Reflexión de personalidades |
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![]() Pasamos de 'no lo vimos venir a aquí no ha pasado nada' y eso es peligrosísimo, es jugar con fuego, porque las causas de la crisis social no se han resuelto. No significa que las cosas aparecen o reaparecen con exactamente la misma fisonomía, pueden tener otra forma. Estas cosas buscan muchos cauces. Además, esos cauces no responden a mandos conspirativos, que es lo que nunca entendió Chadwick, porque lo leía en clave de movilizaciones de los años 80, donde estaba el MIR, el Frente Patriótico, el Movimiento Lautaro. Había cierta forma de buscar cómo descabezarlos; esto no tiene forma de descabezarlo. Lo peor que puedes hacer es perseguir una cabeza que no existe. Vas a estar todo el rato dando bote y eso es lo que nunca entendió Piñera. (El Mostrador) |
![]() No dudo de la buena fe de aquellos que inicialmente creyeron en el espejismo de una posibilidad de cambio social, con ocasión de la asonada de octubre de 2019, planificada desde las sombras. Pero la codicia y avidez 'por más y mejor mercado' demostró ser más poderosa, a través de la acción tanto de vándalos y saqueadores como de aquellos que los celebraron, incluso abiertamente, como cuando un grupo de encapuchados de la Primera Línea fue invitado al ex Congreso, a comienzos de 2020. Una crisis como la del 2019 no puede acontecer, sin más, sino que obedece a un proceso de incubación interna e invisible, cuya brotación final se ha mostrado como una voluntad colectiva de destrucción pocas veces vista en Chile, según cierta gente antigua. Pero, a la luz de su evolución posterior, parece haber sido un veneno que se ha ido liberando no para ser expulsado, sino más bien como la expansión de algo siniestro e indefendible, algo obsceno, descarnado, enorme. (Diario Financiero) |
![]() Esto acabó convenciendo prácticamente a todos, que se dejaron anestesiar por este entusiasmo: la violencia no era violencia, era desobediencia civil. Las marchas y los actos de destrozo no eran marchas violentas tampoco, era un acto pacífico, sólo alterado en parte por personas que se infiltraron. Creo que es una mezcla de hipnosis y de adormecimiento intelectual con cobardía. Las élites intelectuales, allí donde las hay, brillaron por su ausencia. (La Tercera) Carlos Peña, abogado y rector de la Universidad Diego Portales. |
![]() Los sectores más reaccionarios, que hoy nos llaman a dar por concluido el proceso constitucional nacido de los acuerdos de noviembre, no deberían celebrar tanto. El apoyo a las protestas de octubre de 2019 sigue siendo muy alto, según señalan las encuestas, aunque el octubrismo esté en desgracia. ¿Cómo se explica esto? Básicamente como una validación de las razones del estallido, aunque ya no se celebren sus expresiones más extremas y violentas. Tres años después, seguimos atrapados entre cierta izquierda que no parece entender el lado luminoso de nuestro desarrollo capitalista -y propone tirar lejos los zapatos, con la excusa de atender heridas -y cierta derecha que exige que agradezcamos por tener zapatos, en vez de reclamar por las heridas. Por eso es razonable seguir el proceso constitucional: no para declarar piadosos derechos de papel o hacer otra cumbre de cosplay identitario, sino para lograr, a nivel de élites políticas, un acuerdo sobre cómo resolver a futuro los desacuerdos de una forma que permita tanto conservar los zapatos como sanar las heridas. (El Mercurio) |
![]() No faltan parlamentarios que se oponen a una nueva Constitución porque, dicen eso ya no resultó. Es claro que resultó en su cometido -proponer al país el texto de una nueva Constitución- y que fracasó en su objetivo, es decir. en que la propuesta fuera aprobada. pero no por ello habría que cancelar una fórmula que concitó casi el 80% de aprobación en un Plebiscito de resultado vinculante y que algunos, tratando hoy de pescar a río revuelto, querrían sustituir ahora por las encuestas que se encargan y hacen en este momento. Ya sé que la humildad y buena fe no son virtudes frecuentes en la política, pero el momento que vive hoy el país parece exigirlas más que nunca. (El Mercurio) |
![]() Solo me sumaría a celebrar el 18 de octubre, si esta experiencia límite que hemos vivido como país sirviera para despertar a los dormidos, a los que 'no viven vigilantes de sí mismos, sabios de su propia esencia' -como dijo alguna vez Jorge Millas-. Porque no es cierto que Chile despertó el 18 de octubre; en realidad entró de un trance hipnótico, en un sueño revolucionario que pudo terminar en pesadilla. Tenemos que reconocer dónde están nuestras grandes grietas intelectuales y políticas, y para eso habrá que entrar en la batalla de las ideas, sin complejos, y erradicar el miedo que ha convertido a muchas universidades en 'universidades canceladas'. Es urgente recuperar la razón y la pasión por lo posible, para competir con la nefasta pasión por lo imposible, que tanto arrastre tiene y que ha destruido tantos países de América Latina. (El Mercurio) |
![]() Uso la analogía con la crisis del Centenario, como es de, por una parte, las élites que si bien siempre son élites, pueden estar más o menos cerca de la situación popular, y discursos e instituciones que hay que organizar de nuevo. Hasta cierto punto, recomponer ese entramado es difícil. Cuando el pueblo va por un lado, y las instituciones, los discursos y las élites por otro, eso es difícil de rearmar. (EmolTV) Hugo Herrera, profesor de Derecho de la Universidad Diego Portales. |