes en la ruta que lo llevó a La Moneda: A su ex jefa de campaña, Izkia Siches, y su ex coordinador programático y compañero de mil batallas desde las movilizaciones estudiantiles de 2011, Giorgio Jackson.
La decisión del Mandatario estuvo marcada por la serie de problemas que enfrentaron ambos en su gestión a cargo del Ministerio del Interior y la Secretaría General de la Presidencia, respectivamente, los cuales los llevaron a ser apuntados como los principales responsables del lento despegue de su administración.
En el caso de Siches, se trató de
una larga lista de errores no forzados que fueron debilitando el capital político con el que llegó al Ejecutivo. Mientras fue presidenta del Colegio Médico, fue una figura clave durante la pandemia del covid-19, lo cual la llevó incluso a sonar como posible abanderada presidencial.
Sin embargo, su ingreso formal a la política ocurrió cuando decidió reforzar el comando de Boric, liderando una exitosa gira nacional. Tras el triunfo en la presidencial, todo hacía pensar que asumiría en Salud dada su experiencia, pero terminó liderando el gabinete ante la dificultad del Presidente electo para encontrar postulantes al cargo.
De hecho, la principal carta para asumir en Interior era precisamente Jackson, su brazo derecho y con quien dio origen al Frente Amplio. Sin embargo, el ex diputado buscaba un puesto de menor exposición en el segundo piso de La Moneda y finalmente terminó recalando en la Segpres, donde no cuajó una buena relación con el Congreso.
En ambos casos, sus salidas se relacionan a episodios particulares que afectaron seriamente su credibilidad. Acciones fallidas y declaraciones desafortunadas, por las cuales incluso ofrecieron disculpas, fueron mermando sus opciones de permanecer en sus puestos, lo cual tras el Plebiscito se transformó en algo insostenible.
De Temucuicui a las disculpas al Parlamento
Altas expectativas eran las que generó Siches en Interior. Se trataba de la primera mujer en asumir el cargo más importante del gabinete y llegaba precedida de una alta popularidad. Sin embargo, las complejidades de la cartera terminaron por superarla, algo que quedó en evidencia apenas cuatro días después de asumir.
El 15 de marzo, en la que fue su primera acción como ministra, decidió ir a la Región de La Araucanía, con el objetivo de abordar de un comienzo la crisis de seguridad en la zona. El plan incluía una visita a la comunidad de Temucuicui, una de las más radicalizadas del mundo mapuche, pero su viaje fue frustrado por una emboscada.
La situación evidenció la falta de preparación de sus equipos y
obligó al Gobierno a retroceder tempranamente en su plan para iniciar un diálogo que pusiera paños fríos a los hechos de violencia en la región. A ello se sumó su insistencia en hablar de "presos políticos mapuche" y de Wallmapu, lo que incluso abrió una tensión con Argentina.
El segundo hito que marcó su destino fue cuando el 6 de abril acusó ante la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados que en el gobierno anterior se produjo el retorno de un avión con extranjeros expulsados del país, lo cual resultó ser falso. Ese hecho le valió una reprimenda pública de parte del propio Boric.
Esos errores la motivaron a hacer cambios en su grupo de asesores, fichando a la ex jefa de gabinete de Michelle Bachelet, Ana Lya Uriarte. El cambio incluyó el ingreso de nuevos colaboradores, lo cual la ayudó en parte a mejorar su performance comunicacional. Sin embargo, el esfuerzo no fue suficiente.
Ello, debido a que meses después continuaron los problemas. Uno de los más recientes fue cuando en el hemiciclo de la Cámara Baja aseguró que los diputados de oposición se habían "pegado en la cabeza" al olvidar las cifras de atentados ocurridos en la macrozona sur durante la administración anterior. Luego, tuvo que ofrecer disculpas.
El choque de Jackson con el Congreso
El líder y fundador de Revolución Democrática llegó al gabinete con el aval de su estrecho nexo con el Presidente y el importante papel que jugó en la campaña. Ello lo llevó incluso a ser una de las figuras fundamentales en la previa del Gobierno, dando a conocer la hoja de ruta del Ejecutivo al resto de sus compañeros del gabinete.
Fue en esas tareas, tras el primer consejo de gabinete realizado previo al inicio del mandato, cuando Jackson comprometió parte de su futuro, al vincular la administración de Boric con el destino del proceso constituyente. "Es cierto que va a ser difícil aplicar aspectos de nuestro programa de gobierno sin un cambio constitucional", dijo en febrero, algo que después del domingo le fue recriminado.
"Ojalá Giorgio Jackson que fuiste el principal responsable de esta debacle ya tengas tu renuncia en la mesa.
El daño que has ocasionado es mayúsculo. Fuiste el ideólogo de muchas de las normas constitucionales que la ciudadanía rechazó", dijo el senador Fidel Espinoza (PS) tras el referéndum, apuntándolo por no ejercer mayor influencia en el trabajo de la Convención Convención, la cual determinó el fin del Senado.
Ese hecho provocó un quiebre profundo entre el ex ministro y los senadores socialistas, lo cual luego se profundizó con los comentarios que realizó en una entrevista en Twitch, plataforma en la que marcó una diferencia moral entre su generación y la de los políticos que los antecedieron, repasando al Socialismo Democrático en la recta final de la campaña al referéndum constitucional.
"Nuestra escala de valores dista de la generación que nos antecedió", dijo el ex titular de la Segpres, tras observar cual tuvo que ofrecer disculpas. En medio de la molestia de la mitad del oficialismo, el ex diputado tuvo que reconocer que "no debí haber dicho algunas ideas de la forma en que las dije".
Las relaciones no venían bien desde el comienzo. En una de sus primeras intervenciones, Jackson anunció la urgencia al proyecto de indulto para los presos de la revuelta, lo cual no habría avisado a los jefes de comités oficialistas. El estilo del ex secretario de Estado también generó roces con los parlamentarios de la oposición, quienes optaron por cortar relaciones tras las acusaciones de intervencionismo electoral que se hicieron en su contra por intentar recibir las ideas de los partidos oficialistas para modificar la propuesta de nueva Constitución.